La más dura es Vollering: revalida La Vuelta y hace historia en Cotobello

La tiranía de Annemiek van Vleuten en La Vuelta Femenina by Carrefour.es tiene heredera. La holandesa, leyenda entre leyendas, ganó tres ediciones seguidas de la prueba con el Movistar. En la última, sin embargo, se tuvo que dejar el corazón hasta la línea de meta, imponiéndose por sólo nueve segundos. Era 2023 y, entonces, el ciclismo mundial ya le empezaba a rendir pleitesía a una nueva reina, Demi Vollering (28 años). Tras quedarse con la miel en los labios, la actual ciclista del FDJ-Suez ganó la siguiente edición, la del año pasado, con un final apoteósico en Valdesquí (Madrid). Este sábado, cumpliendo los pronósticos, revalidó su corona para seguir la senda de su compatriota. Además, con dosis extra de historia. Vollering, con un ataque en el último kilómetro para aparecer sola entre la niebla, amarró su segunda Vuelta seguida con victoria en la etapa más dura de siempre en la prueba, con 2.724 metros de desnivel y final en Cotobello (Asturias). La dureza es su aliada, como decía esta misma semana en AS. La dureza es ella.

El monstruo asustaba. En total, se recorrieron 152 kilómetros y se subieron tres puertos exigentes, todos situados en la segunda mitad de la jornada. Uno de segunda categoría, Colladona (5,5 km al 7,4%), y dos de primera, Colladiella (6,4 km al 8,2%) y el temido Cotobello (10,3 km al 8,8%). En la salida, sin embargo, parecía que la cosa no iba con Vollering. En La Robla, localidad de partida, la holandesa tuvo tiempo para todo el mundo. Se sacó fotos, firmó autógrafos y transmitió sus sensaciones a los medios presentes hasta los últimos minutos. “Me siento bien, estoy decidida”, decía sin titubeos y sonriendo. Tras tomarse el tiempo que necesitó, con paso por el baño incluido, un déjà vu de lo ocurrido antes de ganar en Valdesquí, fue la última en llegar a la salida. Lo importante, lo que quería, era llegar la primera a la meta. Como volvió a hacer.

No era tarea sencilla. Porque era un Vollering contra todas. Especialmente, contra Anna van der Breggen, su directora cuando la del FDJ estaba en el SD Worx, una de las historias de La Vuelta, y Marlen Reusser (Movistar), excelente rodadora reconvertida estos días en escaladora de matrícula. “Si tengo buenas piernas, intentaré hacer algo. Sería algo muy bonito subir al podio de la primera gran vuelta después de mi regreso, teniendo en cuenta que solo hace un año que decidí que volvería a la competición, pero hoy aspiro a más”, advertía la primera, que partía a 45 segundos de su aprendiz en la general. “Si puedo subir un puesto en el podio, lo intentaré. Si puedo subir dos puestos, también. Pero estoy contenta con el podio”, decía la del Movistar, que terminó escalando un cajón.

El momento de Mavi

Las palabras se plasmaron sobre la carretera, con una Van der Breggen muy agresiva desde la Colladiella. En primera persona, se puso a tirar, dejó el grupo de las favoritas en una quincena de ciclistas y acabó con las aspiraciones de cualquier fugada, que fueron pocas y desordenadas. Agnieska Skalniak-Sojka (Canyon) fue la más tempranera en saltar, rodando mucho tiempo en solitario, y Femke de Vries (Visma), la última en ser cazada, tras el segundo puerto del día. Entonces, llegó el gran momento de Mavi García (Jayco) en esta Vuelta. La española, lastrada por el frío en Lagunas de Neila, donde Vollering encarriló su general, se marchó con Évita Muzic (FDJ-Suez) para demostrar que, como había prometido, llegaba a la carrera con buenas piernas y aspiraciones. Una alegría final que se sumó a la de Usoa Ostolaza (Laboral Kutxa), que terminó 12ª en la general (partía como 8ª en el día) pese a una caída.

Mavi y Muzic tenían 38 segundos cuando el pelotón empezó a ascender Cotobello, cima en recuerdo a Estela Domínguez. La diferencia empezó a bajar con el pedaleo del SD-Worx, que estiraba al grupo mientras la lluvia aparecía y desaparecía según el tramo de la subida. Van der Breggen, premiada como la corredora más combativa de la edición, asumió la cabeza a ocho kilómetros del final. A su rueda, se soldaron Vollering y Reusser, en un grupo de una veintena de corredoras revoltoso, en el que intentaron abrir hueco Marion Bunel (Visma) o Cédrine Kerbaol (EF). Van der Breggen, sin embargo, se negaba a ceder la cabeza de carrera. La recuperó y siguió liderando el ascenso, dejando el grupo en sólo cuatro corredoras, las cuatro mejores de la general. A 1,5 km del final, Vollering lo intentó por primera vez. Resistieron. A la segunda, sin embargo, sucumbieron. Como Cotobello. Como La Vuelta, que vuelve a ser suya.

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp.

¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí