Una decepción fenomenal
El brasileño vende el Real Valladolid sin dejar el legado que prometió, más bien al contrario: deja el club peor de lo que lo cogió.


La venta del Real Valladolid por parte de Ronaldo Nazário era necesaria. Hacía tiempo que el brasileño ni estaba, ni se le esperaba por la ciudad del Pisuerga, después de haber conseguido que los blanquivioletas sientan la mayor de las vergüenzas por la temporada que mañana acaba. La peor de su historia, la peor de cualquier equipo de la Liga siempre.
Ronaldo llegó a Valladolid como en la película “Bienvenido Mister Marshall” y se escapa volatilizado como Sean Connery en “La Roca”, pero sin haber salvado a la ciudad. Más bien al contrario. Cogió al club en Primera y lo deja en Segunda, con una plantilla descapitalizada, sin proyecto de ampliación de la ciudad deportiva y después de llevar al descenso a Leb Plata al equipo de baloncesto. Sí, ha mejorado la profesionalización del club y la marca... pero eso no sirve de nada si la pelota no entra.
Siempre se dice que a grandes expectativas, enormes decepciones. La de Ronaldo en Valladolid es inmensa. Ni él, ni su equipo de trabajo entendieron nunca dónde estaban. Pretendieron hacer lo mismo en un club histórico, pero de una ciudad de 300.000 habitantes, que en el Real Madrid y la cosa no ha salido bien. Dice Ronaldo que nadie les ha ayudado, pero tampoco se dejaron ayudar. Que esperaban más colaboración, pero ésta no puede ser entendida como servilismo por muy Fenómeno que seas.
El brasileño quería dejar un legado que consistía en asentar al equipo en Primera, ampliar la ciudad deportiva, profesionalizar el club e, incluso, se atrevió a decir en AS que el equipo podría optar a la Champions. De aquello no queda nada. En definitiva, era una oportunidad tremenda para crecer y se ha quedado en una decepción fenomenal.
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