Miedo real al cierre del Sánchez-Pizjuán
El estadio tendrá abierta sus puertas durante todo el partido y se teme una suspensión del encuentro por las protestas que están previstas por parte de la afición.

El Sevilla-Real Madrid, después de haberse logrado la permanencia, no tiene mucho más interés para el sevillismo que las protestas contra la directiva que se volverán a llevar a cabo antes y durante el partido. Si durante el duelo contra Las Palmas hubo una tregua que duró hasta que llegó el pitido final y las hostilidades se retomaron, ahora todo se lleva orquestando durante días para volver a expresar al consejo presidido por José María del Nido Carrasco la repulsa que su afición siente por él.
La voz cantante la han llevado los Biris, los ultras del Sevilla. Si contra Las Palmas animaban a todo el mundo a dejarse la garganta animando al equipo, ahora se pide que no se entre al campo. “Este domingo, el equipo no se juega nada, por lo que aprovecharemos para dejar vacía nuestra grada durante los primeros 45 minutos como muestra de rechazo a esta directiva. Animamos a todo aquel sevillista que comparta nuestro sentir a que se sume y deje también su asiento vacío. Esto no es abandonar al Sevilla, sino luchar por su futuro. Al regresar para la segunda parte, recibiremos al equipo como más nos representa: tifando en honor a nuestro escudo y a nuestros 50 años de historia. Posteriormente, realizaremos un mosaico amarillo, color que venimos utilizando desde el año pasado como símbolo de protesta”, reza un comunicado que ha puesto al club más que alerta.
Se temía que el club utilizara la artimaña de cerrar las puertas del estadio una vez iniciado el partido y haber impedido la entrada a nadie hasta los minutos finales, cuando se abriera el estadio para el desalojo de los aficionados. Sin embargo, el Sevilla mantendrá abiertas las puertas todo el partido para evitar que la aglomeración de aficionados se produzca en los pasillos interiores del estadio, con el peligro que ello supondría.
El temor por parte de los dirigentes es que la protesta pueda derivar en el cierre parcial o total del estadio y su correspondiente multa. Ya contra el Atlético de Madrid el partido fue detenido con una llamada “pausa de calma” porque se arrojaron cartulinas al césped. Si ocurriera en esta ocasión, el árbitro puede convocar dos pausas antes de suspender el encuentro. Aunque tampoco es obligatorio, ya que si se estima que es un peligro la disputa del partido, se puede suspender de inmediato.
La protesta está convocada de forma pacífical y no se han registrado incidentes dentro del estadio en lo que va de Liga. Es la despedida de un año fatídico en Nervión y los nervios afloran.
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