Opinión

Esperando a Guardiola

Real Madrid's Brazilian forward #11 Rodrygo (C) celebrates with Real Madrid's English midfielder #05 Jude Bellingham (L) after scoring his second goal during the UEFA Champions League, league phase - matchday 8 between Stade Brestois 29 (Brest) and Real Madrid CF at the Roudourou Stadium in Guingamp, north-western , on January 29, 2025. (Photo by Damien MEYER / AFP)
DAMIEN MEYER | AFP
Tomás Roncero
Nació en Villarrubia de los Ojos en 1965. Subdirector de AS, colaborador del Carrusel y El Larguero y tertuliano de El Chiringuito. Cubrió los Juegos de Barcelona 92 y Atlanta 96, y los Mundiales de Italia 90, EE UU 94 y Francia 98. Autor de cuatro libros: Quinta del Buitre, El Gran Partido, Hala Madrid y Eso no estaba en mi libro del Real Madrid.
Actualizado a

Noche mágica. Les confieso que me lo pasé bomba, como si fuese un niño pequeño, en el excitante Carrusel de la SER edición especial Champions. Una locura de goles, alternativas, cambios de emparejamientos y un vaivén de cambios entre los futuros rivales que obligaron al bueno de Jorge Escorial a hacer álgebra para informarnos de cada variación al segundo. Llegamos a ver al City de Guardiola eliminado, al Barça primero de la fase liga gracias a Lamine y al Girona despidiéndose con la cabeza alta de su sueño europeo. Pero entre tantas emociones y saltos en el vacío clasificatorio, mi Real Madrid cumplió con el trámite de Guingamp con un triunfo aseado que tuvo acento brasileño. Rodrygo ‘Goles’ volvió a presentar sus credenciales ante la nueva ausencia del sancionado Vinicius. Por la izquierda dio otra master class y se reivindicó ante ese tridente que ocupa la cima del star system. Rodrygo asumió el papel goleador que esta vez le faltó a Mbappé y firmó un doblete espléndido, especialmente en el 0-1 con una acción de crack. Bellingham también dejó su sello goleador tras una gran jugada de Lucas Vázquez y así certificó el equipo de Ancelotti su segundo 0-3 en cuatro días. Las dudas se siguen despejando y el vigente campeón de Liga y de Champions sigue demostrando que en esta segunda parte de la temporada puede acabar haciendo cumbre.

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Benditos dieciseisavos. Pensarán muchos de ustedes que voy de farol, pero les prometo por lo más sagrado que soy feliz por haber evitado estar directamente en el cruce de octavos. No me he vuelto loco. Analicemos la situación. En la semana del 11 al 19 de febrero Europa entera va a hablar de los dos partidos que disputarán los hombres de Ancelotti, sobre todo por ese encuentro de vuelta en el Bernabéu que nos mostrará un lleno a reventar, con el consiguiente taquillón y reforzamiento de la fuente de ingresos (encima, los euroabonados gozarán de un partido más: cuando pagaron en verano no lo tenían previsto). El Madrid volverá a copar el share de pantalla, social y televisivo. Todos los medios estaremos hablando durante esas dos semanas de esa apasionante eliminatoria. El Madrid, una vez más, estará en el centro de la escena mediática y futbolística. Mientras, el Barça y el Atleti estarán fuera de plano, postergados a unos octavos de final que les dejan fuera del circuito de Champions hasta marzo. Si hubiese sido una estrategia de marketing del Madrid no podría haber salido mejor. Ustedes me dirán: ¿Y si la tropa de Ancelotti sufre un fiasco y queda eliminada en este cruce? Respuesta fácil. Esto es Europa, esto es el Madrid y la vuelta se juega en el santuario del Bernabéu. El problema lo tienen el City o el Celtic, que saben que lo tienen crudo para derrocar al Rey. A mí no me baja la autoestima madridista jugar los dieciseisavos. Al contrario. Los jugadores estarán activados esas dos semanas y así no se relaja nadie en Valdebebas. Más que un castigo, es un maravilloso premio...

Mucho mérito. irable el esfuerzo de gente como los peñistas de La Gran Familia. O vikingos irables como Adrián, de Villar del Olmo, que junto a Miguel y Patricia sufrió una epopeya. Desde las seis de la mañana estaban puntuales en Barajas y luego los tuvieron nueve horas tirados en el Charles de Gaulle de París sin que les explicaran el retraso de su vuelo. Llegaron a Brest pasadas las 20:00 y el coche alquilado se lo habían anulado. No pudieron ir a Guingamp y se conformaron con ver el partido desde un pequeño bar de Brest. Tremendo... Y el triunfo va también por esos centenares de valientes que desafiaron el frío y la lluvia de Guingamp para animar sin desmayo al equipo de su corazón. Madridistas de bandera.

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