NBA | Celtics 127 - Knicks 102

Mazzulla: “Porzingis no podía respirar”

Joe Mazzulla explica la desaparición del letón en el quinto partido. Casi no hay información sobre una enfermedad que le ha minimizado en ‘playoffs’.

Kristaps Porzingis, defendido por Kar-Anthony Towns durante las semifinales de la Conferencia Este.
CJ GUNTHER
Juanma Rubio
Nació en Haro (La Rioja) en 1978. Se licenció en periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. En 2006 llegó a AS a través de as.diariodetocantins.com. Por entonces el baloncesto, sobre todo la NBA, ya era su gran pasión y pasó a trabajar en esta área en 2014. Poco después se convirtió en jefe de sección y en 2023 pasó a ser redactor jefe.
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Los Celtics pelean para sobrevivir en las condiciones más adversas posibles. El campeón se disparó en el pie dos veces, un pecado capital, en el arranque de su semifinal de Conferencia contra los Knicks, un rival contra el que partían como clarísimo favorito. Con el 0-2 y la serie en Nueva York, los verdes enseñaron su mejor cara en el tercer partido pero no pudieron amarrar el cuarto, en el que cedieron un punto crucial (de un posible 2-2 al 1-3) en una segunda parte en la que se vio la mejor versión de los de la Gran Manzana.

Además, en los últimos minutos de ese cuarto partido llegó una noticia mucho peor que la derrota, la gravísima lesión de Jayson Tatum, una rotura del tendón de Aquiles que dinamita las opciones de repetir título ahora y compromete seriamente una próxima temporada que, además, llegará después de un verano que apunta a cambios que pueden ser traumáticos. Como mínimo, dolorosos porque el actual núcleo duro del equipo es el que alcanzó la gloria la pasada primavera, en las Finales contra los Mavericks.

Pero hay un problema más para los de Massachussets: Kristaps Porzingis apenas puede aportar, no está en condiciones por una enfermedad que le tiene más fuera que dentro, sin apenas nivel competitivo y sobre la que hay mucho más misterio que información real. El ala-pívot está jugando menos de 22 minutos por noche en estos playoffs y sus números (no digamos las sensaciones) son las de un jugador seriamente mermado: 8,1 puntos y 4,5 rebotes. En la serie contra los Knicks ha caído a 4,2 y 3,4 en solo 16,4 minutos. Está por debajo del 24% en tiros de campo y del 15% en triples, y su mayor producción es desde la línea de personal: anota dos tiros libres por una sola canasta en juego por noche.

Si se suma la eliminatoria contra los Magic, el letón está aportando el 36% de sus desde la línea de personal. Un jugador que tenía que ser diferencial, la guinda en el normalmente todopoderoso quinteto de los Celtics, está fuera de juego. Un problema enorme si se añade la baja de Tatum y, para colmo, uno que obliga a exprimirse a Al Horford (cumplirá 39 años en junio).

En el descanso del quinto partido, y con el marcado igualado (59-59), Porzingis había apilado un horrible -12 en sus minutos en pista. No había sido capaz de anotar en juego y su defensa estaba dejando mucho que desear, incapaz de proteger el aro pese a su 2,18 y muy lento también en los cambios en la línea exterior. El virus que le afecta, y del que los Celtics no dan más información, está teniendo un efecto devastador y muy obvio en su juego.

En la segunda parte, Luke Kornet ocupó su lugar y fue muy importante en el despegue de unos Celtics cuyo entrenador, Joe Mazzulla, explicó así que Porzingis acabara fuera del equipo en ese decisivo segundo tiempo: “No puede respirar, así que solo iba a jugar si hubiera sido absolutamente necesario. Lo decidimos entre él y yo. Estaba teniendo muchos problemas para respirar, aunque quería jugar. Si hubiera hecho falta a la fuerza, habríamos tenido que confiar en su capacidad”.

Después de la derrota en el cuarto partido, el propio jugador habló así de su situación: “Me volví a poner enfermo preparándome para jugar contra los Lakers el 8 de marzo. Entrené muy duro el día anterior y después estaba K.O. No podía ni moverme. Y ha sido así más o menos así desde entonces. Algunos días estoy mejor, incluso si me esfuerzo al máximo. Pero llegó esta ronda y me ha atacado de nuevo, y da igual que haga todo bien. Descanso, nutrición… En el primer partido volví a sentirme mal. A veces tiene sentido, pero este no es el caso. Así que me ha pillado con la guardia baja y tenía que lidiar con ello. Con toda sinceridad, es raro, raro, raro. Súper raro. Lo único que puedo hacer es continuar con las rutinas que creo que me funcionan mejor a nivel de nutrición y todo lo demás”.

Entre finales de febrero y los primeros días de marzo, cuando asomó por primera vez la enfermedad, se perdió ocho partidos. Volvió a jugar el 15 de ese mes, fue recuperando sus rutinas y su capacidad en pista... pero esta se está desvaneciendo en los playoffs, en los que ha sido uno de los peores jugadores de todos los participantes (no solo de los Celtics): de los 123 que han tirado al menos veinte veces a canasta en las eliminatorias, es el segundo peor en porcentajes (35,4%). En regular season, cuando estaba sano, se movía por encima del 57%.

Antes del tercer partido, el primero en Nueva York, Shams Charania (ESPN) contó que Porzingis estaba recibiendo inyecciones para potenciar su sistema inmunológico pero que ni los médicos conseguían estabilizar su situación: “Básicamente, se levanta cada día y cruza los dedos hasta ver si se encuentra bien”. Y él fue más allá hablando de los síntomas: “Algunos días duermo doce horas y sin problema. Es muy raro. Cansancio extremo, durísimo, en los músculos. He intentado hacer todo bien, que mi cuerpo tenga la mejor gasolina para que se recupere. Algunos días la solución es dormir todo el rato, me tengo que acostar muy pronto porque no tengo energía. Súper raro, no me ha pasado algo así en toda mi vida. Es algo nuevo”.

Con 29 años, Porzingis vuelve a verse mermado por los problemas físicos, esta vez una enfermedad respiratoria de la que los Celtics no ofrecen ninguna información precisa. Su carrera ha estado marcada por las lesiones e incluso el curso pasado, el primero en Boston, se reivindicó como campeón pero apenas pudo jugar en playoffs por una peligrosa lesión muscular en un gemelo. En las Finales contra los Mavs solo estuvo en tres de los cinco partidos y su producción estuvo también lastrada por ese problema. Después, pasó por el quirófano y no debutó esta temporada hasta el 25 de noviembre.

En junio de 2023 llegó a los Celtics y unas semanas después firmó una extensión de dos años y 60 millones de dólares. Le queda un año de contrato así que, y más después de otros playoffs en los que ha podido rendir al 100% (ni nada remotamente parecido), su nombre es uno de los que más va a sonar de cara a esos movimientos que seguramente harán los Celtics para aligerar sus cuentas, que se están volviendo insosteniblemente caras.

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