Celta | Borja Iglesias

Borja Iglesias: “El odio salpicó a mi familia y ahí pensé en dejar el fútbol”

El delantero santiagués atiende a AS para repasar su exitosa carrera, hablar del acoso que sufre en redes sociales y ensalzar las figuras de Xabi y Giráldez.

15/05/25  CELTA DE VIGO 
ENTREVISTA BORJA IGLESIAS
LALO R. VILLAR
Clemente Garrido
Actualizado a

Recuerdo su temporada de explosión en el filial hace ocho años, transmitía mucha superioridad en el campo y cada balón que tocaba era gol.

Lo recuerdo con mucho cariño por el grupo que teníamos, por cómo jugábamos, por lo competitivos que éramos. El mérito que yo hiciese esa temporada era cómo jugaba el equipo y la capacidad que tenía para atacar. Tengo muy presente ese equipo y ese año porque marcó mucho mi vida.

Tenía 24 años, que para explotar en un filial ya es tarde. ¿Había presión?

Es cierto que lo que recibía desde fuera era sensación de que me estaba haciendo mayor, me lo decían mis amigos y mi entorno. Pero yo me encontraba en un momento ideal para probarme, me sentía preparado para competir más arriba.

A esa edad no podía alternar primer equipo y filial. ¿Supuso un freno en su carrera?

Fue un poco el dilema que se planteó esa pretemporada. En principio parecía que podía quedarme en la primera plantilla, pero después llegaron más incorporaciones y al final no había espacio. Al final decidí volver al filial porque Alejandro Menéndez me convenció. Me dijo que iba a disfrutar y tenía razón.

En la grada de Barreiro tenía dos fans incondicionales, su madre y su hermana. ¿Lo viven siempre con tanta pasión?

He tenido suerte porque mi familia lo ha vivido con mucha intensidad, pero sin meterme ningún tipo de presión. Siempre han estado de mi lado, me han apoyado en momentos buenos y malos. Ahora me vienen a ver a Balaídos y se siguen emocionando con lo que pasa.

Da el salto al fútbol profesional con esa cesión al Zaragoza y allí ya demuestra que va en serio.

Esa situación me viene en un momento que tengo cierta madurez y allí encajo a la perfección. Justo se acababa de ir el delantero, llego yo, contaba con minutos, empecé bien y el equipo compitió todo el año por el ascenso. Estuve muy feliz ese año allí, disfruté mucho.

Allí se hace amigo de uno de sus ídolos, Kase.O.

Gran parte de la culpa de mi bienestar en Zaragoza la tiene él. Siempre he sido fan declarado de su música, lo conocí el día de la presentación y pude unirme a ese círculo de gente que tiene él alrededor, que son maravillosos. Compartí muchos momentos con ellos, sobre todo entre semana fuera del fútbol. Iba a su estudio, nos íbamos a comer, venían a mi casa a jugar a la Play... Hacíamos muchos planes juntos y me hizo sentir como en casa.

Ser amigo de tu ídolo tiene que ser la bomba.

Es un regalo. Ni me lo imaginaba cuando era adolescente y lo escuchaba en mi Walkman.

En verano de 2018 vuelve a Vigo, donde estaban destacando Aspas y Maxi. ¿Se fue porque no se sentía capaz de competir con ellos?

Se dio una situación dentro del mercado que era beneficiosa para todos. Yo era un jugador que llevaba 12 minutos en Primera y en ese momento era mi realidad. En la plantilla había cuatro delanteros, yo sería el quinto. Hablo con Unzué y él me dijo que quería tomar decisiones durante la pretemporada, pero al final esta decisión se tomó al principio. Los clubes lo vieron bien y yo también vi que era una buena oportunidad. Creo que tomamos todos la decisión correcta.

¿Igual no se explicó bien la situación en aquel momento?

A veces también queremos explicación para todo y la realidad es que se nos escapa información.

Casualidades del destino, el primer partido es en Balaídos.

Fue uno de los partidos más complicados que he vivido por esa sensación que había en torno a mi salida. Fue complicado a nivel mental en los días previos porque muchas veces no hay información y se sacan conclusiones, cuando en realidad es todo mucho más sencillo.

