“Lo normal es que una deportista sea madre cuando ella decida”
Las campeonas olímpicas Maica García y Judith Forca abren una puerta inédita en el waterpolo español e infrecuente en general: dejarlo en la cima y afrontar la maternidad con la idea de volver.

A un lado, toda una medallista olímpica como Irina Rodríguez dirige, como quien no quiere la cosa, a las nadadoras artísticas de la entidad. Al otro, un conjunto mixto de waterpolo, niñas y niñas, calientan. Y en el centro de la piscina de 50 metros del Club Natació Sabadell, en Can Llong, se entrenan las campeonas de Europa de clubes; muchas de ellas, también campeonas olímpicas con España. No todas, porque otras dos, y qué dos jugadoras, se lo miran desde la grada, junto a AS. “Nos gusta venir a verlas, a pasar un ratito con ellas”, esgrime Maica García. A su izquierda, asiente Judith Forca: “Cada vez cuesta más tirarse y, evidentemente, no podemos entrenarnos con ellas, pero aquí seguimos, en la piscina”. Su medio natural, el agua, ha quedado aparcado por el gran reto de la maternidad.
“Pues sí, es el gran reto de nuestras vidas”, confirma sin dudarlo Judith, quien pasa a razonarlo: “Somos felices por todos nuestros éxitos deportivos, pero yo quería ser madre y formar una familia, y ahora estoy en el mejor momento de mi vida. Soy feliz”, sentencia, a unas 11 semanas de salir de cuentas y con el nombre ya decidido para su hija: Clara. Si ella lo divulgó en noviembre, tres meses después del oro olímpico, lo de Maica no hubiera ido mejor ni con un guion: campeona en agosto, boda en octubre y anuncio del embarazo en febrero. Está de tres meses y aún desconoce el sexo del bebé. De algún modo, sus niños sí vienen de París; de París 2024, concretamente, sin ser algo nada premeditado.
Con “buen margen” para Los Ángeles 2028
“El deseo de ser madre estaba ahí, nosotras hemos tenido mucha suerte de que no ha tardado mucho en hacerse realidad. Después de ese oro olímpico y lo intenso que fue 2024, es un buen momento”, analiza Maica, quien añade: “Y mirando hacia Los Ángeles 2028, tenemos un buen margen para poder parar, vivir otra etapa de nuestra vida y pensar en volver”. “Yo también tengo claro que volveré”, se suma Judith, quien celebra que “el gusanillo sigue ahí cuando ves a tus compañeras jugar partidos importantes, y eso es bueno. Si es verdad que cuando acabaron los Juegos y habíamos cumplido nuestro sueño deportivo, venía nuestro sueño personal, que era el de querer ser madres”.
Tienen asumido que son pioneras en el waterpolo español. Y, por ello, han tenido que ir derribando obstáculos. Como el de tener que anunciar su gestación extremadamente pronto, por el riesgo que entrañaría seguir entrenando en un deporte de tanto o. “Vives con ese miedo de que estás de muy pocas semanas, pero es que no había otra que pedirse la baja”, se encoge de hombros Judith, secundada por Maica: “Dar ese paso es una de las cosas que más nos han costado, no es fácil”.

“Nosotras somos las primeras y esto tiene que mejorar mucho”
Judith Forca
Otra situación inédita es su compenetración con el club, el Sabadell. “Como nunca ha pasado, quizá al principio podía costar, pero entre todos nos estamos ayudando; nosotras empujamos desde fuera y el club se ha adaptado a la situación”, esgrime Maica. “Estamos teniendo mucha ayuda del club, pero hay que ser sinceras; nosotras somos las primeras y esto tiene que mejorar mucho”, corta Judith, quien abunda: “Vamos a hacer todo lo posible para que las siguientes mujeres deportistas que quieran ser madres lo tengan mucho más fácil a la hora de gestionarlo todo. Ojalá que sea lo normal que una mujer deportista pueda ser madre cuando ella decida y no tras la retirada”.
Habla claro Judith, quien reconoce que “por un lado, molesta que tengamos que estar hablando de esto. Debería ser normal que una mujer deportista quiera ser madre. Pero, por otro lado, lo veo como una oportunidad para poder visibilizar a que se normalice, que las próximas tengan más facilidades”. Y aplaude Maica: “Seguiremos luchando por estos derechos, por este movimiento, por que las deportistas podamos estar tranquilas cuando llega este momento”.
El caso de Keesja Gofers y la “embajadora” Ona Carbonell
Sí tienen ejemplos en el extranjero, como el de la australiana Keesja Gofers, rival en la final olímpica de París, quien se llevó a los Juegos a Teleri, su hija de 17 meses. Conoce bien su caso Maica, porque “Keesja es amiga íntima de Anni Espar (otra de las campeonas olímpicas). La Liga australiana tiene otra estructura, ella pudo permitirse para y volver sin problema, pero aquí el nivel es otro: juegas Liga, Copa, Champions… No paras. En deportes de equipo femenino siempre ha habido un vacío que se debe solventar para que la deportista pueda estar tranquila”, reivindica.
En esto de la conciliación, afortunadamente, no deben irse muy lejos las waterpolistas para encontrarse a una referente absoluta: Ona Carbonell, creadora y coordinadora de la Comisión de Maternidad y Deporte, dependiente del Comité Olímpico Español. Y que hace solo unos días anunció su tercer embarazo. “Es una gran embajadora”, agradece Maica, quien explica: “Somos muy amigas, soy muy feliz de haber crecido junto a ella, desde que nos conocimos en el instituto. Lo he vivido todo con ella desde que tuvo su primer hijo, es una referente de este movimiento y de este momento de mi vida. Me ha aconsejado en muchos momentos, su apoyo no tiene precio”, valora.

