OPINIÓN

París y el techo de las 22 medallas

Si pones la tabla del PIB al lado del medallero de Tokio 2020, la cosa más o menos coincide. Pero no en el caso de España...

Primer 'Encuentro Olímpico' camino a París 2024, con la Federación Española de Gimnasia.
PEPE ANDRES
Jesús Mínguez
Nació en Guadalajara en 1973. Licenciado en Periodismo por la Complutense. En AS desde el año 2000, es redactor jefe de Más Deporte. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos y unos Paralímpicos, Grand Slams de tenis, Davis, Laureus, candidaturas olímpicas, política, dopaje o grandes combates de boxeo. Le gusta escribir de deporte y también practicarlo.
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El verano próximo, en París, España se ha fijado el reto de romper su techo de 22 medallas, las de Barcelona. Una aspiración verbalizada (y esto es novedad) por el Consejo Superior de Deportes, que pone el grueso del dinero, y el Comité Olímpico Español. En 1992 se tiró, claro está, la casa por la ventana con la puesta en marcha de un plan ADO boyante y pesetas a espuertas. Desde entonces, la cosa fue bajando (con altibajos, pero bajando) hasta producirse un estancamiento en el número de medallas: 17 en Río con siete de oro y las mismas en Tokio, pero con sólo tres doradas.

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Si al lado del medallero de los últimos Juegos se pone la lista del Producto Interior Bruto de cada país, la cosa más o menos coincide. Arriba están EE UU, China y Japón, los tres más ricos en ese orden en las dos tablas. Gran Bretaña, quinta en riqueza, es cuarta en el medallero. Alemania, cuarta en PIB, es novena en preseas. Italia, octava en lo económico fue décima... Y España está entre los países ‘anómalos’: 14ª en PIB pero 22ª en medallas. Es decir, hay recursos pero al deporte no llegan los que deberían en proporción.

Este ciclo, sin embargo, el desequilibrio se ha corregido. Inversión récord del CSD en la legislatura (2020-2023) superando los 1.100 millones. Y programa Team España Élite (48 millones en tres años) para afinar la preparación de deportistas con opciones. Los gimnastas, por ejemplo, lo utilizan para viajar a concentraciones con los mejores. Así que si al valor de nuestros deportistas se le suma la pasta y los astros cuadran, París 2024 debería suponer un salto.

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