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Chandler Simpson, el novato de los Rays que podría robar 100 bases en una temporda

La velocidad del jardinero de Tampa Bay podría colocarlo en un club que parecía clausurado

Simpson ha acumulado 206 bases robadas en las Ligas Menores desde el inicio de la temporada 2023.
MARK TAYLOR | AFP
Ariel Velázquez
Especialista en periodismo deportivo con vocación en investigación y en artículos de largo aliento.
Estados Unidos Actualizado a

Chandler Simpson no es un historia efímera de las que ocurren en abril. Es un pelotero que, con menos de un mes en las Grandes Ligas, ha activado un contador estadístico que parecía enterrado desde los ochenta: los 100 robos de base en una temporada.

Seleccionado por los Tampa Bay Rays y promovido al primer equipo en abril de 2025, Simpson representa un tipo de jugador que parecía haber quedado en desuso en la era del slugging y los algoritmos de la inteligencia artificial que conforma los lineups: el velocista con impacto.

En su debut, marcó el tiempo más rápido hacia la primera base tras un batazo al cuadro: 3.9 segundos, un registro que ningún otro bateador ha superado este año. Ese dato describe la principal herramienta con la que puede modificar el desarrollo de un juego.

Simpson no está a la espera del batazo grande. Él mismo genera el desequilibrio desde la caja de bateo hasta el plato.

En ligas menores, su historial es aún más revelador. En 225 juegos entre 2023 y 2024 robó 198 bases, con un porcentaje de éxito superior al 85 por ciento. Ese ritmo, trasladado al nuevo contexto reglamentario de MLB, lo convierte en un caso serio. No es una promesa. Es un problema para las defensivas.

El contexto que favorece al velocista

Las reglas han cambiado, y con ellas, el juego. Las bases crecieron tres pulgadas por lado (de 15 a 18), lo que reduce la distancia efectiva entre ellas. Los lanzadores sólo pueden realizar dos intentos de viraje por aparición de bateador. Y el reloj de lanzamiento obliga a actuar rápido, sin espacio para disimular movimientos.

En otras palabras: los corredores ganaron tiempo.

En 2023, MLB registró más de 3,300 bases robadas, la cifra más alta desde 1987. El juego volvió a moverse. Y en 2025, con novatos como Simpson y equipos que buscan diversificar su producción ofensiva, el robo de base ha dejado de ser un lujo estadístico para convertirse en herramienta táctica.

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Simpson llegó con las condiciones adecuadas: velocidad natural, lectura avanzada de lanzadores, conocimiento de los tiempos. Pero lo que lo hace distinto no es su físico — 75 kilos— ni su origen universitario en Georgia Tech, sino su capacidad para convertir cada pasaporte en un doble automático.

Tampa Bay, un equipo que históricamente saca valor de los márgenes, ha encontrado en Simpson un arma que modifica el guion sin necesidad de batear largo. Su promedio al bate es razonable, pero su OBP cobra más valor cuando se convierte en amenaza desde el primer paso.

No es un perfil tradicional. No tiene poder, no acumulará 100 impulsadas. Pero genera carreras.

En tiempos donde Ronald Acuña Jr. logra un 70-40 (robos y jonrones) y Shohei Ohtani conquistó el 50-50. Simpson representa otra clase de rareza: la de un especialista absoluto en el arte de correr como fue Rickey Henderson.

JugadorTemporadaBases robadasEquipo
Rickey Henderson1982130Athletics
Lou Brock1974118Cardinals
Billy Hamilton1894111Phillies
Vince Coleman1985110Cardinals

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