Catastrófico Motta

Desastre es la única manera de definir el momento que vive la Juventus. Tras haber caído de mala manera contra el PSV en el playoff de Champions (equipo que perdió 7-1 en su estadio ante el Arsenal...) y haber sido eliminada por un Empoli que hizo rotaciones en los cuartos de la Copa italiana, a Thiago Motta se le pedía volver a brillar al menos en la Serie A.

Las cinco victorias consecutivas entre febrero y principios de marzo hicieron hablar hasta de meterse en la pelea por el Scudetto con Inter, Nápoles y Atalanta, pero el enfrentamiento directo con los de Bérgamo, además de dejar a los turineses a nueve puntos del liderato, dejó clarísimo que su nivel es otro.

El 0-4 (que pudo ser todavía más abultado) supone la peor derrota como local de la Juventus desde 1967, cuando cayó con el mismo resultado en un derbi contra el Torino, y ahora es imposible no reflexionar sobre el futuro. En principio, Thiago Motta había tomado las riendas de un proyecto a largo plazo, con un contrato hasta 2027 que, hoy por hoy, no le asegura la continuidad.

Al ítalo-brasileño se le pidió darle al equipo una identidad táctica brillante y resultados, pero no llegó ni una cosa ni la otra, y eso a pesar de una inversión total de casi 200 millones en el mercado entre verano e invierno. Las portadas de los periódicos deportivos hoy dejaron claro el momento: “La Dea destroza a la Juve” (La Gazzetta dello Sport), “Una masacre” (Corriere dello Sport), “Ya basta” (Tuttosport).

Mientras en la prensa italiana surgen rumores sobre el vestuario, que se queja de la “falta de empatía” de su técnico, la directiva empieza a valorar alternativas. El sueño es convencer a Antonio Conte de regresar a Turín, aunque firmó con el Nápoles hasta 2027 y ha logrado devolver la competitividad a los sureños tras un año desastroso, que terminó con un décimo puesto. Gian Piero Gasperini, que anunció su intención de no renovar con el Atalanta, es otro nombre caliente, al igual que Roberto De Zerbi, quien lo está haciendo muy bien en Marsella.

Mientras tanto, a Thiago Motta hoy le tocará mirar atrás. Si la Lazio gana contra el Udinese esta noche, la Juventus, que durante unos días soñó con el Scudetto, perderá también su puesto en la zona Champions. Clasificarse para la máxima competición continental es un objetivo mínimo, pero vital. Y, a día de hoy, no está asegurado, ni mucho menos.

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