Locura eslovena: “¡Oblak, emperador paralotodo!"

La Nations League, la competición parida por la UEFA para terminar con el hastío de partidos intrascendentes internacionales carga más el calendario y somete a los futbolistas a una sobredosis de esfuerzos, pero también deja historias que emocionan. Algunas pertenecen a la lucha por la gloria de los títulos y otras, las protagonizadas por selecciones de menos potencial, se escriben alrededor de mantener alto el orgullo de una afición que se conforma con que su equipo mantenga la categoría.

Ha sido el caso de Eslovenia, que este fin de semana ha vivido una fiesta, no con el brillo de tener una Final Four en el horizonte, sí con la emoción de ver a sus jugadores desfondarse para mantener su puesto en la Liga B de las Naciones. Lo conseguiron los pupilos de Kek, con sufrimiento, mucho, para vencer a Eslovaquia con un nombre propio, el de su capitán Jan Oblak.

A los comentaristas, locales y visitantes, se les acabaron los calificativos para referirse al portero del Atlético en una eliminatoria de fútbol espeso, donde los detalles sí que marcan la diferencia. En la ida, en Bratislava, el cancerbero consiguió asegurar el 0-0 final con una de las paradas de la temporada. En el minuto 42, Oblak voló para sacar a mano cambiada un cabezazo a bocajarro de Suslov. El esloveno Stojanovic se llevaba las manos a la cabeza, no se creía lo que había consumado su portero. No fue la única mano, decisiva esa noche. En el segundo tiempo, Oblak volvió a convertirse en la peor pesadilla de Suslov cuando le tapó un remate complejo dentro del área y entre las piernas de los defensores. Fin del primer episodio.

La vuelta en Liubliana decidiría. Y el partido hubo de irse a la prórroga. Oblak lo garantizó con seis paradas, cinco a disparos desde dentro del área. El recital empezó ante Schranz, para tapar otro cabezazo en el área pequeña y terminó ante Mraz, al que negó en el 88′ el gol decisivo para dar paso a la prórroga. “¡Oblak, el emperador paralotodo!“, se desgañitó el narrador esloveno antes de explotar con el gol de Cerin.

Eslovenia cumplía, para algunos será un objetivo minúsculo la permanencia, pero el episodio quedará grabado en la fértil historia del deporte esloveno, por extraño que parezca. Sofascore, el sitio especializado en rendimiento en el mundo del deporte, otorgó a Oblak un 9,3 de nota en ese último partido.

“Es el mejor del mundo”, sintetizaba Kek, su seleccionador. Mientras que su homólogo rival, Calzona, se inclinaba: “Oblak ha estado enorme”. “Tus guantes son mi sueño”, rezaba una pancarta de unos jóvenes aficionados eslovenos en una de las gradas. Al final del partido, Oblak hizo que ese sueño se cumpliera.

Así regresa al Atlético el portero, manteniendo el nivel en una campaña espectacular donde ha vuelto a ser capital con sus paradas. Enfocado en los dos objetivos que quedan, la Liga y la Copa, después de caer en los octavos de final de la Champions, donde fue el único portero que detuvo un penalti en la polémica tanda que dejó fuera a los rojiblancos.

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