¿Por qué no Modric?


Seguramente no sea, pero Modric persevera en coleccionar méritos para ser titular en el derbi. La titularidad del croata no debe pasar por la cabeza de Ancelotti viendo que otra vez completó todo el partido, aunque cada vez cuesta más entender la cabezonería del técnico en este caso. El Madrid es otro con Modric, incluso Tchouameni es otro con él a su lado. Fueron los dos mejores jugadores de largo en otra tarde en la que el equipo blanco jugó con fuego y se tiró todo el segundo tiempo a merced del valiente Rayo de Iñigo Pérez. Mbappé y Vinicius se volvieron a desconectar en el plano defensivo y el Madrid perdió la posesión para acabar con cinco centrocampistas sin control ninguno. Tan crudo lo vio Ancelotti que fue quitando nombres (Rodrygo, Mbappé y Bellingham) para poner pulso y piernas (Valverde, Camavinga y Brahim). No se entiende la displicencia con la que se desempeñó el Madrid, que tuvo la fortuna de encontrarse un rival que venía muy afeitado por tanta baja, aunque no se apeara en ningún momento de su atrevido estilo. El Rayo se ganó un empate que no alcanzó porque antes Modric, con la inspiración puntual de Vinicius y Mbappé, se lo había puesto todo cuesta arriba.
El jugador croata estuvo otra vez inmenso. Al igual que sucedió en el derbi del Bernabéu, no fue casualidad que bajo su presencia Tchouameni agradara. Ambos jugaron a diferentes alturas, se repartieron los roles en la salida de balón y trabajaron con oficio en la faena defensiva. Es más, el centrocampista francés verticalizó más el juego cuando vio la opción y se atrevió a arrancar en conducción. A partir de ahí, con Modric espléndido en la distribución, el Madrid descosió la presión del Rayo y halló con espacios a su tridente de ataque en la carrera. Los dos goles nacieron de la cabeza del futbolista croata en un Madrid que empezó mejor puesto y acabó abrumado por la tenencia rayista. Algo pasa en un equipo que se enchufa o se desenchufa en función de los partidos o, incluso, según qué tramos de encuentro. Vinicius y Mbappé tienen mucha culpa de relajarse en exceso, pero aun así Ancelotti no encaja una estructura que sufre demasiado en bloque alto, medio o bajo. Es por eso que el hilo creativo y posicional de Modric, pese a los muchos años que dice tener su partida de nacimiento y niega su despliegue, se hace todavía muy importante para que el Madrid ejerza como equipo. En el derbi del Metropolitano, según parece, le tocará otra vez esperar en el banquillo.
La construcción

Tchouameni corta el balón y le da salida por dentro conectando con Mbappé. Modric está a otra altura y continúa la jugada para asociarse con Vinicius, que encuentra la ruptura del delantero. Todo tuvo sentido.
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