Foto de fin de curso con Raúl al fondo
Ante el Sevilla abundaron canteranos. Su valedor es su técnico, con el que no se contó para el relevo del italiano
Los finales de temporada suelen ser reveladores del estado de los equipos, de pronósticos cumplidos y no cumplidos, las previsiones a corto y medio plazo, la situación institucional en los clubes y el largo etcétera que, por ejemplo, se plasmó en el Sevilla-Real Madrid, donde los aficionados locales descontaron el partido en favor de una protesta masiva que ahonda todavía más en el conflicto interno del club.
Mientras el equipo, de nuevo decepcionante esta temporada, se batía con coraje en una situación de extrema debilidad —dos jugadores expulsados, uno en el comienzo del encuentro, el otro en el arranque de la segunda parte—, la hinchada prefirió enzarzarse en las cuitas que han convertido al Sevilla en un avispero. La fotografía del último partido en el Sánchez Pizjuán profundizó en una crisis que viene de largo y encuentra la manera de envenenarse cada vez más.
El Madrid tardó más de una hora en obtener provecho de su ventajosa situación. Se pareció al espeso equipo que no ha despegado esta temporada, a pesar de su colección de estrellas, encabezadas por Mbappé. Marcó con un derechazo que obliga a recordar sus extraordinarias cualidades. Terminará como pichichi del campeonato, pero sus goles no han llevado al Madrid a las cotas previstas. Año sin títulos en contra de todas las previsiones.
Hace un año, el Madrid ganó la Liga y la Champions en unas circunstancias peculiares. Mbappé había preferido continuar en el PSG y se atisbaba un año de transición, sin Benzema, que abandonó por sorpresa el club para alistarse en el fútbol saudí. El fichaje de Bellingham tuvo un rédito sensacional. El centrocampista inglés nunca había marcado más de 10 goles en la Bundesliga, pero en España superó la veintena. Donde no llegó Bellingham, alcanzó con Joselu, un excanterano que tardó más de 10 años en regresar al club, en condición de cedido de última hora, cedido por el Espanyol, recién descendido a Segunda División.
Pocas veces se habrá sentido más satisfecho el Real Madrid de una operación que, en principio, solo pretendía limitar los daños de los casos protagonizados por Mbappé y Benzema. Joselu rindió de maravilla, especialmente en la remontada frente al Bayern que significó una nueva presencia del Madrid en la final de la Copa de Europa. Se le ha echado de menos esta temporada. En la plantilla no ha existido un delantero de sus características.
El Madrid de la anterior temporada se distinguió por su eficacia colectiva. No dependía de nadie en concreto porque todos se esforzaron en la faena, algo que no ha sucedido esta vez. Sin Kroos le ha faltado dirección. Vinicius, Bellingham y Mbappé (segundo, tercero y quinto en la última edición del Balón de Oro) no han conectado como se esperaba, hasta el punto de parecer disociados en muchos partidos, problema que Xabi Alonso tendrá que corregir con rapidez.
Frente al Sevilla abundaron los jóvenes de la cantera, apenas vistos hasta ahora. Nadie sabe cuál es su techo. La mayoría tendrá que demostrar sus cualidades y ganarse la vida en otros lugares. Es la política del club desde hace años y no hay visos de cambio. La cantera ofrece un buen rendimiento económico al Madrid, pero su aportación en el ámbito futbolístico es muy escasa. Cuando tienen oportunidades funcionan. Asencio lo ha demostrado.
En su penúltimo partido al frente del equipo, Ancelotti dedicó un elogio a Raúl, de quien destacó su capacidad para mejorar a sus jóvenes futbolistas. El técnico italiano no da puntada sin hilo. Las palabras de Ancelotti resuenan más que nunca en el clima de silencio absoluto que el club ha instaurado alrededor de Raúl en los últimos seis años.
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