Almudena Quereda, la mujer salmón de las aguas abiertas
La gallega cambió su vida tras un accidente que le costó, entre otros, la amputación de la pierna derecha por debajo de la rodilla. Se impuso a nadadores sin discapacidad en la Copa del Mundo de Aguas Abiertas en Ibiza.

Almudena Quereda es una de esas mujeres que nada como un salmón en la vida, es decir, cuesta arriba frente a cualquier adversidad. La ingeniera de caminos, canales y puertos (UPM) nacida en A Coruña (1985) vio como el destino le golpeaba duramente unos meses antes de la pandemia. Un accidente que casi le cuesta la vida hizo que le tuvieran que amputar la pierna por debajo de la rodilla. Un hecho que no detuvo su pasión por el ejercicio: “Siempre he sido una persona muy atlética y el deporte ha estado presente en mi vida. Me encantaba correr e ir a la playa, nadar y bucear, aunque no a nivel deportivo, así como el yoga”.
El confinamiento, lejos de ser un encierro, ayudó a que Quereda empezara a cimentar los primeros pasos con Atenea, nombre que le da a su rodilla por la diosa de la sabiduría y la estrategia en combate: “Empecé el proceso de protetización, que es cuando te hacen la prótesis y empiezas a caminar muy poquito a poco. Al principio te dejan ponerte muchas veces la prótesis, caminar con ella y te la quitas. La pandemia me vino bien porque fue cuando yo volví a aprender a caminar y llegó el verano”.
El momento en el que descubrió que nadar se le daba mejor de lo que pensaba. “Yendo a la playa descubrí que en el agua no tengo ninguna limitación. Hasta entonces nunca me lo había planteado. Empecé a nadar y cuando terminó el verano me apunté al La Solana (Club Metropolitan) y seguí nadando como terapia a nivel mental, pero también para recuperar mi forma física al no poder correr. Empecé a ver que nadaba más rápido que la gente que iba con regularidad y dije: ‘A lo mejor no se te da mal esto porque tú siempre te consideraste pez’. Fue en mayo de 2021 cuando mi actual entrenador, Jesús de la Fuente del CN Liceo, me encontró mientras entrenaba a una futura olímpica (María de Valdés) y me dijo si quería empezar a competir”, cuenta la nadadora gallega para AS.
Quereda empezó a narrar su día a día en redes para visibilizar su proceso de recuperación mostrando un ejemplo de inspiración que ella no tuvo. Del anonimato ha pasado a casi 9.000 seguidores con su cuenta pública de Instagram (@a_de_atenea). Toda una ‘mini influencer’. De hecho, gracias a ello consiguió que una escuela de la India la becara para certificarse como instructora de yoga.
“Empecé a ver que nadaba más rápido que la gente que iba con regularidad y pensé: ‘A lo mejor no se te da mal esto, tú siempre te consideraste medio pez’”.
Almudena Quereda, nadadora
La entrada en competición contra gente sin discapacidad a la que gana despertó tanto elogios como envidias: “Gané la final Mundial del Oceanman 2023, en Tailandia. Recibí aplausos y iración, pero por otro lado hay gente que no sé si es por envidia o por frustración que se toma la competitividad de otra manera. Eso lo veo en el club donde entreno. Hay gente que se pica conmigo en la piscina, a mí me viene bien porque le meto más intensidad. Sé que hay gente que lo hace de buena fe y otra que le debe fastidiar un poco”.
Al citado triunfo une el del pasado 26 de abril cuando se proclamó campeona de España de aguas abiertas en categoría máster +40 en la distancia 3 kilómetros, así como campeona de la Copa del Mundo Ibiza 2025. Llega el momento en el que a todo el mundo se le viene a la cabeza los Juegos Paralímpicos. Los de París 2024 estuvieron en el horizonte y se le escaparon por las lesiones, una de ellas la reconstrucción del brazo derecho de la que no sabía si recuperaría la funcionalidad, sin perder de vista Los Ángeles 2028: “Empecé a nadar hace casi cuatro años. Tuve dos cirugías en el medio y tendría que haber despuntado para París. Toda mi planificación deportiva de este año, el de mi boom deportivo, se ha ido al traste por varias lesiones y enfermedades. Está siendo un año de tirar para adelante y de asumir que el objetivo inicial de estar en septiembre en el Mundial de Singapur es inalcanzable, pero el trabajo continúa siendo el mismo hacia Los Ángeles 2028”.
Una cita en la que Quereda espera conseguir la clasificación en natación en piscina. “Soy fondista y la esperanza es que las aguas abiertas se conviertan en disciplina paralímpica de aquí a poco, aunque no se sabe bien cuándo (en 2023 se celebró la primera Copa del Mundo). Si consigo clasificarme para los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles, esa ya será mi medalla.
Este año el objetivo principal es el Campeonato del Mundo de Aguas Abiertas de Natación Adaptada que se celebra en junio en Cerdeña. El año pasado quedé 5ª y en la primera edición 6ª del mundo. En lo que a piscina se refiere, dado que el Mundial se me va a escapar casi con toda seguridad, estoy enfocándome ya en campeonato de Europa de 2026, un punto de control importante”. Además, la prueba reina en piscina, el 400 libres, se complementa con los entrenamientos para aguas abiertas.
La natación va mucho más allá de la competición. Almudena Quereda reconoce las historias y las personas tras las medallas: “Cuando me vi después del accidente con una discapacidad como la que tengo, la amputación de la pierna y la no funcionalidad del brazo, entre otros, todo cambia. La natación me ha dado conocer a personas con historias brutales de superación tanto paralímpicas como sin discapacidad. Me ha servido para valorar y compartir esas experiencias vitales que hay detrás del deporte que son las personas y además gracias a mis resultados y a los patrocinadores privados que tengo he podido viajar por el mundo a nivel deportivo”. Todo un ejemplo de superación que demuestra como el Deporte en positivo ayuda a una vida mejor.
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