Rubi y la maldición del cambio de banquillo en el Villamarín
El entrenador del Betis decidió variar la ubicación y no le va nada bien, como ya les ocurrió a los argentinos Héctor Cúper y Carlos Timoteo Griguol.
Nueve puntos en ocho jornadas dejan al Betis en la parte baja de la clasificación justo antes del parón internacional, 15 días nada menos antes de volver a jugar (en Anoeta, nada menos, ante la Real Sociedad) que ponen sobre todo a Rubi en el punto de mira. El técnico catalán ha tomado algunas decisiones controvertidas desde que llegó a Heliópolis, entre ellas la de cambiar el banquillo local del Benito Villamarín de sitio, de la izquierda a la derecha en la banda de Preferencia del coliseo de La Palmera.
Entre las presuntas motivaciones estaría la de colocarse más cerca del juez de línea que se sitúa en esa banda. Dos victorias, dos empates y una derrota contemplan al Betis en sus cinco partidos de local esta campaña (tres de visitante) y eso que ha gozado de un calendario casero a priori no demasiado difícil: Valladolid, Leganés, Getafe, Levante y Eibar. Ha sufrido, eso sí, varias decisiones arbitrales controvertidas por las que se protestó en el seno de Heliópolis.
Lo de variar la ubicación del banquillo tampoco sentó bien a los argentinos Héctor Cúper y Carlos Timoteo Griguol, últimos entrenadores béticos antes de Rubi en hacerlo. Parece haber una maldición con el asunto. El exvalencianista y exmallorquinista apenas duraba 14 jornadas en la campaña 2007-08 pues fue destituido tras una derrota (0-2) ante el Atlético en el Villamarín. Griguol resistiría algo más, 22 partidos de Liga, y el Betis haría dos cambios de técnico (Hiddink y Hadzibegic) antes de caer a Segunda División en aquella campaña 1999-00.
