El director de orquesta
Por mucho fútbol que siga teniendo su cabeza, sus piernas y sus pulmones ya no le acompañaban en el desempeño de esas magníficas ideas.

Con el adiós de Modric nos quedamos sin uno de los mejores centrocampistas que han pasado por la Liga española, un futbolista único, histórico, maravilloso, pero al que ya le tocaba salir. Pensar que se puede ser el director de juego del Real Madrid con 40 años es una quimera. Por mucho fútbol que siga teniendo su cabeza, sus piernas y sus pulmones ya no le acompañaban en el desempeño de esas magníficas ideas. Su trayectoria deja un perfume de maestro que ahora se echará de menos en el césped del Santiago Bernabéu, por sus compañeros, por el entrenador y por el público.
Esa es una de las incógnitas del nuevo equipo blanco, ¿quién va a llevar la manija del próximo Madrid? A la espera de que Xabi Alonso nos muestre sus ideas, la plantilla tiene un nutrido grupo de futbolistas para jugar en el medio: Valverde, Tchouameni, Camavinga, Ceballos, Bellingham, Güler, Brahim... Pero nadie ha podido este año con la responsabilidad de hacer fluido el juego, de dominar el tiempo del partido, de tener en la cabeza el mapa del campo y saber dónde estaban los puntos débiles del rival y, además, de convencer a tus compañeros de que te sigan en tu mando. Eso sólo lo pueden hacer los que tienen ese fútbol en su cabeza y no hay muchos. Va a ser clave comprobar si el entrenador necesita uno así o si tiene un plan alternativo para adaptarse a los recursos que tiene.
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