Pogacar: “Me entusiasmé demasiado”

Ganar un Mundial con un “ataque estúpido” a 100 km de meta, y perder una Amstel Gold Race con una ofensiva a 48 km del final. Las dos caras de la moneda, la buena y una amarga que Tadej Pogacar llevaba muchísimo tiempo sin saborear. Y es que la cara del esloveno en el podio no tenía nada que ver con su rostro en París-Roubaix. Dos segundos puestos, pero muy distintos. Curiosamente, dos son también las carreras que Pogi no consigue ganar de forma consecutiva, una circunstancia para él desconocida desde 2023, cuando enlazó siete pruebas sin alzar los brazos hasta que rompió la racha en el Giro de Lombardía.

Ni en toda la pasada temporada ni en lo que llevábamos de 2025 le había ocurrido, lo que habla de la impresionante dimensión que había alcanzado su nivel. Ahora, en plenas Ardenas, Pogacar vuelve a parecer humano, vulnerable. “Me fui con Julian Alaphilippe y esperaba que pudiera quedarse conmigo más tiempo. Sin embargo, 5 km después ya estaba solo. Quizás me entusiasmé demasiado en ese primer ataque. Intenté aguantar solo, pero había dos rivales cerca. No pude ampliar la diferencia en los últimos 15 kilómetros debido al fuerte viento en contra, y lo pagué caro”, analizó el corredor del UAE sobre las claves que explican el desenlace de la Amstel.

“Decidí esperar, más o menos, y quise intentar ganarles al esprint. Fue una apuesta arriesgada y al final quedé segundo”, explicó Pogi sobre su estrategia, además de confesar que no le pilló de sorpresa lo más mínimo el rendimiento de Evenepoel, que venía de ganar Flecha Brabanzona en su primer y único día de competición de este año: “No, ya lo dije al principio. Demostró una vez más que está en su mejor momento. Pero al final, Skjelmose fue el más fuerte”.

Y no le faltó razón al esloveno, puesto que el danés (24 años) demostró tener las mejores piernas, pero también la mejor estrategia para llevarse el que probablemente sea su mejor triunfo hasta la fecha. Aunque ya sabía lo que era ganar en prestigiosos escenarios como París-Niza y Vuelta a Suiza, Skjelmose no conocía la victoria en las Ardenas, y mucho menos hacerlo ante el doble campeón olímpico y el actual maillot arcoíris.

“Busqué un puesto en el podio, porque habría sido un gran resultado para mí e intenté mantener el ritmo para que nadie de atrás pudiera remontar y unirse a los de cabeza”, explicó un Skjelmose que no se lo podía creer: “En el esprint pensé que me daría un calambre. Remco hizo un gran trabajo, perfecto. Yo intenté ir por la derecha, porque el viento venía de la izquierda, pero los dos se fueron a la derecha, así que tuve que ir a la izquierda. No sé qué pasó entonces. Cuando adelanté a Pogacar, no me lo podía creer. Pensé que algo iba mal”.

Al danés le fue imposible contener la emoción, máxime con el enorme significado que traía su triunfo: “He tenido muy mala suerte esta temporada. Mentalmente ha sido duro. Hace un mes perdí a mi abuelo. Quería darle una victoria y esta victoria es para él”. Skjelmose encarará el resto de las Ardenas pletórico de confianza, especialmente su próxima parada, una Flecha Valona (23 de abril) en la que ya finalizó 2º en 2023, o lo que es lo mismo: el primero de los mortales tras Pogacar. La cosa promete.

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