¿Venía preparado para escuchar pitos?

Viendo un poco lo que me llegaba en redes veía que había gente que no estaba de acuerdo con la decisión. Y también está bien. Tampoco recibí insultos ni nada por el estilo, solo recibí silbidos, que se puede llegar a entender por lo que había pasado. No fue algo que me hiciese daño.

Marca 17 goles y clasifica al Espanyol para Europa, buen bautizo en Primera.

Para mí fue muy bonito confirmar lo que yo creía que podía hacer, que luego hay que demostrarlo. Está muy bien que te veas capacitado, pero luego hay que hacerlo.

Llevaba tres años marcando muchos goles, veía la portería gigante.

Y no sabes muy bien porqué ni cómo. Me pasa por momentos y en etapas. Hay veces que piensas mucho las cosas y no sirve de tanto. Y otras, simplemente estás fluyendo, sale y ya está. El objetivo es disfrutar los estados de ánimo, los momentos buenos. Pero cuando no sale también hay que relativizar.

Si los veranos anteriores fueron intensos, no quiero imaginar cómo fue el de 2019.

Sobre todo porque había mucho rumor alrededor. Hay cosas que son verdad y cosas que no, llega un momento que hasta dudas de lo que está pasando.

¿Por qué no les cuentan todo lo que está pasando?

No, generalmente se inventa la Prensa, entonces no lo sabemos porque no existe. En mi caso estaba al tanto. Era una operación compleja porque el Espanyol no quería vender y hubo que ejercer la cláusula.

Y pasó de tres años magníficos a, de repente, ver la portería enana.

Empecé bien, hice tres goles en cuatro partidos en la clasificación para Europa League, pero en la primera jornada me lesioné. Paré tres semanas, en las que entró Loren e hizo tres goles. De repente, el escenario era completamente distinto y había que volver a remar, a entender la nueva situación e ir creciendo. Creo que empecé jugando muy bien, pero con poco acierto de cara a gol. Tuve bastante ansiedad porque había una expectativa grande puesta en mí, era relativamente joven y había vivido pocas situaciones de ese estilo. Fue como tocar tierra de nuevo. Hasta entonces había ido todo muy bonito, pero era darse cuenta de que habría momentos mejores y peores. Lo bueno es que venía de un año en el Espanyol que me servía como anclaje, saber que estaba preparado para hacerlo en Primera. Ese año fue de introspección, de volverse a conocer, de cuidarse mucho. Aprendí muchas cosas.

Finalmente recupera el gol y llega el año magnífico de 2022, cuando gana la Copa y recibe la llamada de la Selección.

Fue un año muy bonito a nivel deportivo, pero a nivel personal posiblemente fue uno de los más raros. Empecé el 2022 con una ruptura después de mucho tiempo y a veces es curioso, porque estaba pasando uno de los peores momentos a nivel personal, pero cada vez que jugaba, encontraba portería, ganamos la Copa del Rey... Recuerdo que ese principio de año fue bastante complicado, pero el fútbol también me ayudó mucho a relativizar lo que me sucedía fuera, a estar más tranquilo y disfrutar del grupo, de lo que estábamos viviendo. Me ayudó a superar cosas que en otro momento me hubiera costado más.

Lo que es la perspectiva, desde fuera lo veíamos como su año más feliz.

La felicidad va y viene. Que no estés bien en tu trabajo no quiere decir que estés infeliz y que no estés bien en una relación no quiere decir que luego no seas feliz. Viví un proceso distinto, con unas emociones distintas. Incluso en esos momentos de tristeza, yo me consideraba una persona feliz igual. La felicidad tiene tanta carga que la idealizamos y luego hay momentos que no son tan alegres, pero te están haciendo bien.

Estaba fuera de casa, ¿se sintió muy solo?

