Tecnología
12 años después, el hombre que perdió su disco duro con 742 millones de euros en Bitcoin se da por vencido
Una batalla contra la burocracia, la tecnología y el paso del tiempo concluye sin final feliz para el pionero galés del mundo cripto.

Doce años, toneladas de basura y una fortuna imposible de reencontrar. James Howells, el ingeniero galés cuya historia se convirtió en una de las tragedias más impactantes de la era digital, ha decidido rendirse. El hombre que accidentalmente tiró un disco duro con 8.000 bitcoins (hoy valorados en 742 millones de euros) anuncia el fin definitivo de su lucha.
“Ya no dormiré más frente a esos camiones de basura”, declaró con amargura. Así concluye una búsqueda que comenzó con un gesto inocente: una limpieza rutinaria de escritorio en 2013 y un clic de más que arrojó al olvido su futuro financiero.
Una intuición brillante, un error letal
En 2010, Howells vislumbró el potencial de Bitcoin antes que la mayoría. Adquirió 8.000 unidades por unos pocos céntimos, un movimiento que habría cambiado su vida. Pero en tres años después, al deshacerse de un viejo disco duro sin revisar su contenido, enterró (literalmente) su fortuna en el vertedero de la ciudad de Newport.
Desde entonces, su historia ha sido un símbolo de lo negativo que tienen las criptomonedas: un drama donde un segundo de distracción equivale a perder millones. “Es como quemar un cuadro de Picasso sin saberlo”, afirmó el propio Howells. La pérdida se multiplicó con el tiempo: 4 millones en 2013, 350 millones en 2021 y hoy, casi tres cuartos de un billón.

La odisea entre residuos
Durante más de una década, Howells no escatimó esfuerzos. Propuso usar robots, inteligencia artificial, drones y equipos especializados para excavar el vertedero. Incluso, ofreció compartir parte del botín con la ciudad. Pero nada funcionó. Las autoridades rechazaron sus planes por riesgos sanitarios, costos excesivos y dudas sobre el estado del disco.
“¿Devolver 15.000 toneladas de basura por un disco? Imposible”, fue la respuesta tajante de un funcionario local. Varias empresas de salvamento se mostraron dispuestas a colaborar, a cambio de un porcentaje del hallazgo. Aun así, Newport se mantuvo firme.

La justicia británica
El último golpe vino en 2025. El fallo judicial fue implacable: según la Ley de Residuos de 1974, todo lo tirado al vertedero pertenece al municipio. Punto final. Para los tribunales, los bitcoins de Howells no existen legalmente. Solo hay un disco oxidado, y nada más.
“¡Es mi pasaporte financiero!”, exclamó Howells ante los jueces. Pero su alegato fue desestimado. El plazo de prescripción, explicaron los abogados, ha pasado hace tiempo. Pero las soluciones existen ante este riesgo existen: monederos de hardware, copias físicas, sistemas de seguridad reforzados.
James Howells lo ha perdido todo, menos la lección. Y su mensaje es claro: “Tu billetera digital merece más que un gesto casual”. Guarda. Revisa. Haz copias. Y, sobre todo, no limpies tu escritorio con prisa.

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