El Barça Atlètic, el patito feo de La Masia
El filial azulgrana, con una planificación errática de sus responsables, Joan Soler y Alexanco, se avecina al precipicio de la Segunda RFEF. El último volantazo, el cambio de entrenador.


No todo es oro lo que reluce en la base del Barça. La Masia es una máquina de producir jugadores, pero en el paso intermedio, mientras los Balde, Cubarsí, Gavi o Lamine apenas han hecho acto de presencia, el filial, emblemático Barça Atlètic, se desangra fruto de una combinación de variables que le tienen antepenúltimo en el Grupo 1 de la Primera RFEF, a punto de irse al infierno de la Segunda categoría del fútbol no profesional, un pozo sin fondo.
La última decisión del Barça, descabezado de organigrama en esa parcela, ha sido la de destituir a Albert Sánchez y colocar a Sergi Milà, al que el club tenía aparcado en un despacho como director de metodología del fútbol base. Milà viene acompañado de un ayudante, Gerard Sarrà, que compartirá puesto de ayudante con Toni Clavero. Teóricamente, los responsables de esa decisión son José Ramón Alexanco, director del fútbol base y persona muy vinculada a la cuerda de Joan Laporta; y Joan Soler, enigmático directivo que pasó de estar en la precandidatura del estrambótico Jordi Farré a aspirar a vicepresidente. En los últimos tiempos, sin embargo, se le ha visto más alejado de la cúpula directiva, al punto de no hacer muchos de los viajes del primer equipo, con quien era un clásico y un inseparable de Enric Masip, asesor de confianza de Laporta.
El Barça Atlètic es una amalgama de problemas. La cosa empezó por el adiós de Rafa Márquez en verano. El mexicano, que tenía el sueño de ser el sustituto de Xavi, y que incluso por un momento fue una opción real cuando el de Terrassa anunció su adiós en diferido en enero del año pasado, se marchó a México para convertirse en el ayudante de Javier Aguirre, seleccionador, y en su más que posible recambio en un futuro no muy lejano. El Barça miró a la casa y colocó a Albert Sánchez. Además, la configuración de la plantilla sufrió un buen zarandeo en verano. Jugadores llamados a estar en el filial (Marc Bernal o Gerard Martín entre ellos) pasaron al primer equipo. Otros, como Casadó o Pau Víctor, pasaron a las órdenes de Flick. También se marcharon jugadores que garantizaban el nivel de la categoría como Mika Faye, Alarcón o el propio Marc Guiu, un caso polémico con su fichaje por el Chelsea. El club también ha ayudado en la descapitalización. Unai Hernández, uno de sus referentes y un jugador con talento de sobra para jugar en Primera, se acaba de marchar a Arabia Saudí para jugar en el Al Ittihad de Benzema por 4,5 millones de euros. Y, por si fuera poco, el club azulgrana ha metido en la nevera a Pau Prim por la negativa del jugador a renovar su contrato.
El equipo, sin porteros además (Kochen está como tercero del primer equipo y Astralaga se ha lesionado), ha quedado en manos de chavales como los primos Guille y Toni Fernández, apenas dos adolescentes, más otros juveniles como Landry Farré o Pedro Rodríguez, grandes promesas pero jovencísimos en una categoría donde se muerde porque es un futuro sin mañana. La reacción de los responsables ha sido incorporar jugadores como Godoy, un delantero procedente del Eldense que la temporada estuvo en el Nástic; y apuestas arriesgadas como los ghaneses Oduro y Aziz o el maliense Diarra. Veremos cómo acaba esta aventura del Barça Atlètic, ahora con Sergi Milá. Sin duda, el patito feo del último salto de La Masia.
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del día, la agenda con la última hora de los eventos deportivos más importantes, las imágenes más destacadas, la opinión de las mejores firmas de AS, reportajes, vídeos, y algo de humor de vez en cuando. Si estás interesado en licenciar este contenido, pincha aquí.
Rellene su nombre y apellidos para comentar
Tu opinión se publicará con nombres y apellidos