El eterno baile de Isco

Pellegrini se llevó a Isco a Málaga cuando era un niño y supo de forma inmediata que estaba destinado a hacer historia en el fútbol. Nadie reina tantos años en el Real Madrid por casualidad. El malagueño asumió galones desde que llegó al Betis y Pellegrini volvió a convertirlo en su bandera. Ante el Madrid aceleró, pausó y decidió que el duelo sería suyo. Con cada control. Con cada gesto. Con cada conducción.

El triunfo ante el Real Madrid confirma que algo cambió en este Betis que sigue dirigiendo con maestría Pellegrini. Quizás fue la luz de Antony. Tal vez la aparición de un niño de 19 años capaz de conmover al Villamarín tras provocar un penalti que sabe a oro. El Ingeniero hace cuentas porque Europa vuelve a llamar a su puerta una vez más. Y quizás en esta ocasión tenga más argumentos que nunca.

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