Manolo mata al dragón
Ovaciona la afición del Espanyol a su entrenador, en pleno centro de Barcelona, en la diada de Sant Jordi indiscutiblemente más alegre de la última década para el pueblo perico.
Salvo quienes ya iban ataviados con la camiseta del Espanyol, o las socias que mostraban su carnet para recibir a cambio una rosa, costaba distinguir en la esquina de Rambla de Catalunya con la calle Mallorca, en el centro de Barcelona, entre quienes se arremolinaban alrededor del ‘stand’ del club perico por pura curiosidad y quienes realmente eran aficionados. Una aparición hizo disipar las dudas.
Se trataba, puntual a las doce en punto del mediodía, de la llegada de Manolo González, el entrenador de un equipo que la noche antes había encadenado su quinta jornada sin perder, con un empate en Valencia que da 39 balsámicos puntos. Junto al técnico, se encontraban también Pol Lozano, Jofre Carreras y Antoniu Roca. Y por el ‘stand’ los esperaban ya desde el CEO, Mao Ye Wu, al director deportivo, Fran Garagarza, pasando por el campeón del mundo Joan Capdevila, el consejero y leyenda Rafa Marañón, la jugadora del Femenino Aina Durán o Jorge Sánchez, futbolista del RCDE Special.
Pero la actualidad manda, y fue el entrenador quien, como si activara un resorte mediante un botón, despertó un espontáneo “¡Manolo, Manolo!”, que corearon decenas de pericos y pericas, de todas las edades, agolpados ante el ya tradicional chaflán blanquiazul de cada 23 de abril, y acto seguido formados en una interminable fila para solicitar un autógrafo, dedicatoria o ‘selfie’ a su ídolo, quien había saludado con una sonrisa como respuesta al cántico.
El preparador del ascenso, y ahora casi de la permanencia, ni que sea virtual. Y, para algunas voces que se escuchaban en el ambiente, también de Europa. Palabra maldita. En cualquier caso, Manolo es en este 2025 para la hinchada una suerte de Sant Jordi que mató al dragón.
Lo que nadie discutía bajo el sol, los globos blanquiazules y el reivindicativo cartel del Espanyol, ‘125 anys plantant cara al drac’ (125 años plantando cara al dragón), en alusión tanto al 125 aniversario del club como al ‘dragón’ y los contratiempos con el que convive, es que este Sant Jordi era el más alegre de, como mínimo, la última década.
Nada que ver, sin ir más lejos, con la zozobra que presentaba la afición hace un año, cuando venía el equipo de empatar en casa ante el Andorra. O las espinas de 2023, cuando ya se encontraba la escuadra perica en la zona de descenso y acababa de igualar contra el Cádiz. El de 2022 fue tranquilo, sin estridencias ni grandes alegrías. En 2020 y 2021 no se pudo celebrar por culpa de la pandemia.
Y en 2019, el año del regreso a Europa, a estas alturas ese sueño ni se imaginaba, por lo que el protagonismo fue para Wu Lei, que alucinaba con la fiesta. Lo mismo que Chen Yansheng en 2017: “Nunca olvidaré lo que es el 23 de abril”, proclamaba el presidente. Y en 2016, con Constantin Galca, acababa el Espanyol de caer la noche antes 4-0 ante Las Palmas. Terribles sensaciones.
Es un momento para el disfrute perico. Para gozar sin pincharse de las rosas y deleitarse con los libros, como los de los escritores blanquiazules que firmaban también este miércoles en el ‘stand’ de la entidad. Por una parte, Sergi Andreu con su ‘RCD Espanyol, Crònica fotográfica 1900-2000′. Por otra, las ‘125 luces del Espanyol’ de Josep Sánchez. Que sean muchas más luces, crónicas y fotografías, y menos dragones.
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