Estado de alarma con un antecedente para la calma

El estado de alarma se ha instalado definitivamente en Nervión. El Sevilla no levanta cabeza ni con Caparrós y la distancia con los puestos de descenso mengua cada jornada. Al equipo le pasa todo lo malo que le puede pasar a un equipo y algo más de propina, no gana un partido desde primeros de marzo, no celebra una victoria en casa desde diciembre y, para colmo, en la otra acera futbolística el Betis solo da motivos para la alegría a los suyos. Y el Sevilla a los béticos, también.

Con Lukebakio presumiblemente sancionado contra el Leganés, el Sevilla afrontará una final por la salvación sin su mejor futbolista. Hay poco a lo que agarrarse más allá de que los distintos modelos no dan más de un 4% de opciones al Sevilla de bajar a Segunda, claro que las matemáticas no entienden de sensaciones y las del Sevilla son aún peores que sus números.

Sin embargo, hay un precedente que invita a la calma. El Sevilla ya estuvo a cinco puntos del descenso a falta de cinco jornadas y lo hizo con Joaquín Caparrós al frente. Fue en la temporada 2001/02, en la que el Sevilla había regresado a la máxima categoría con el único objetivo de la permanencia. Por aquel entonces, el equipo tenía 40 puntos por los 37 que suma ahora y se salvó con holgura.

Tanto es así que el Sevilla se quedó a un punto de la Europa League, clasificación que logró el Alavés gracias a su triunfo la última jornada en Pamplona donde los presidentes de Osasuna y Alavés celebraron el tanto de los vitorianos abrazados... Ahora nadie pide pelear por Europa. Con no pasar la de Caín, en Nervión van servidos.

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