El Madrid es como esa chica

La primera vez que me gustó una chica mis amigos me preguntaban. Por qué ella. Tenía algo. Yo qué sé. El Madrid es un equipo espléndido como tantos otros de la Champions. Con once jugadores, en principio, y un fútbol que nunca destacó por ser el más bonito ni el más vistoso. Tiene algo. Una eliminatoria perdida, por ejemplo. Y de pronto el portero rival, casi tan largo como Courtois, se enreda con el balón y le regala un tanto a Benzema. Tienen algo. Cuando te enamoras de una chica lo que antes veías como un defecto ahora ya casi es lo que más adoras. Los madridistas, de tanto sufrir con los goles en contra, encontraron el amor en las remontadas.

Hace 67 años se fundó la Champions justo en París. Aunque el dato tiene que ser erróneo: la Champions nació después de un triunfo en casa del Real Madrid. Ayer Mbappé sintió la diferencia. Él y Benzema marcaron en realidad los mismos goles, pero solo si juegas para el Bernabéu cuentan de verdad. El Madrid de la primera parte fue un equipo faldicorto. Atacó en tromba y así tuvo que cruzar los dedos en cada contra del PSG. Llegaron vivos al descanso.

La segunda parte arrancó con esperanza, porque es malo sufrir pero es bueno haber sufrido. Los cambios agitaron a los blancos y Benzema culminó el hechizo. El suyo también. El Madrid jugó 20 minutos de película, basada en hechos reales que aún no habían ocurrido. Pero claro que iban a ocurrir. Ya fue tarde cuando el PSG se dio cuenta de que tener mucho dinero no sirve de nada si lo que más quieres no tiene precio.

A Mbappé también le preguntan sus amigos. Tras dominar casi entera toda la eliminatoria de repente pasó una cosa. Se enamoró de la misma chica. Tiene algo.