Recuerdo que ganamos la ida de la semifinal de la Copa del Rey y yo estaba en un momento bastante complicado. Había mucho euforia porque habíamos remontado fuera de casa y yo había marcado gol, recuerdo toda esa sensación y llegar a mi casa y ver todo apagado. Fue entrar y decir ¡guau! Tenía momentos de euforia máxima y momentos de soledad. Vivía en momentos muy felices y en otros con un poco más de tristeza.

¿Acudió al psicólogo?

Desde Zaragoza trabajo con una psicóloga deportiva, primero con Patricia Ramírez y luego con María Cabrera, con la que sigo trabajando. Ahora también tengo a Laura Centoria aquí en el Celta. Es un lujo poder tenerlas cerca, poder mostrarte de formas que en otros sitios igual no puedes. En toda mi carrera, desde que trabajo con profesionales me ha venido muy bien. Son momentos de desahogo, de entenderte, de respetar esas emociones. A veces tenemos mucho rechazo a la tristeza o a pasar un mal momento y realmente hay que vivirlos, todo el mundo los vivimos, y aprender de ellos. Tener gente que te ayuda con herramientas es fantástico.

En ese 2022 le llega la llamada de la Selección a las puertas del Mundial. ¿Fue un sueño cumplido?

Era algo que ni había soñado de niño. Era tan lejano que ni me lo había planteado. Es verdad que hubo momentos que pensaba que podía ir y lo tenía más presente, pero cuando era niño no era ni un sueño.

Finalmente se quedó fuera del Mundial y es precisamente en esos días cuando conoce a su actual pareja. Sin embargo, en lo profesional vive su peor temporada.

Pero aún así era muy feliz en lo profesional también. Obviamente tienes preocupaciones porque no están saliendo las cosas, pero lo afronté de una manera distinta a otras etapas. Supongo que vivir experiencias y la madurez cambia mucho. Estaba viviendo un momento personal muy bonito, pero en lo profesional me tocó vivir una situación distinta. Creo que cuando participé lo hice bien, pero la realidad es que no hacía goles. En base a esa situación, me sale la oportunidad de ir a Alemania, que si hubiera estado jugando y marcando, igual no hubiese ido.

¿Llegó a pensar en retirarse?

Sí, pero fue más por un tema de discrepancias con mi profesión. A veces, me sentía fuera de lugar o el odio que ha llegado hasta ciertos límites. A nivel personal, llegó a salpicarle a gente de mi familia o a mi pareja. Ahí hubo momentos en los que pensé si merecía la pena todo esto. Ya no tanto por el impacto que tenía en mí, sino por el que tenía en mi entorno, en la gente que quería. En el verano después del Mundial, le di muchas vueltas y pensé en dejarlo. Luego reflexioné y el fútbol es mi forma de vida. Hay cosas que te saturan mucho, pero el día a día como futbolista profesional es un sueño.

Usted también se expone mucho, ¿pensó en no hacerlo?

Creo que desde mi posición tengo cierta fuerza para mejorar algunas cosas, aunque a veces es difícil. Es donde me siento a gusto y como mejor duermo.

En las últimas semanas ha recibido muchos mensajes homófobos. ¿Por qué hay tanta homofobia en el fútbol?

Ojalá saberlo. Hacía un tiempo creía que iba mejorando, pero veo que no. Me da pena porque estamos limitando muchas veces el deporte, sobre todo el fútbol, a muchas personas que también lo disfrutan. Los alejamos de disfrutar del fútbol porque al grueso no le gusta cosas que no tienen sentido, como la persona con la que quiere compartir su vida. Tenemos que ser conscientes de que hay mucho odio hacia muchos sectores y hacia muchas personas.

En el fútbol femenino, la comunidad LGTBI está mucho más integrada. En el fútbol masculino es casi imposible ver a un futbolista, a un árbitro o a un periodista que lo diga abiertamente. ¿Por qué?

No lo entiendo. Lo he pensado mucho y he reflexionado mucho al respecto y nunca le he encontrado una explicación. Va a cambiar, llegará un momento en el que se normalizará lo normal, pero es curioso lo que cuesta.

El caso es que no se retira y gana la histórica Bundesliga con el Bayer Leverkusen.

