OPINIÓN | JUAN GUTIÉRREZ

El peso de la historia

El rugby proyectaba una inédita final entre Irlanda y Francia, un nuevo orden mundial roto en cuartos por el poder de dos clásicos: Nueva Zelanda y Sudáfrica.

Los jugadores de Francia se retiran cabizbajos del estadio de Saint Denis tras caer ante Sudáfrica en los cuartos de final del Mundial.
TERESA SUAREZ
Juan Gutiérrez
Subdirector de polideportivo. Ha desarrollado toda su carrera en AS desde 1991. Cubrió dos Juegos Olímpicos, siete Mundiales de ciclismo y uno de esquí, 12 veces el Tour y la Vuelta, seis el Giro… En 2007 fue nombrado jefe de Más Deporte, puesto que ocupó hasta 2017, cuando ascendió a subdirector en las áreas de Motor, Baloncesto y Más Deporte.
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El rugby proyectaba un nuevo orden en el presente Mundial, iluminaba una inédita final entre dos países que llegaban lanzados, por resultados y calidad, que acariciaban una ocasión histórica para levantar la Copa Web Ellis por primera vez. Irlanda llegaba como primera del ranking de World Rugby y vigente campeona del VI Naciones, con 13 victorias consecutivas que se convirtieron en 17 tras la fase de grupos, varias frente a las principales potencias del oval. Al otro lado, Francia encaraba la oportunidad de brillar ante su público, había preparado su Copa del Mundo a conciencia, con un presupuesto extra y un grupo motivado en torno a su líder Antoine Dupont. El Trébol y el Gallo llevaban meses desplegando un juego vistoso que merecía un duelo único con el máximo trofeo en liza. Pero en paralelo a ese pronóstico, a ese deseo, había voces que advertían sobre el peligro de los clásicos, el pedigrí ganador que reaparece en los escenarios sublimes: las tricampeonas Nueva Zelanda y Sudáfrica, a las que el sorteo cruzó en cuartos con las dos soñadoras aspirantes.

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Esos cruces decidían el futuro del Mundial. El viejo orden contra la frescura. Y se impuso el peso de la historia. Irlanda, que no ha pisado nunca unas semifinales, sucumbió ante los All Blacks, que han disputado ocho de nueve. Francia, que sí ha caminado seis veces por ese alambre, cayó ante la vigente campeona, menos talentosa, pero con más oficio. Fue un fin de semana bañado en lágrimas, especialmente del anfitrión. ‘Para llorar’, tituló L’Équipe. Ahora vienen las semifinales. El viernes: Nueva Zelanda contra Argentina. El sábado: Sudáfrica contra Inglaterra, otra asidua en las rondas decisivas. La Rosa, el único equipo del Hemisferio Norte en el palmarés triunfal, completa el incontestable poder del clasicismo. Si los Pumas no lo evitan, y no creo que lo hagan, ganará uno de los de siempre. Por algo será.

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