La eterna espera de Gilsanz
La temporada se cerró hace cuatro días, pero el Deportivo sigue sin decidir sobre el futuro del técnico de Betanzos. Hidalgo sigue siendo el favorito para el banquillo.


La Liga echó el telón el pasado domingo y el primer punto del día para el Deportivo era el banquillo. Primero decidir si Óscar Gilsanz continuará al frente del equipo y, de no ser así, elegir sustituto. La primera premisa, toda vez que el técnico de Betanzos ha dirigido al equipo desde la jornada 13ª de esta campaña, parecía que iba a solucionar de forma rápida, pero pasados cuatro días todavía del final de Liga no se ha reunido con Fernando Soriano ni el club ha anunciado cuál será su futuro.
Lo cierto es que el tema sobre la continuidad de Gilsanz se ha ido dilatando desde hace tiempo. Primero, el director deportivo aseguró que se decidiría cuando el equipo se quedase sin objetivos (descenso y playoff). Poco antes de que se diese esa circunstancia de forma matemática, Massimo Benassi alargó el periodo de reflexión y marcó el final de Liga como frontera. El nuevo plazo se cumplió el pasado domingo tras el partido ante el Elche, pero sigue sin producirse la decisión, en uno u otro sentido.
Paralelamente al tema Gilsanz, Soriano ha ado con diversos entrenadores, aunque no a espaldas de nadie, ya que siempre se itió que el club iba a sondear el mercado de técnicos. El que más gustaba en el Deportivo era Antonio Hidalgo, con el que prácticamente había un acuerdo cerrado. Sin embargo, la aparición de escena de Osasuna ha puesto la operación en suspenso. El problema es complicado, ya que los rojillos siguen teniendo a Lisci como primera opción, pero está disputando el playoff de ascenso con el Mirandés.
A pesar de que la decisión final del Deportivo sigue en el limbo, las opciones de que Gilsanz, que siempre ha manifestado su deseo de seguir, continúa al frente del equipo son mínimos. Una de las alternativas que podrían ponerse sobre la mesa es que continúe en el club, adonde llegó en 2020 para hacerse cargo del Juvenil A. Sin embargo, el de Betanzos dejó bastante claras sus intenciones tras el partido del Elche: “Hasta ahora he sido siempre primer entrenador. Eso es bueno y malo porque siempre aprendí sobre lo que me pasa a mí. Yo me siento primer entrenador”, aseguró.
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