El fútbol alemán me pareció increíble, cómo lo vive la gente y el respeto que hay hacia el futbolista, lo bien montado que está para que el aficionado disfrute la experiencia de ir al estadio antes y después del partido... Me gustó mucho y fui un afortunado por vivir cinco meses de algo histórico con Xabi Alonso, que me trató de maravilla, me hizo estar muy a gusto y me hizo volver a encantarme con mi profesión. Fue brutal.

Pronto se reencontrará con él. ¿Qué entrenador se va a encontrar el Real Madrid?

La base de su forma de comunicar hacia el jugador es que es un tío normal y que tiene una idea de juego muy atractiva para el futbolista. Veo muchísimas similitudes entre Claudio y él, desde la formación que utilizan hasta cómo analizan los partidos, la capacidad que tienen de intervenir en el resultado del partido a través de los cambios, la cercanía con el jugador... Para mí, Xabi fue un soplo de aire fresco y lo disfruté mucho.

¿Lo ve preparado para entrenar al Madrid?

Yo lo veo preparado para cualquier cosa, ya lo veía allí.

Y tras Alemania, surge la oportunidad de regresar al Celta.

Me llega la situación a través de mis agentes, me preguntan cómo lo veo y yo en ese momento les digo que me encantaría porque sería quitar una espina de algo que me encantaría vivir. Al poco tiempo me llama Iago, luego hablé con Claudio bastante y si ya tenía ganas de venir, cuando hablé con él, todavía más.

¿Esperaba una temporada tan buena?

Hace tiempo que intento no hacerle caso a las expectativas porque generalmente no se cumplen, ni para bien ni para mal. Tenía muchas ganas de volver a encontrarme a nivel futbolístico y creo que de la mano de Claudio era la mejor solución.

Recientemente dijo que Giráldez fue su mejor entrenador.

Lo digo a todos los niveles. Claudio me ha hecho mejor personal y futbolísticamente. He mejorado en muchos aspectos del juego, en la capacidad de presionar, físicamente me encuentro en uno de los mejores momentos de mi carrera, en el entendimiento del juego, en la capacidad de exprimirme a nivel táctico, de poder entender qué está pasando y cómo poder ayudar a mis compañeros, de cara a portería, asistiendo, sujetando balones... Me ha hecho más completo.

El otro día itió que cambió la táctica después de ver la alineación del Sevilla. ¿Es eso habitual en el fútbol?

Al final hay un trabajo detrás durante la semana y mucho antes. Hay una valoración del rival, una forma de entender cómo puedes hacerle daño y cuando te encuentras una alineación, igual están cambiando las ventajas o el posicionamiento de los jugadores. A mí me parece de ser muy rápido y muy inteligente. Estas cosas son las que te llaman la atención y te hace crecer, porque te propone retos. Estás todo el rato pensando y es muy importante pensar en el fútbol. Él lo lleva a un límite en el que es muy enriquecedor, pero no te consume, no hay una presión excesiva porque sientas que tiene que ser así.

¿Les incluye en el debate sobre lo que piensa?

Muchas veces. Está abierto siempre a escuchar. Yo soy el primero que a veces le digo por qué hace tal cosa y él me dice por esto y por esto. Si yo veo otra cosa, se lo comento y él le da una vuelta y lo debatimos.

¿Jugará el año que viene en Europa con el Celta?

Ojalá.

¿Cómo está eso?

No lo sé. Ahora estamos centrados en que el Celta juegue en Europa primero.

Dicen que los jugadores siempre juegan donde quieren.

Eso dicen.

¿Y es cierto?

Sí, puede ser.

¿Entonces?

Entonces ya veremos, porque no siempre. Yo estoy muy feliz aquí, pero es una situación que no se ha hablado todavía. Ellos se están jugando muchas cosas, nosotros también y creo que no es el momento. Ahora mismo centrarnos en situaciones más individuales creo que sería perder un poco el foco de lo que estamos haciendo. Tendremos tiempo para verlo y ojalá se dé como queremos todos que se dé.

¿No siente entonces que el domingo será su último partido en Balaídos de celeste?

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A día de hoy, sí. Pero espero que no.

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