Estreno en el nuevo Tartiere con un sonado triunfo gijonés
Lozano y Villa, que mandó callar a la afición del Oviedo en la celebración del gol, firmaron hace 23 años la última gran alegría gijonesa en la capital.

Tres escenarios diferentes han vivido la historia de los derbis asturianos disputados en la capital del Principado. El último derbi en el campo de Teatinos lo ganó el Sporting; el primero en el estadio de Buenavista no tuvo ni vencedores ni vencidos y el último en el viejo Tartiere fue en Primera con victoria azul; mientras que el estreno de un partido de la máxima rivalidad en el nuevo Carlos Tartiere, de nuevo en Segunda, trajo la última gran alegría para los sportinguistas.
Desde aquel 28 de octubre de 2001, el equipo rojiblanco ha sido incapaz de ganar en los ocho encuentros que se han disputado desde entonces, con tres empates y cinco victorias del Oviedo. Por tanto, los sportinguistas visitan este sábado de nuevo el Tartiere con la ilusión por repetir gestas pasadas, aunque no fuesen demasiadas, como aquella última que tuvo como gran protagonista a David Villa.
El delantero de Tuilla, con el ‘9′ a la espalda, comenzó aquella temporada 2001-2002 a labrar el camino que acabó convirtiéndole en leyenda en el fútbol español. Con solo 20 años, el ‘Guaje’ logró 18 goles (fue el tercer máximo goleador de la liga) uno de ellos en este derbi que hoy se recuerda por el gesto que tuvo en su celebración, mandando callar a la afición oviedista. Villa fue una pesadilla para los azules en aquella mañana de domingo, con las cámaras de Canal+ en directo.
David Villa logró a la hora de juego el segundo gol que cerraba un partido extraño, que se acabó llevando el Sporting pese a sufrir dos expulsiones (Dorado y Juan), aunque la segunda llegó en los minutos finales por doble amonestación. Pero la primera cartulina roja pudo cambiar el rumbo del encuentro que se había puesto de cara muy pronto para los gijoneses.

Raúl Lozano abrió el marcador para el equipo de Pepe Acebal (otro asturiano, Quique Marigil, ocupaba el banquillo local), casi sin tiempo a que el estadio se llenara. Solo iban siete minutos del encuentro. El Sporting tenía controlado un duelo que pudo cambiar antes del descanso. Corría el minuto 37 cuando el colegiado valenciano Arcas Piqueres vio mano --a instancias del juez de línea-- en un disparo de Onopko que en realidad se había estrellado en el pecho de Dorado. Penalti y expulsión.
Sin embargo, el entonces portero del Sporting Juanjo Valencia detuvo el penalti lanzado por Geni, flojo y un poco centrado. Este fallo y la expulsión del ruso Víctor Onopko, que vio la segunda amarilla antes de pasar por vestuarios, dio alas al conjunto rojiblanco que fue superior al Oviedo en todo momento. El segundo gol, obra de Villa, cerró el encuentro y, desde entonces, la serie de triunfos sportinguistas en la capital del Principado.
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