Donnarumma se redime

Hay una norma no escrita que estipula que muchos de los equipos que ganan la Champions necesitan un portero que sea decisivo en los momentos más importantes de las eliminatorias. Un claro ejemplo es el Real Madrid de las últimas dos Orejonas, que contó con un Courtois providencial, erigiéndose, con holgura, como el mejor guardameta del mundo. El PSG de 2025 podría ser un calco, ya que Donnarumma, que hace meses estaba contra las cuerdas en París, cuya renovación se estancó debido a su rendimiento en Europa, ha sido el sostén de los parisinos desde los octavos de final, acercándole a la segunda final de la Copa de Europa de su historia.

El ex del Milan era, hasta este año, un guardameta irregular. Sus prestaciones en la Champions League habían suscitado grandes críticas. Europa era un tormento para Gigio, que no supo recuperarse del golpe que sufrió en 2022, en los octavos contra el Real Madrid, en la que una pérdida suya por una ávida presión de Benzema propició la remontada de los de Ancelotti. En las últimas tres temporadas, su rendimiento a nivel nacional, excelente, incontestable, contrastó con el que mostró cada vez que sonaba el himno de la Liga de Campeones, una quimera que llegó a poner en tela de juicio su futuro en la capital sa.

Tras una debacle en Londres, precisamente contra el Arsenal, el equipo contra el que se consagró definitivamente Donnarumma, las alarmas se encendieron en París en octubre. Luis Enrique llegó incluso a sentarle en Múnich, el 26 de noviembre, pero Safonov tampoco respondió. Desde que el técnico asturiano aterrizó en la capital sa, en julio de 2023, los rumores sobre su desconfianza en el italiano, principalmente por su juego de pies, una faceta que ha mejorado ostensiblemente, sobrevolaron Francia. El fichaje del ruso en verano, por 20 millones, acrecentaron el runrún en torno a su continuidad, en entredicho antes del 2025.

Donnarumma ha sabido redimirse y ha recuperado el nivel que le llevó en su día, sobre todo con Italia y el Milan, a ser considerado uno de los mejores cancerberos del mundo. En Anfield, cuando el PSG acarició la lona, sus paradas revitalizaron a los de Luis Enrique. En Birmingham, con un 3-2 en contra, en un segundo tiempo en el que a sus compañeros les temblaron las piernas, el napolitano sacó un mano a mano providencial a Asensio que habría consumado una hecatombe para el finalista de la Champions. Y, en los dos envites contra el Arsenal, en Londres y París, sus paradas, intervenciones y liderazgo fueron una pesadilla para los de Arteta, que consideró al portero “el mejor jugador de la eliminatoria”.

Francia no ha tenido más remedio que rendirse y recular con Donnarumma, al que denostaron continuamente por su falta de contundencia en los momentos decisivos. El diario L’Équipe, tan crítico con su nivel esta temporada, sobre todo al inicio, valoró su partido ante el Arsenal con un ’9′, rozando la perfección. “El italiano, fiel a sus 2025 partidos en la máxima categoría, fue uno de los héroes de la eliminatoria. En primer lugar, mantuvo con vida al París en un primer periodo trepidante (4º) con un remate de primeras que repelió a Ödegaard (8º). A continuación, realizó otra parada excepcional para evitar el remate enroscado de Saka en el minuto 64″, resumen.

Las estadísticas le dan la razón a Donnarumma, el mejor portero de la Champions desde el comienzo de la fase de eliminación directa. Es el que más porcentaje de paradas ha realizado, un 77%, el que menos goles ha encajado por partido, 0,75, el segundo que menos expected goals recibido, solo por detrás de David Raya, 1,42 por 1,29 y, finalmente, el que más goles ha evitado de su equipo, 2,89. Números que, inequívocamente, arrojan una mejoría sin paliativos de uno de los guardametas que más se ha reivindicado esta temporada y que, cuyas actuaciones, recuerdan a la mejor versión de Courtois, en 2022 y 2024, en la historia reciente de la máxima competición europea.

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