La fiesta del deporte se tiñe de rojo y amarillo
Los deportistas españoles, con mucho protagonismo en los Laureus. El encuentro entre Nadal y Alcaraz o el ‘look’ de Badosa, de lo más destacado.


Como si estuviese preparado, después de una larga temporada de lluvias, el cielo se abrió en Madrid este lunes, y el olor a primavera, por fin, precedió a la caída de la noche. Esta vez las estrellas no estaban únicamente en el cielo, también sobre la alfombra roja del Palacio de Cibeles de la capital, por donde desfilaron un sinfín de las caras más reconocidas del deporte durante la gala de los Premios Laureus. De pasado, como Nadia Comaneci o Rafa Nadal (por mucho que cueste asumirlo), presente, por ejemplo Carlos Alcaraz, Simone Biles o Mondo Duplantis, y futuro, aunque ahí se echó en falta al ganador Lamine Yamal (juega este martes).
La fiesta del deporte, que por segundo año se celebró en Madrid, fue multitudinaria y destacó por su pronunciado sabor español. Aparecieron nombres relevantes en el panorama nacional, sin necesidad de estar nominados, como Saúl Craviotto, Rudy Fernández, Garbiñe Muguruza, Iker Casillas, Ona Carbonell, Jennifer Pareja y Laura Ester... La velada, por si había alguna duda, sirvió para evidenciar más todavía la época dorada por la que atraviesa el deporte patrio. Ahí están los reconocimientos al Real Madrid como Mejor Equipo del Año, el cual Nadal entregó a Dani Carvajal y Luka Modric (Florentino Pérez no subió al escenario) y a Yamal como Deportista Revelación. Y eso no fue todo.

Se repitió una imagen que ya es historia del deporte de España, la de Carlos Alcaraz y Rafa Nadal juntos. Esta vez no fue vestidos de corto, como en París 2024, sino con esmoquin y celebrando los logros de ambos. El murciano no pudo conquistar la segunda estatuilla de su vida, y el balear fue reconocido con el premio especial Icono Deportivo. Es protagonista hasta cuando ya no es un deportista en activo (la organización se guardó su llegada hasta última hora, coincidiendo con los principales nominados), y eso demuestra lo mayúscula que es su figura en todo el planeta. Imposible no sonreír al ver a ambos charlar sobre la alfombra roja (hace un par de meses, Carlitos contó en AS que todavía no habían vuelto a hablar tras la retirada de Rafa). Y no se quedó atrás el abrazo entre Muguruza y Paula Badosa, una de las que más arrasó en la gala con su look totalmente blanco y a juego con el de su pareja, Stefanos Tsitsipas.
Lo que hace tan especiales a los Laureus es que dejan imágenes como la de Nadal y Alcaraz (ambos fueron, junto con Simone Biles, los más aclamados a su llegada a la Plaza de Cibeles), como la de Rebeca Andrade preguntando por dónde estaba su idolatrada Aryna Sabalenka (no llegó a tiempo por jugar la final de Stutgartt), la de la risa nerviosa de Eileen Gu después de su tropezón al salir al escenario o, en general, lo que resumió el vencedor Mondo Duplantis, encantado con su visita a España: “Es surrealista estar aquí rodeado de esta gente”. La icónica fuente de Cibeles no se iluminó de azul, tal y como estaba previsto, sino que fue de blanco y amarillo, como la bandera de la Ciudad del Vaticano, en memoria del fallecido Francisco I, por el que se guardó un minuto de silencio al inicio de la jornada. Y, mientras tanto, los Premios Laureus, siempre con la frase de “el deporte tiene el poder de cambiar el mundo” de Nelson Mandela, se tiñeron de rojigualda, porque la fiesta global del deporte tuvo más sabor español que nunca.
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