Casemiro, perdónalos...

El peor Manchester United en 50 años está en la final de la Europa League. Futbolísticamente es difícil de explicar. Sufrió (y tuvo ayudas arbitrales) ante la Real Sociedad, ante el Lyon y también ante el Athletic. En la Premier navega sin rumbo y sin objetivos.

El proyecto es un incógnita deportiva y económica a pesar de que la apuesta por Amorim tiene lógica, visto el enorme potencial como técnico mostrado en el Sporting de Portugal. Sólo la grandeza de su escudo, de su estadio, de sus jugadores más importantes, le han mantenido vivo en la competición europea, aún sin saber muchas veces cómo.

Bruno Fernandes es el mejor futbolista del equipo y Casemiro, el auténtico emblema. El brasileño se echó el equipo a las espaldas tanto en la ida como en la vuelta. Es curioso el proceso que ha sufrido desde que llegó Amorim al puesto. El técnico portugués no lo tenía en sus planes y lo ha recuperado para la causa. De posible venta a Arabia en el mercado de invierno ha pasado a santo y señor del mediocampo de los Diablos Rojos.

El abrazo entre ambos tras ser sustituido ante el Athletic lo define bien: nada de este sueño europeo del United sería posible sin la gigante aportación del exmadridista. Lo que muchos pensaban que era imposible está hoy más cerca. Un United campéon, uno que tiene la Champions a un partido (debe ganar la final). El de Amorim. El de Casemiro, por supuesto.

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