OPINIÓN

España no teme a nadie

Aguas bravas para ellas, agua mansa para ellos. Eso es lo que deparó el sorteo olímpico a las selecciones españolas que este verano lucharán por el oro en los Juegos de París...

SEVILLA, 28/02/2024.- La centrocampista de la selección española, Jenni Hermoso (c), levanta el trofeo durante la celebración por el triunfo ante Francia en la final de la Liga de Naciones Femenina, este miércoles en el Estadio de La Cartuja en Sevilla. EFE/Julio Muñoz
Julio Munoz
Héctor Martínez
Nació en Madrid en 1969. Licenciado en Ciencias de la Información (Periodismo) por la Universidad San Pablo CEU. Entró en el Diario AS en 1991. Hasta 2017 ejerció como redactor en las secciones de Baloncesto, Cierre, Más Deporte, Fútbol y Motor. En 2016 es nombrado redactor jefe de la sección de Motor. Desde 2017 es subdirector del diario.
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Aguas bravas para ellas, agua mansa para ellos. Eso es lo que deparó el sorteo olímpico a las selecciones españolas que este verano lucharán por el oro en los Juegos de París. Hace nada, anteayer como si dijéramos, el fútbol era un plato menor del programa olímpico. Hace un suspiro, los Juegos de Tokio sin ir más lejos, el sorteo de la competición masculina era el único que nos hacía seguir con interés en qué bol de cristal caía cada bolita. Hasta hoy. Hasta esta tarde, en París, cuando la Selección española femenina ha entrado en la historia olímpica gracias a los éxitos que la sitúan como primera del ranking FIFA. Queremos más.

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En ese torneo femenino, España acudía al sorteo como el coco, qué bien suena oír eso, el rival a batir tras el Mundial conquistado el pasado verano y la Nations League ganada este febrero en Sevilla. Japón, Brasil y el primer clasificado de África (Nigeria o Sudáfrica) serán nuestras rivales. ¿Grupo de la muerte? Da igual. El condicionante de no compartir grupo con una selección de tu propia confederación apenas altera el viaje; por ejemplo, en el Bombo 2 esa norma te libra de jugar con Alemania, pero te pone en tu camino a Japón, que nos derrotó por 4-0 en el Mundial. Lo dicho: las de Montse Tomé se han ganado el respeto mundial y esa es la mejor inyección de confianza con la que aterrizar en París.

En el torneo masculino las bolas aventuran tranquilidad al menos en la primera fase. Una suerte pues el miedo lo representaba Argentina, país en el que saben jugar al fútbol incluso los que no saben y con el picante añadido de si Messi querrá hacer un último servicio a la patria. Pero serán Egipto (¿irá Salah?), República Dominicana y el segundo clasificado de Asia, aún por desvelar, quienes conformen el grupo C de una competición cuya primera preocupación será la de conocer qué jugadores podrán ser convocados por Santi Denia. Con tal saturación de calendario, con una Eurocopa cerca y tantas jóvenes promesas con peso propio en clubes de primer nivel, véanse Lamine Yamal, Pau Cubarsí o Nico Williams, la entidad de nuestros rivales se antoja el menor de los problemas.

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