Míchel está en lo cierto con la picaresca del Rayo

Acusación y pruebas
El regreso a Vallecas de Míchel, el orgullo del barrio, se vio ensombrecido por una fea polémica en la que no le faltaba la razón. Después de la derrota, el entrenador del Girona denunció las pérdidas de tiempo del Rayo en el tramo final del partido. Apenas se jugó, con Batalla, líder en estas lides, abusando de la paciencia rojiblanca. En su acusación, Míchel exculpó a Iñigo Pérez y a su cuerpo técnico y dirigió el dedo hacia la directiva. “Esa actitud no es del cuerpo técnico, viene de más arriba, aunque el que comete el error de hacerlo es Batalla. Me refiero a la directiva, a mí ya me lo hizo”, sostuvo el técnico. Raúl Martín Presa se dio por aludido y, al margen de las cuitas pendientes entre ambos, hay datos que avalan, en parte, la postura de Míchel. El Rayo-Girona tuvo un tiempo efectivo de 56:08 minutos y el descuento se alargó hasta el minuto 99. El balón estuvo en juego algo más del 56% del tiempo, un registro por encima de la media del Rayo, pero que tuvo mucho que ver por cómo fue el desarrollo del partido que obligó a la remontada al equipo franjirrojo. Fue dar la vuelta al marcador, enfilar los últimos pasajes del encuentro y empezar a ver a Batalla o Mumin recurrir de forma exagerada a la picaresca. Independientemente de quien sea la orden, la realidad es que el promedio de tiempo efectivo de los duelos del Rayo este curso se sitúa en 52:09 minutos, una media que solo Getafe y Alavés empeoran. Por poner en contexto, los partidos del Girona se van hasta los 59:11 minutos, el tercer dato más alto de la categoría. Un baile de cifras que da la luz a la recriminación de Míchel, pero que tampoco empaña el exitoso recorrido del Rayo. El equipo de Iñigo Pérez es ejemplo en muchas cosas.
El jefe del área
Una victoria tan celebrada como la del Betis en Mallorca revela el momento de contrariedad que planeaba sobre el club verdiblanco. El gol de Bakambú alivia su incertidumbre, la propia y la colectiva, y redibuja las aspiraciones de ambos. Sin lugar a equívoco, tal resultado no se hubiera dado sin la contribución de Diego Llorente (31 años). El central tuvo varias intervenciones destacadas, como el centro que cortó de Mojica en la primera parte o la acción final en la que rechazó el remate de Raíllo. Con aplomo y consistencia, su actuación transmitió la mejor de las sensaciones, certificadas también por la estadística, con sus ocho despejes y otras tantas recuperaciones. Es un detalle que pone en valor el partido de un Diego Llorente que se ha convertido, de largo, en el central más importante del Betis. Tanto en términos económicos como por el trasfondo deportivo, su fichaje ha respondido con creces a las expectativas.
Voluntad sin premio
La igualdad del fútbol español, a diferencia de lo que se escucha muchas veces, se reafirma en cada jornada de la competición. Esta vez, como ya hizo ante Barcelona y Atlético, se encargó de recordarlo el Leganés, el gran aliado del Madrid, con su notable concurso en San Mamés (0-0). Y por el Athletic no quedó nada. El equipo de Valverde llegó a centrar hasta en 47 ocasiones. Esa perseverancia sin fortuna también la sufrió el Sevilla, que chocó contra el muro del Espanyol. Los de Pimienta sumaron 25 remates, pero no pudieron pasar del empate y gracias al buen gol de Badé. En esta Liga todos lo intentan y cada partido es una historia distinta.
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