Opinión

El campeón se rompe

El tercer accidente de Jorge, esta vez más grave, pone en cuestión la normativa que impide a los pilotos entrenar sobre sus monturas fuera de los test oficiales.

Jorge Martín, en el box de Aprilia.
Juan Gutiérrez
Subdirector de polideportivo. Ha desarrollado toda su carrera en AS desde 1991. Cubrió dos Juegos Olímpicos, siete Mundiales de ciclismo y uno de esquí, 12 veces el Tour y la Vuelta, seis el Giro… En 2007 fue nombrado jefe de Más Deporte, puesto que ocupó hasta 2017, cuando ascendió a subdirector en las áreas de Motor, Baloncesto y Más Deporte.
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Jorge Martín, el defensor de la corona, salió de su primer gran premio de la temporada 2025, en Qatar, con once costillas rotas. Y dando las gracias de que las consecuencias no hayan sido mayores. Las pruebas médicas posteriores descartaron problemas en el cerebro y en la columna, para alivio de la comunidad de MotoGP, y en especial para Fabio di Giannantonio, el piloto que colisionó con el español. La puja era por la decimosexta posición, ni siquiera había puntos en juego en ese momento. Martín intentaba acoplarse a su nueva Aprilia en un curso acelerado, después de haberse perdido la pretemporada y las tres primeras citas mundialistas por culpa de otras dos caídas.

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El tercer accidente de Jorge, esta vez más grave, pone en cuestión la normativa que impide a los pilotos entrenar sobre sus monturas fuera de los test oficiales. Tiene que haber excepciones para casos como el protagonizado por el madrileño, que regresó la pasada semana a la competición sin apenas o con la moto, con el consiguiente riesgo. Y más conociendo ese peculiar carácter de los pilotos del Mundial, propensos a regresar precipitadamente a las carreras. Está en su ADN. Ahora habrá que ver cuándo vuelve Martinator al Campeonato, pero sobre todo en qué condiciones físicas, mentales y técnicas. La moto sigue siendo una gran desconocida para el vigente campeón. Quizá sea oportunista decirlo, pero seguramente nada de esto hubiera ocurrido si el actual dorsal 1 hubiera continuado en el seno de Ducati, sobre el mismo asiento que le elevó a lo más alto. Pero ya no hay marcha atrás, de poco sirven los lamentos. Así que solo queda desearle una feliz recuperación. No necesariamente rápida, pero sí feliz. Y que esta última caída de Losail sea el final de su mala racha.

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