GASTRONOMÍA

La canción con la que Pablo Iglesias cierra cada día la Taberna Garibaldi en Lavapiés

No habrá día, según el antiguo líder de Podemos, que su local baje la persiana metálica sin el ‘Bella Ciao’ resonando en su interior.

La canción con la que Pablo Iglesias cierra cada día la Taberna Garibaldi en Lavapiés
Gabriel Luengas | Europa Press
Sergio Murillo
Nació en Santa Marta de Tormes en 2001 y creció entre Guadalajara y Badajoz. Amante de la literatura, estudió Periodismo en la URJC. Se estrenó como jefe de Cultura en El Generacional. Ha sido corresponsal para El Estilo Libre y conductor de informativos en Cadena COPE. Entró en Diario AS en 2023 como redactor en Actualidad.
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Se ha escrito mucho acerca de lo bohemio, lo multicultural —quién sabe si herencia todo esto de aquel centro castizo en el que las esquinas y los rincones de Madrid se fusionaban con la magia y la cultura—, de Lavapiés. En el corazón de este barrio céntrico de la capital, subiendo la calle por la que sale el metro, ha venido Pablo Iglesias, inspirado por el espíritu marxista de Karl Kautsky (”las tabernas son el último bastión de la libertad del proletariado”), a abrir la Taberna Garibaldi.

El local se construye bajo una cosmovisión social motivada por principios ideológicos correspondientes a la izquierda política que vienen a desembocar en una cascada de referencias a elementos que, a su vez, conforman el imaginario tradicional —los símbolos y el credo que definen su historia— de la citada doctrina. Vamos, que está lleno de guiños: desde el nombre que ve uno en la entrada, que alude a la Brigada Garibaldi (grupo de soldados italianos que lucharon del lado de la Segunda República durante la Guerra Civil), hasta la canción que escucha cuando se cierra.

La canción con la que Pablo Iglesias cierra cada día la Taberna Garibaldi en Lavapiés
Gabriel Luengas

Puede uno intuir, con algo de agilidad mental, cuál es la melodía con la que se despedirán los parroquianos. Bella Ciao. Desde que fuera empleada en La casa de papel ha resucitado en término mediáticos; poca gente ignora su origen: se trata de una canción popular italiana que tiene su origen en las protestas de los campos de arroz del norte de Italia del siglo XIX y que fue adoptada como himno de la lucha antifascista por los grupos partisanos que formaron la Resistencia contra las fuerzas nazis y contra la República Social Italiana de Mussolini.

En términos geopolíticos, el movimiento partisano guardó simpatía y relación con la Unión Soviética en tanto que fue el propio Stalin quien, el 3 de julio de 1941, llamó por radio a la concentración de un gran movimiento guerrillero para avanzar en el fatídico y sangriento Frente Oriental, dando pie a un levantamiento de diversas Resistencias en numerosos países del centro y este europeo.

La carta, manantial de referencias

No es la única referencia de la taberna. De hecho, la oferta gastronómica es en sí misma una concatenación de ingeniosas invenciones que ponen nombre a cada producto. En el apartado de bebidas alcohólicas puede encontrarse el Fidel Mojito, referencia a Fidel Castro; el Ché Daiquiri, que recuerda al Ché Guevara o el Durruti Dry Martini, en honor al anarcosindicalista Buenaventura Durruti.

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La cocina, como no podía ser de otra forma, mezcla lo mediterráneo con lo italiano; uno de sus platos más polémicos es el No me llame Ternera, que es vegano, y referencia al etarra Josu Urrutikoetxea ‘El Ternera’. Cosas de Lavapiés.

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