Y, aunque por ahora queda lejos, y dado que ambas tienen claro que volverán a jugar, es inevitable preguntarles por la Selección, a la que dejaron en lo más alto. Ejerce de portavoz Maica: “Ya podemos decir que lo hemos ganado todo, y esto es otra motivación, el sueño de ser madre es lo más, y luego poder volver al waterpolo al máximo nivel. Yo estoy muy motivada pensando en Los Ángeles 2028, aunque todavía lo veo lejos. Poder estar allí con nuestros hijos y vivir otro sueño olímpico sería magnífico. Lo vamos a intentar”, proclama.
“Poder estar en Los Ángeles 2028 con nuestros hijos y vivir otro sueño olímpico sería magnífico”
Maica García
Fluye la conversación entre las dos protagonistas del ‘baby boom’ del waterpolo español, de campeonas olímpicas a madres, hasta que concluye el entrenamiento de sus compañeras del CN Sabadell. Esa familia que, como la Selección, también lo ha ganado todo. Y se saludan, mientras Judith y Maica se preparan para la foto, y en los rostros de felicidad que rodean la piscina de Can Llong se constata una realidad: “Nuestros bebés van a tener muchas ‘titas’. Están todas como locas, con muchas ganas de ver caritas nuevas”.
El CN Sabadell reclama “una mentalidad más abierta” a la RFEN
¿Y el club? ¿Cómo lo vive el club? Con “mucha alegría”, como no podía ser de otra manera, acoge la noticia de ambos embarazos el Club Natació Sabadell, que se puso manos a la obra para paliar las bajas de dos jugadoras tan importantes, hasta hacerse con los fichajes de la tricampeona olímpica Maggie Steffens -quien ya militó en la escuadra vallesana- y de la también internacional estadounidense Tara Prentice.
Sin embargo, ninguna puede jugar este curso ni en División de Honor ni en la Copa de la Reina. Según la normativa vigente en España, ningún club puede incorporar a jugadoras que han pertenecido a otro club durante la misma temporada y, en el caso concreto de las extranjeras, “en cada partido los equipos podrán inscribir un máximo de 4 jugadore/as no seleccionables por España”. Es ahí donde el Sabadell pide a la Real Federación Española de Natación (RFEN), que no permite inscribir a Steffens ni Prentice porque ya cuenta el equipo con cuatro foráneas (Rita Keszthelyi, Simone van de Kraats, Sofia Giustini y Laura Aarts), una “mentalidad más abierta” en su interpretación de las reglas.
“La federación española hace una lectura muy restrictiva de la participación de jugadoras extranjeras”, afirma a AS el presidente de la entidad vallesana, Claudi Martí, quien abunda: “En competición europea lo hemos podido mitigar porque sí pueden jugar, pero en España, no. La normativa no dice que no puedas tener a seis jugadoras extranjeras e ir rotando a cuatro por partido, lo que dice es que solo puedes alinear a cuatro”, reclama.
“Hemos de avanzar, porque esta situación cada vez será más normal, pero el waterpolo español no tiene regulado cómo abordar un embarazo”, lamenta Martí, quien concluye que “no se trata de dar ventaja a nadie, sino tener la máxima flexibilidad para competir al más alto nivel”.
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