La Santísima Trinidad ha iluminado al Girona
El miedo al descenso fue real y palpable, pero en momento de necesidad aparecen los elegidos: Míchel, Portu y Stuani.


El Girona ha mutado tanto esta temporada que empezó siendo un lobo y ha acabado por convertirse en un cordero. Tan cerca vio el abismo el bloque gerundense que el miedo al descenso a Segunda fue real y palpable por culpa de las 11 jornadas que estuvo sin ganar. Pero en momentos de flaqueza y necesidad ahí aparecen los elegidos. Algunos brillan y otros se dedican a hacer un trabajo más oscuro, pero en definitiva es fácil distinguirles. Y en el Girona son, como (casi) siempre, Míchel, Portu y Stuani. La Santísima Trinidad porque Míchel es claramente el padre de todo el proyecto, Portu el hijo y Stuani el Espíritu Santo.
Este domingo, Montilivi cerrará una temporada que se ha hecho eterna. Pintaba a histórica y repleta de alegrías, pero la disputa de la Champions League, suena fuerte, ha traído más contras que pros. Se han visto las costuras de una plantilla que necesitará reestructurarse de cara al próximo curso en Primera -el sexto de toda su historia- y que este próximo verano, seguro, vivirá muchos cambios porque han habido jugadores que han rendido muy por debajo de lo esperado. Tocará mirarse a la cara, hacer autocrítica y ver qué ha fallado. Porque, en muchas cosas, se ha fallado. De ello no habrá problema porque tanto Míchel como Quique Cárcel, director deportivo, van siempre de cara. A partir de las 16:00 arrancará un nuevo Girona.
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