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Entrevista

Javier Alcázar: “Los estudios dicen que más o menos el 30% de la población tiene alguna dificultad de comprensión lectora”

Desde personas con discapacidad intelectual hasta personas mayores o extranjeras. Conversamos con Javier Alcázar, un hombre que decidió hacer accesible algo tan esencial y bonito como la lectura.

Javier Alcázar:  “Los estudios dicen que más o menos el 30% de la población tiene alguna dificultad de comprensión lectora”

Hablar de Lecturia es hablar de libros, cultura, viajes a mundos extraordinarios… pero, sobre todo, de accesibilidad e inclusividad, de historias que conectan con todos los lectores sin barreras, de conocimiento al alcance de cualquiera y de la magia de los libros como puentes hacia nuevas experiencias.

Y todo esto tiene como creador a una persona modesta, profundamente amable, risueño, y, sobre todo, un amante de la lectura y de la ayuda al necesitado.

Javier Alcázar nos recibe sonriente en la librería Celama, en el número 93 de la calle Ramón de la Cruz en Madrid; una librería preciosa que hace honor al realismo mágico de Luis Mateo Díez y abierta por Andrea Reyes quien, aparte de librera, es ilustradora de algunos de los títulos de Lecturia.

Hoy conversamos con ambos en un entorno que transmite vibras de cuento de los Hermanos Grimm sobre una de las iniciativas (y realidades) más bonitas del panorama literario actual.

Buenas tardes, Javi. Cuéntame un poco cómo surge este proyecto.

Javier: Yo durante un tiempo fui librero y trabajé en el mundo del libro, que me apasiona. Luego me retiré de ello porque estudié Trabajo Social y he sido profesor de personas con discapacidad durante casi diez años en un proyecto dentro de la universidad, y allí me di cuenta de que, con lo que me gusta leer y lo que me gustan los libros, que mis alumnos no leían. Y esto sucedía normalmente porque no había nada adaptado a lo que ellos necesitaban. Bueno, pues de repente descubrí una cosa que se llamaba “Lectura fácil” y vi que había un congreso en Baeza en verano. Me fui a Baeza sin conocer a nadie. Me enteré de lo que era la lectura fácil y me fascinó porque veía como la posibilidad de mezclar mis dos vocaciones: el mundo del libro y la parte social.

Andrea, ¿cómo abordas la ilustración de un libro adaptado?

Andrea: Lo que procuro es tener primero la información del libro completo para tener la más información posible; desde el argumento, el estilo, el tono y una vez que tengo esa información y tengo más o menos las primeras imágenes que me vienen, lo que hago es hacer yo esa adaptación mentalmente de cómo quedaría mejor esta historia para este tipo de público.

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¿Y cómo decides el estilo artístico y la técnica?

A: En realidad no he buscado tener un estilo concreto, aunque sí que tengo referentes y he ido viendo qué técnicas se me pueden dar mejor o peor… También depende del encargo, ver qué se adecua más un estilo a otro. Lo que pasa es que esa es una cosa que te va viniendo a ti, porque tú a lo mejor te puedes forzar a hacer una cosa que no te sale.

Javier, ¿Cómo es el proceso de creación de este tipo de títulos? ¿Cuál es el punto inicial? Y a partir de ahí, ¿cómo se trabaja un título adaptado?

J: Vale. Hay, digamos, dos procesos: por un lado, está propiamente el proceso de adaptar a lectura fácil el cual es una metodología que está estandarizada y que tiene un montón de pautas, tanto de formato, de cómo disponemos el texto en la hoja de lenguaje y de qué tipos de construcciones podemos utilizar o no; de contenido, también, de cómo seleccionamos y organizamos la información. Hay que conocer muy bien la metodología de lectura fácil para poder adaptar literatura. Y luego está la otra parte, que es más un proceso puramente editorial, digamos, de cómo seleccionar qué títulos adaptas y qué títulos no. En general, creo que una de las pocas ventajas que tiene ser un editor pequeñito es que el criterio puede ser solo que a ti te guste ese libro y ya está.

El tema de derechos… ¿Cómo se gestiona? Es decir, ¿puedes adaptar cualquier título que tú consideres que se puede adaptar o hay un proceso tedioso de buscar los derechos de autor y todo lo que conlleva ese mundo?

J: Nosotros empezamos publicando clásicos porque los clásicos están ya libres de derechos y están en dominio público 80 años después de la muerte del autor. Eso facilita las cosas. Aun así, intentamos ser muy respetuosos con los textos originales. En cuanto a los autores que están vivos, claro los libros tienen derechos, como todo, como las películas, como las canciones… Entonces lo que hay que intentar hacer es comprar los derechos de adaptación del libro. Igual que se venden los derechos para adaptarlo a obra teatral o a una película, pues hay que comprarlos para hacer una adaptación a lectura fácil. Esto puede parecer sencillo, pero no lo es por varias cosas. Una es que la lectura fácil es algo casi desconocido, por desgracia, a pesar de que lo necesita casi un tercio de la población. Entonces, cuando tú hablas a un autor de adaptar su libro a lectura fácil, que significa reescribir tu libro, no suena bien. Hay autores a los que sí, porque luego tiene esta parte de hacer accesible la literatura, que eso bien, pero a otros no les suena. Luego los derechos: a veces está la dificultad de ar con el autor, que no es sencillo, y luego, si se diera que as al autor, que el autor está de acuerdo y que su agente también.

