Una sangría defensiva que no cesa

Viene Las Palmas de afrontar una semana, la pasada, que fue la peor desde hace al menos dos años y medio, cuando Kirian anunció por primera vez, al alba de agosto de 2022, que padecía un linfoma de Hodgking. Lo mismo confirmaba el capitán la semana pasada y tampoco es que sus compañeros pudieran brindarle una victoria como lanzadera hacia su recuperación.

Resulta, además, que aquel 1-2 que la infringió el Villarreal hace unos días a Las Palmas vino a confirmar la peligrosa tendencia en la que se mueve, desde que se iniciara 2025, el equipo entrenado por Diego Martínez. Y es que la hueste grancanaria ha empezado a flojear sobremanera en defensa. De momento mantiene una caída sostenida en la clasificación, mas el descenso acecha a tan solo un punto.

Así las cosas, Las Palmas apenas ha podido sumar uno de los 15 en disputa en este comienzo de año, tal vez lo normal en un equipo que encaja tanto. Dejando a un lado el descalabro de Elche, donde le marcaron cuatro, la formación insular se llevó, como mínimo, ración doble ante Getafe (1-2), Real Madrid (4-1), Girona (2-1) y Villarreal (1-2). El honor, y tampoco tanto, ante Osasuna (1-1).

Estos 11 goles en contra, en liga, con los que Las Palmas ha arrancado 2025 multiplican por dos y algo más las veces que Cillessen tuvo que limpiar su portería en los cinco últimos partidos de 2024, los que su equipo disputó frente al Mallorca (2-3), el día del todavía inexplicable gol de Mojica, Barcelona (1-2), Valladolid (2-1), Real Sociedad (0-0) y Espanyol (1-0).

Los insulares acumulan, de momento, 38 goles en contra, una cifra que solo ‘mejora’ el Valladolid, acaso el colista, con 48. Esta vía de agua atrás supone que Las Palmas que esa cifra sea la peor del equipo desde hace siete años. Por aquel entonces, en la última temporada de la etapa anterior en Primera, Las Palmas había encajado 50 goles tras 23 partidos.

Ahora, como se muestra en la métrica exacta de Besoccer, Las Palmas empeora casi todos los registros defensivos en comparación con la temporada pasada. Cillessen y Horkaš han parado, en conjunto, más que Valles porque, entre otras cosas, los rivales les chutan más. El equipo insular ahora arriesga menos por lo que parece lógico que pierda menos balones. También chuta más. Pero tampoco, de momento, lo suficiente.

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