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La nueva vida de Simba, el hijo de Jesús Calleja al que abandonaron con 11 años: “Estaba lleno de heridas”

En una de las últimas entregas de ‘Universo Calleja’, el joven contó su historia y cómo pasó de sufrir el rechazo de su pueblo a ser adorado ahora.

La nueva vida de Simba, el hijo de Jesús Calleja al que abandonaron con 11 años: “Estaba lleno de heridas”
Daniel Pérez G.
Nació en Madrid en 1998. Licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la UC3M. Entró en Diario AS como becario de Actualidad en 2020, aunque también ha pasado por las secciones de Directos y Más Deporte cubriendo algún evento de ajedrez. Desde agosto de 2022 escribe en Tikitakas.
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El vínculo de Jesús Calleja con Nepal es de lo más intenso. Y no solo porque cualquier montañero adora el que es uno de los países con más retos del mundo, sino porque allí viven dos de sus hijos adoptivos desde hace más de veinte años: Ganesh y Simba. El aventurero y presentador de televisión los adoptó a principios de los 2000 y su historia con el país es de lo más emotiva.

Las últimas entregas de ‘Universo Calleja’ se han emitido desde el país asiático. Allí se ha llevado a sus invitados: Omar Montes, TheGrefg, Antonio Orozco y Ágatha Ruiz de la Prada y, aprovechando la visita, les ha querido presentar a uno de sus hijos: Simba. Pero, no sin antes contarles la historia tan terrible como emocionante que tiene detrás.

“Tres valles más allá está el Valle de Rolwaling, el más aislado de todo Nepal. Yo llevaba varios días de exploración por allí y notábamos que alguien nos seguía. Me empecé a mosquear y nos organizamos para atraparle”, les contó. El individuo que andaba detrás de ellos era Simba, “un crío de 11 años, lleno de heridas, olía que apestaba y no hablaba nepalí”, relató.

El pequeño Simba huía (paradójicamente, como en la película de ‘El Rey León’) de su pueblo. Su madre había muerto y su padre, que quería casarse con otra mujer, debía abandonarle y echarle del lugar donde vivían. “Vivía en el bosque. Decidimos bajarle a Katmandú y años después le preparé con masajistas para que montara una clínica modesta”.

Por suerte, todo fue bien y Simba se convirtió en una persona muy preparada. No obstante, el terremoto de Nepal dificultó mucho las cosas, pues destruyó por completo el pueblo del que Simba era oriundo. “Me llamó y me preguntó si podía hacer algo. Con Bisbal conseguimos cinco camiones llenos de material para reconstruir las 170 casas, la escuela y el monasterio. Nos sentaron en una especie de trono y paré todo el acto para decirles: ‘Estamos aquí por un niño al que expulsasteis del pueblo. Si no me lo hubiera encontrado no tendríais una nueva vida por delante‘”, recordó Calleja.

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El padre biológico, que todavía vivía, “lloraba como jamás he visto llorar a nadie”. Le besaba los pies a su hijo en señal de perdón. Un perdón que, aunque ha llegado, todavía le duele a Simba. “Es lo más doloroso para él”, le explicaba a Orozco Calleja. Años después, como hizo Simba (el león), el joven ha conseguido ser profeta en su tierra y no se hace nada en el pueblo sin su visto bueno. “Vive en la mejor casa, se casó con la profesora y tiene dos niñas maravillosas”, terminó el montañero, visiblemente orgulloso de su hijo.

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