Andrea, ¿Cuál ha sido el mayor reto al ilustrar para este tipo de público?

A: Pues creo que lo más importante es que tanto el texto como las imágenes llegasen de manera muy sencilla, muy cómoda, muy fácil y también muy atractiva… que todo se entendiese como, digamos, a la primera. Que la imagen engatusar a la primera y que el texto lo acompañase y que ambas cosas tuviesen como una especie de baile literario y llegase muy bien el mensaje de forma muy inmediata.

Hablando de públicos hemos hablado de que Lecturia es para gente con necesidades especiales, pero no solo eso. También puede ser para extranjeros que tengan un problema con el idioma... ¿Cuál es el abanico del público objetivo de Lecturia?

J: La lectura fácil es una metodología pensada para cualquier persona con dificultades de comprensión lectora. ¿De qué estamos hablando cuando hablamos de dificultades de comprensión lectora? Bueno, pueden ser personas con discapacidad intelectual, pueden ser personas mayores que ya les cuesta leer, que tienen cierto deterioro cognitivo, que además y personas extranjeras que no hablan bien el idioma. Personas con enfermedad mental, por ejemplo, que les cuesta concentrarse, mantener la atención y demás. Hay un gran espectro de público que son las personas con bajo nivel cultural, podríamos decir personas que no terminaron su proceso de escolaridad, se pusieron a trabajar muy jóvenes y de repente, con 60 años, quieren leer. Pero claro, te hace falta cierto rodaje para enfrentarte a según qué textos. Y la lectura fácil es una vía para eso. Y luego también, todas las personas con dificultades de aprendizaje, trastornos del lenguaje, trastornos de atención, es decir, dislexias, TDH y demás. También personas sordas, por ejemplo en fase de peri locativa, que es cuando están adquiriendo el lenguaje, y en general cualquier persona que lea y no entienda bien. Cuando te decía que es un tercio de la población, no es una exageración. Los estudios dicen que más o menos el 30% de la población tiene alguna dificultad de comprensión lectora. En algunos países hasta el 50%, que es mucha tela, o sea, es la mitad de la población.

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¿Tienes pensado expandir el mercado más allá de España y llegar a otros países, por ejemplo, de Latinoamérica?

J: Pues, a ver, somos un proyecto joven, pero ya hemos hecho algunas cosas. Hemos estado el año pasado invitados a un festival de lectura inclusiva en Perú. Estuvimos en Cuzco y en Lima, en la Feria del Libro de Guadalajara y también vamos a ir a la Feria del Libro de Buenos Aires. Lo estamos intentando porque, además, recibimos interés y demanda desde Latinoamérica. Lo que pasa es que el proceso de hacer llegar allí los libros es muy complicado y más cuando eres pequeño.

Andrea, ¿qué es lo mejor que te llevas de hacer este tipo de trabajos?

A: Yo creo que hay dos cosas que son el mejor regalo que yo podría tener. Primero, la gratitud que sienten estas personas al poder por fin acceder a los libros, a grandes libros de manera mucho más cómoda para ellos. Y luego el mero hecho de que Javi y todo el equipo me planteasen formar parte de este catálogo.

¿Tienes más gente detrás echándote una mano o todo el peso lo estás llevando tú?

J: No, no sería posible. Algunas adaptaciones las hago yo, pero otras las hacen otros especialistas en lectura fácil, que son amigos y compañeros en la asociación Lectura Fácil Madrid, como María Peralta. Lo mismo que cuento con profesionales para otras cosas: desde luego, todos los ilustradores son profesionales como Andrea, como Valerio; para el marketing, cuento con Alicia; para el diseño, con La Granja Editorial, que son especialistas en diseño y que además se han formado en lectura fácil…

¿Qué le dirías a quienes creen que los clásicos son difíciles de leer y no pueden adaptarse a todos los públicos?

J: Pues le diría que hay clásicos difíciles de leer y clásicos que no tanto. Creo que los clásicos se pueden adaptar: todos los difíciles y los no tan difíciles. Y sobre todo, diría que todo el mundo tiene derecho a enfrentarse a ese clásico, y a que ese clásico le diga algo, aunque su capacidad para entender lo que lee sea diferente. Todo libro se puede adaptar y pienso que todo el mundo debe enfrentarse a los clásicos, adaptados o no, como sea.

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