El Rayo se va al cole: “Es un orgullo ver a tantos niños con la franja”
Trejo, Balliu, Espino y Pedro Díaz visitaron el colegio Madrid Sur como el aperitivo del Día del Niño que la Plataforma ADRV organiza este fin de semana.

Si los niños son el futuro, el del Rayo está asegurado. Cada vez son más quienes visten camisetas franjirrojas, ven los partidos de su equipo y emulan a sus jugadores favoritos en el patio del cole. Este miércoles, en el del CEIP Madrid Sur —situado frente a la estación del Pozo—, no se hablaba de otra cosa. De una visita muy especial, la de Trejo, Balliu, Pacha Espino y Pedro Díaz, en una iniciativa impulsada por la Plataforma ADRV, que servirá como el pistoletazo de salida para el Día del Niño Rayista. Si el tiempo lo permite, los más pequeños disfrutarán del entrenamiento a puerta abierta el sábado y un sinfín de actividades al aire libre el domingo, que van desde un escape room con la historia de la ADRV hasta un torneo de chapas, futbolín, pinta caras, una paellada, un mural...
“Haced caso a los profes, respetad a los demás... y estudiad, que no está reñido con el fútbol”
El consejo de Balliu
La antesala a este prometedor fin de semana ha sido llevar el sentimiento rayista hasta un colegio de Puente de Vallecas, algo que se replicará también en Villa de Vallecas. A las puertas del Madrid Sur, hoy esperaba a la comitiva Lucía Sainz, enfundada con su camiseta franjirroja. “Soy pesadísima con el Rayo, les cuento cosas del equipo, les pongo vídeos... Y eso da sus frutos, muchos se pidieron la camiseta por Reyes y para su cumple. No les dejo que sean del Madrid”, bromeaba la profesora de los alumnos de infantil, de 5 años, presentes en una cita que además reunió a los de quinto y sexto de Primaria. “Algunos de otras clases se han puesto a llorar porque no podían verlos”, corroboraba Ángeles, la jefa de estudios, mientras acompañaba a los jugadores —recién salidos del entrenamiento— al interior del centro. “¡Mira, mira!”, se decían Balliu y Trejo, señalando a una profesora que les saludaba desde la ventana.
Su entrada al gimnasio no ha tenido nada que envidiar a la recibida al saltar al césped de Vallecas. Gritos, aplausos y muchas camisetas rayistas entre un público emocionado, con dibujos para regalar a sus ídolos. El periodista Raúl Granado condujo este encuentro, donde los jugadores echaron la vista atrás para recordar cómo eran ellos a esa edad... “Yo era muy buen alumno, escuchaba mucho a los mayores y me portaba bien. Me gustaban mucho las mates”, reivindicaba Balliu para risa generalizada de sus compañeros. Trejo pidió a los chavales una cosa: “Haced caso a los profesores, que llevan a cabo un trabajo muy importante. Mis papás tuvieron que hacer un sacrificio enorme para llevarme a un colegio privado, mis hermanas no tuvieron la oportunidad. Valoren mucho el esfuerzo de los padres y profesores”. También Pacha Espino les dio un consejo: “Hay que respetar a los demás y divertirse cada día. Mi escuela en Uruguay era muy chiquita y dábamos cuatro horas de clase”. “Yo me acuerdo un poco más, porque soy más jovencito”, comenzaba burlón Pedro Díaz, que desveló: “Me portaba muy bien, porque si no lo hacía me quitaban el fútbol. A mí se me daba mal el inglés”.
“¿Un momento? Me quedo con junio de este año, porque vamos a ir a Europa”
El sueño de Espino
El barrio lleva implícito también unos valores, que se respiran en las aulas y en el vestuario. “Vallecas acoge y arropa seas de donde seas”, definió Balliu, a lo que Trejo añadió: “Aquí hay un enorme sentimiento de pertenencia. También empatía, solidaridad...”. La emoción estaba a flor de piel. “Es un orgullo ver que los niños quieren ser del Rayo. Eso se ve poco hoy en día”, afirmó Espino, mientras una profesora camuflada entre el público gritó: “¡El año que viene a Europa!”. Los aplausos tronaron hasta que llegó el turno de levantar la mano. “¿Cuántos de vosotros vais al estadio?”, lanzó Granado. Decenas de manos se alzaron. La semilla del rayismo está germinando. De hecho, muchos y muchas sueñan con ser futbolistas el día de mañana y para ellos llovieron las recomendaciones. “Es importante que estudiéis”, subrayó Balliu y Trejo asintió: “Ambas cosas son compatibles. Nadie sabe qué nos deparará el futuro, por eso es importante formarse”. Es más, Pedro Díaz tomó al Chocota de ejemplo: “¡Mírale a él cómo amaga y maneja el balón! Al fútbol no solo se juega con los pies, también con la cabeza”. Esa complicidad más que evidente es la que destacó Espino: “Lo más lindo es el compañerismo”.
