El desapego llega en el peor momento
Ante el Rayo se escuchó por primera vez este curso, con tanta rotundidad, el “¡Ramírez, vete ya!”. La entrada del viernes fue la tercera peor de esta liga.
Por no quedarle nada, a la Unión Deportiva Las Palmas no le queda ni siquiera tiempo a estas alturas de la temporada. Al menos, dependiendo de sí misma. Ahora, el equipo grancanario afronta las dos últimas semanas de la temporada tras dos revolcones tan duros de asumir. Resulta que el calendario le ‘regaló’ dos partidos consecutivos en casa a estas alturas, y en ambos se fue a dormir tras las respectivas derrotas ante Valencia (2-3) y Rayo Vallecano (0-1). Encima, el martes visita a un Sevilla que, después de perder 3-2 en Vigo, asume por fin que igual desciende. Lo que le pasará a Las Palmas salvo milagro. Más drama.
Sea como fuere, en esta segunda temporada en Primera tras el ascenso de 2023, a Las Palmas le ha llegado el desapego en el peor momento posible. Ni que fuera un efecto dominó de erróneas decisiones y discutibles políticas deportivas y económicas con la venta de entradas o abonos, por ejemplo, el viernes, cuando el partido contra el Rayo agonizaba y otra victoria visitante estaba a punto de producirse en el Estadio de Gran Canaria, se vivió el momento más complicado de la temporada de la tensa relación entre el club y su afición.
Resulta que, un par de minutos más allá del 80, algo empezó a bullir en la Grada Curva, donde las entradas para este duelo no eran precisamente baratas: 39 euros para el público adulto y 18 para las y los menores de entre 0 y 7 años. Allí, en uno de los fondos del colosal recinto deportivo del barrio de Siete Palmas, se empezó a entonar bien alto, más claro y fuerte que en toda la temporada, el cántico del “¡Ramírez, vete ya!”, en referencia a Miguel Ángel Ramírez, máximo accionista y presidente de la entidad. Poco a poco se fueron uniendo los diferentes sectores del graderío del Estadio, que por supuesto se acordó también de los futbolistas a través de los inevitables silbidos.
Mostraba así la afición de Las Palmas presente en la cita con el Rayo su disconformidad con la gestión del club a nivel económico (precios de las entradas y abonos) y deportivo, sumida además la primera plantilla en mil problemas a punto de explotar en forma de descenso con todos los honores. El viernes pasado, además, se registró la tercera peor entrada de la temporada en el EGC, ocupándose, en una entidad con alrededor de 25.000 abonadas/os, apenas 20.577 butacas ocupadas en un recinto que roza las 33.000
Esta cifra de asistencia, en el momento más decisivo de la temporada, ejemplificó a la perfección la sensación de desapego del club hacia una masa social que en apenas dos partidos había metido a menos personas a ver a Las Palmas en casa: ante Alavés (17.566) y Osasuna (19.762). La mejor entrada, a falta del duelo contra el Leganés del domingo que viene, llegó con el Real Madrid (31.192 tickets de asistencia vendidos).
Antes de ese último partido en casa de la temporada, Las Palmas tiene una media de 23.662 espectadores, bastante inferior a la del curso anterior, cuando al Estadio de Gran Canaria entraron, durante toda la temporada, 475.774 personas. Ahora mismo, faltando los 90 minutos anteriormente citados, hay bastantes menos: 425.916.
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