A vueltas con la final del PGA: otro cambio que no cambia nada
El Tour Championship recuperará este año un formato de torneo estándar, con todos los jugadores saliendo al par.


En un giro ‘gatopardiano’, la junta directiva del PGA Tour votó este miércoles por desechar el formato bajo el que desde 2019 se jugaba la final anual del circuito norteamericano, el Tour Championship. Adiós a la fórmula conocida como starting strokes (golpes de salida en castellano), que establecía un resultado de salida respecto al par para cada jugador en función de su posición en el ranking de la FedEx Cup antes del torneo; vuelta a la igualdad inicial. Todos al par.
Un cambio que no cambia nada, en esa búsqueda aún inconclusa de un cóctel perfecto que contente a todos los actores implicados: jugadores, medios, patrocinadores, aficionados... La fórmula anterior al menos cumplía con la razonable misión de conceder algún tipo de ventaja al líder de la FedEx Cup durante la temporada regular. No con otro objetivo que se le atribuyó al viraje, el de simplificar el producto una vez se decidió, en base a una subestimación de la capacidad intelectual del aficionado cuanto menos curiosa, que aquello de que hubiera un campeón de la FedEx y otro del Tour Championship por separado era un cacao mental para los aficionados.
Pues bien, solo en 2024, de las seis ediciones disputadas con starting strokes, el campeón fue el mismo que había llegado a la cita en cabeza, Scottie Scheffler. En 2019 fue Koepka quien salió con -10 y McIlroy el ganador; en 2020 Justin Thomas cedió ante Dustin Johnson; en 2021 Morikawa fue el más regular y Cantlay el mejor en East Lake; de Scheffler a McIlroy en 2022; y de Rahm a Hovland en 2023.
¿Qué prebendas acompañarán ahora al primer puesto de la FedEx al término de la temporada regular? Se desconoce, aunque se habla de algún tipo de incentivo económico previo a la final o durante alguna de las dos paradas anteriores de los playoffs del circuito, las que rematan la selección de los 30 mejores del curso que juegan en Atlanta a finales de agosto.
Un campo más difícil
También se habló en su momento, pues este era un debate abierto desde hace meses, de la posibilidad de introducir de alguna forma el modelo match play, el de la Ryder Cup, en el que se puntúa por hoyos ganados y no por golpes respecto al par, desterrado del calendario regular con la defunción del Mundial de la modalidad en 2023, denostado por su alta carga de aleatoriedad, precisamente la que terminó espantando a los mecenas de ese torneo, capaz de fabricar un fin de semana despojado de estrellas. Lo último que quieren los que ponen el dinero y las cámaras.
Lo que sí se estudia, en palabras del circuito, es la forma de hacer más complicada la clasificación para el Tour Championship, que este año además incluirá novedades en la preparación del campo en forma de nuevos escenarios de riesgo/recompensa. “Cambiar a un formato más simple con un campo más complicado facilita el seguimiento de los espectadores y plantea un test más desafiante para los jugadores”, aseguró al respecto Scottie Scheffler, uno de los jugadores que forman parte de la dirección del PGA. El tiempo les dará, o no, la razón en este nuevo planteamiento para un evento que tiene el cartel, el campo y la enjundia, pero que por unas u otras no termina de encontrar un statu quo ideal.
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