Iñigo Pérez, mucho más que un heredero
El técnico navarro hace volar al Rayo y a su propia proyección gracias a la intensidad y la valentía.


Nuevo maestro
La histórica temporada del Rayo Vallecano, que va camino de ser la mejor de su historia, apunta directamente a Iñigo Pérez. El joven entrenador, de apenas 37 años, tenía que lidiar con el exitoso pasado reciente de Andoni Iraola, del que fue su segundo en el banquillo, pero ha cumplido con creces a través de una desinhibida propuesta que tanto bien genera en la Liga. El Rayo es un equipo valiente y vertical, que oficia con entusiasmo y bajo un ritmo altísimo. Juega como entrena, según cuentan quienes conocen a Iñigo Pérez. Su discurso en el campo coincide con el de la sala de prensa. Tras vencer en Las Palmas con el gol de Álvaro García, el entrenador franjirrojo reconoció que el objetivo había cambiado y que Europa ahora no resulta una quimera. Nunca lo ha sido por cómo ha competido el Rayo todo el curso. Se trata de uno de los equipos de mayor bagaje ofensivo, que ahoga a los rivales y descodifica los partidos a partir de una presión intensa. De ahí que se destaque, solo por detrás de Barcelona y Real Sociedad, en la métrica avanzada de PPDA (pases permitidos al rival por acción defensiva propia) con 10 puntos, además de ser también el segundo conjunto, únicamente rebasado por el Athletic, que más recuperaciones suma con 1.806. El Rayo ha acortado las teóricas distancias con el resto por predicar un fútbol atrevido y singular, con un entrenador que es mucho más ya que el heredero de Iraola. Ha acabado con todos los prejuicios y puede que su techo sea igual de alto que el del hoy técnico del Bournemouth.
Crédito ganado
Del potencial futbolístico del Villarreal, además de la labor incuestionable de Marcelino, otro de esos entrenadores que marcan la diferencia, da cuenta la entidad de los nombres de su plantilla. Entre tanto ilustre, suele pasar desapercibida la figura de Santi Comesaña. A sus 28 años, este olvido de la crítica resulta imperdonable. El centrocampista se ha erigido en una pieza clave en el funcionamiento del equipo amarillo. Lo es porque se desempeña con personalidad y juicio en todos los registros del juego. Es un motor físico, comprometido en la recuperación —ocho robos en esta jornada ante el Girona—, que además actúa con pulcritud e inicia las transiciones del Villarreal. Su trabajo deja huella, aunque él no se dé importancia y sus méritos queden en un segundo plano. Comesaña es la clase de jugador que transmite una sensación de solvencia estupenda en todo lo que hace.
Los duelos
Cuando uno se juega la vida, se debe notar sí o sí. El Leganés lo consiguió desde el primer instante en su victoria imprescindible contra el Espanyol. Fue un equipo más intenso y poderoso en las disputas individuales, que sacó de punto al bloque perico. La presión de Cissé en el 1-0 escenificó el subidón de energía y la máxima atención con la que los locales afrontaron el compromiso. Para entender el alcance de su vigor, basta con mirar el porcentaje de duelos ganados en el primer tiempo, que superó el 66%. La cifra explica por qué solo hubo un equipo antes del descanso. Aun así, el Leganés se mantiene como el farolillo rojo de la competición en este apartado estadístico, con un 43%. Queda claro que existía un claro margen de mejora que el equipo de Borja Jiménez alcanzó frente al Espanyol y al que ahora está obligado a dar continuidad si quiere aferrarse a Primera. Nada está dicho en la apurada pelea por la salvación.
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