El turno de preguntas dio para bromas varias: “¿Os enseñan muchas rojas?”. “Esta la va a responder Pacha”, reía Balliu y Espino tomó el guante: “Más amarillas porque me gusta dar patadas y si lo hago muy mal me sacan la roja, pero de eso se aprende”. “¿Qué hacéis si os pitan penalti?”, quisieron saber. “Rezar para que Batalla nos salve, porque si no nos cae una buena”, reflexionó Balliu. “¿Hacéis chilenas?”, continuaron. “Yo no puedo por la edad”, bromeó Trejo, que encontró la réplica en el benjamín del grupo. “Yo tampoco, porque te haces daño en la espalda al caer”, ratificó Pedro Díaz. “¿Y os movéis mucho?”, insistieron los alumnos. “Si no me muevo, el míster me saca del campo”, reía el Chocota y Balliu apostilló: “A mí, al revés, me quita si me muevo demasiado”. Los improvisados periodistas les sacaron algunas bonitas frases sobre su llegada al Rayo. “Cuando me llamaron no me lo pensé dos veces”, afirmó rápido Balliu. “Yo volví a un lugar de donde no debí irme nunca, porque es mágico”, se emocionó Trejo y Espino le miró: “A mí me trajo Óscar Trejo. Si no fuera por él no estaría acá, así que le estoy muy agradecido”. Acertó en su decisión Pedro Díaz: “Nunca sabes qué pasará, pero acerté y soy feliz”.
“Prometí un coche a mis padres si marcaba en el Bernabéu... Cuando lo hice, los miré y los vi haciendo el gesto de un volante”
La anécdota de Pedro Díaz
A la hora de escoger un momento, Balliu y Trejo se decantaron por “las semifinales de Copa”, aunque el Chocota se acordó también de ese milagro de Montilivi del que fue partícipe en el último ascenso a Primera. Pero no solo hay que mirar al pasado, sino también al futuro. Bien lo sabe Pacha, valiente en su elección: “Con junio de este año, porque vamos a ir a Europa”. Hubo sonrisas cómplices entre los jugadores y un “ohhh”, entre los alumnos. Pedro Díaz no fue muy atrás. “Me quedo con mi primer gol en Primera en el Bernabéu”, itió. “Golazo”, murmuraban varias niñas con sus camisetas, una de ellas con la de la UEFA, abeja incluida. Ese tanto escondía una divertida anécdota. “Estaban mis padres y antes del partido nos fuimos a pasear por el Retiro y pasamos al lado de un concesionario. Van a cambiar de coche ahora y estaban mirando uno muy guapo. Yo, tan chulo, les dije: ‘Si marco, os lo regalo’. Marqué y al terminar el partido los saludé desde lejos y les veo haciéndome el gesto del volante”, imitó Pedro.
A la hora de seleccionar un equipo, que no fuera el Rayo, hubo diversidad de opiniones. “El Barça es quien está más en forma”, coincidieron Balliu y Pedro Díaz, mientras que Trejo y Espino barrieron para casa. Por “Boca” se decantó el argentino y por “Nacional”, el uruguayo. Más apoyo de la hinchada se encontraron en la elección del mejor jugador. “A mí me gusta mucho, no sé si lo conocéis, Isi Palazón”, esgrimió Balliu, aclamado como si hubiese marcado un gol. Al igual que Pacha cuando, “después de Martín Cáceres”, escogió al Choco. Messi y Pedri fueron las opciones de Trejo y Pedro Díaz. La guinda final llegó en forma de promesa. “Si siguen estudiando y portándose como lo están haciendo, vamos a invitar a todos los que están aquí al último partido de la temporada en Vallecas”, se vino arriba Trejo para delirio de los allí presentes. Hubo gritos de “Os queremos”, fotos, abrazos, autógrafos...
“Si seguís estudiando y siendo buenos, os invitamos al último partido en Vallecas”
La promesa de Trejo
Los jugadores franjirrojos se marcharon con deberes, los de leerse todas las cartas y colgar los dibujos recibidos, pero sobre todo con mucho cariño en la mochila. “Para los chavales esto es muy importante. A los que están más desmotivados, les hace revivir, tener ilusión y confianza”, se le quebraba la voz a Carmen, esa profesora que los saludaba desde la ventana a su llegada y que se coló en el gimnasio para hacerse con un autógrafo en una hoja de cuentas: “Es para uno de mis alumnos de Primero, que se ha quedado llorando desconsolado”. El rayismo puede estar orgulloso. Tiene sus raíces bien arraigadas, como los valores de un equipo y de un barrio diferentes. De esos que crean escuela...
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