Ganar o morir

Las dos mejores palabras del deporte: game seven. Ya lo dijo un mito viviente como Bill Russell, ese ser celestial que sabía mucho del tema. Y es lo que se van a jugar Thunder y Nuggets en Oklahoma. Concretamente en el Paycom Center a las 21:30, con la NBA frotándose las manos por poder poner el encuentro a una hora europea en la que conseguirá más audiencia, algo necesario se tenemos en cuenta que Lakers y Celtics, los dos equipos por antonomasia de la mejor Liga del mundo, están eliminados, por Timberwolves y Knicks respectivamente. Por lo tanto, hay cambio de ciclo en un día grande, de esos que todo el mundo quiere jugar, para los que siempre entrenan unos y otros. Y ahí es donde se verán las tornas Shai Gilgeous-Alexander y Nikola Jokic, las estrellas de ambos equipos. Y, con permiso de Anthony Edwards y sus picos de extraordinario talento, los dos mejores jugadores que siguen activos en estos playoffs.

Los Thunder han conseguido 68 victorias en regular season con menos de 25 años de media para su plantilla, siendo el séptimo equipo más precoz de la competición. Y la victoria, en caso de conseguirla, vendría acorde al resto de los playoffs para constatar un cambio de ciclo que sería neta y totalmente completo. La transgresión o el cambio, el yin y el yan, lo bueno y lo mejor. Es lo que tiene un duelo generacional, magnífico y que se resolverá por pequeños detalles. Los que puedan aportar unos u otros. Allen Iverson dijo antes de las Finales de 2001 que los anillos se jugaban con el corazón antes de endosar 48 puntos a los Lakers en el duelo inicial, el único que perdieron los angelinos en esa fase final. No tuvo razón, ya que los Sixers perdieron los cuatro siguientes. Pero está claro que algo de eso hay en cualquier partido de estas características. Y el que luche por el último balón o exhale el último aliento puede ser el que gane un duelo que promete ser titánico.

Llegó el momento de mantener la cabeza fría y la muñeca caliente. Ese será el gran examen de los inexpertos Thunder, que como franquicia no llegan a unas finales del Oeste desde 2016, con Kevin Durant y Russell Westbrook en la plantilla. Nada queda ya de ese equipo, aunque el base sigue en activo... en los Nuggets. Fue ovacionado cuando entró en el primer choque, pero las filtraciones sobre los problemas que da son más poderosas que los efímeros momentos de pasión desmedida que demuestra. Eso sí, ya sabe lo que son estas cosas, algo que los imberbes y jóvenes del equipo de Oklahoma no tienen muy claro. Ahí se verá si están a la altura de las circunstancias. Si de verdad pueden ganar un anillo que siempre es complicado de conquistar. La derrota en semifinales del año pasado frente a los Mavericks de Luka Doncic (sí, Doncic, estaba en los Mavericks) se tomó como algo pasajero, parte del proceso. Pero un nuevo fiasco puede ser considerado un fracaso si tenemos en cuenta que los jugadores empiezan a entrar en periodos contractuales más peligrosos para la entidad y que mantener a toda la plantilla no será tan sencillo.

Shai Gilgeous-Alexander promedia 28,8 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias en la eliminatoria. Nikola Jokic, por su parte, se va a casi 30, con 14,7 rechaces y más de 5 pases a canasta. Entre los dos habrá otra batalla, ya que son los que luchan por el MVP de la temporada, uno que ya está entregado y con las votaciones realizadas pero que todavía no tiene dueño, o que al menos no ha sido anunciado. Las grandes estrellas son las que están en los grandes días y la intendencia deberá estar para lo que pueda. Pero ahí es donde se juega todo, en una batalla campal absoluta en el contexto de una eliminatoria brillante, que ha tenido una prórroga, tres resultados decididos en menos de la decena de puntos, victorias en casa y fuera de ella. Del 2-1 de los Nuggets al 3-2 de los Thunder. Y, ahora, 3-3. Y todo abocado a un final de infarto. Al destino.

El momento de la verdad está aquí: win or go home, ganar o morir. El que gane pasará a la siguiente ronda, donde esperan unos Timberwolves que parecen imbatibles y, desde luego, están tan descansados como ansiosos. Si ganan los Thunder, la NBA verá oficialmente a su séptimo campeón distinto en las últimas siete temporadas, algo tan inédito como sorprendente mientras se recogen las migajas de la dinastía de los Warriors, el último equipo que repitió. Si ganan los Nuggets, Jokic volverá a ser considerado un sobrehumano, un superhéroe que camina al lado de los simples mortales, contra el que nada ni nadie puede. El peso emocional y la presión ambiental serán parte de un partido que es mucho más que eso. De una situación extraordinaria. De algo que todo el mundo quiere ver, pero que nadie quiere perder. Es lo que tiene llegar tan lejos en esa aventura que es la competición norteamericana, en la que nunca es fácil triunfar. Otra vez, las dos mejores palabras del deporte: game seven.

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