“Veo bastantes similitudes entre nuestro EuroRayo y este de Iñigo”
Cota, Bolo y Cembranos recuerdan aquel equipo de la UEFA y lo comparan con este de Conference: “Éramos compactos, verticales, llegábamos rápido al área rival... como ahora ellos”.


Tan lejos y tan cerca. El Rayo ha tenido que esperar 25 años para volver a Europa y lo ha conseguido con un estilo que, por momentos, evoca a aquel mostrado por los pupilos de Juande Ramos. “Veo bastantes similitudes entre el EuroRayo y este de Iñigo, como el hecho de ser una piña o una familia. Nosotros jugábamos parecido, pero con un delantero centro. Teníamos laterales muy rápidos y le poníamos balones a Bolo, que iba muy bien de cabeza. Ahora no hay un nueve puro, pero tiran de De Frutos, Álvaro... Hay muchos en esa posición. Aunque cambia el sistema, Óscar Valentín me recuerda a Poschner; Pathé Ciss, a Hélder; Chavarría, a Alcázar; Balliu, a mí...”, analiza Cota, el jugador que más partidos ha vestido la Franja (458) y que cumplió un sueño poniendo el nombre de su barrio en el mapa: “Me llamaron en vacaciones para darme la noticia y pegué un grito que se escuchó en todo Benidorm”.
Bolo también ve un denominador común entre el ayer y el hoy. “Nosotros éramos compactos, fuertes, verticales, llegábamos rápido al área contraria... y también lo hacen los de Iñigo, que ponen el acento en la velocidad y el falso nueve”, desgrana el entrenador, que subraya una característica de Vallecas, a pesar de la gran evolución en el fútbol: “El Rayo suele tener grupos unidos y eso ayuda a conseguir los objetivos”. Una semana después de haber sellado el pasaporte a la Conference League, la resaca emocional continúa. “Será un orgullo ver, de nuevo, a la Franja paseando por Europa. Mi consejo es que lo disfruten”, se sincera Bolo.
“Será un orgullo ver, de nuevo, a la Franja paseando por Europa. Mi consejo es que lo disfruten”
Bolo
Pase lo que pase, la gesta ya queda ahí. “Se han clasificado por méritos propios y eso ya es mayúsculo. Para nosotros fue un premio inesperado, pero aprovechamos esa oportunidad. Aquel grupo tenía un nivel técnico muy alto y siempre había un compañero que podía suplirte con garantías. Ese amplio abanico de posibilidades se notó en muchas eliminatorias. Jugara quien jugara lo hacía bien, exactamente igual que sucede ahora con Iñigo”, argumenta Luis Cembranos, quien sintió un punto de inflexión con esa UEFA de la 2000-01 y el posterior descenso: “Eso marcó un antes y un después en cuanto a los sentimientos de la hinchada”.

También lo fue en la carrera de sus protagonistas, que coleccionan anécdotas y emociones que han vuelto a aflorar un cuarto de siglo después. “A pesar de estar lesionado, fui a los viajes con una ilusión tremenda. El más bonito fue el de Moscú. Me da miedo el avión y recuerdo que estaba la pista helada. Luego estábamos todos en la Plaza Roja y nos alojamos en el mejor hotel, el Metropol”, cuenta Cota, que está dispuesto a volver a acompañar a su Rayo por todo el continente. Ahora como aficionado.
“Para nosotros fue un premio inesperado, pero aprovechamos esa oportunidad”
Luis Cembranos
“En nuestra época, compartíamos avión con la hinchada. Tuvimos suerte, porque nos tocaron buenos equipos y buenas ciudades para hacer turismo. Nunca he pasado más frío en mi vida que en Rusia”, bromea Bolo. A lo que Cembranos añade: “Me perdí varios desplazamientos, pero mis familiares y amigos viajaron con el equipo. Me quedé aquí y los partidos contra el Viborg y el Lokomotiv no se podían ver. Resultaba difícil hasta seguirlos por la radio”. Cambian los tiempos, pero la Franja mantiene su esencia...
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