De Kobe a Tatum: el talón de Aquiles, la pesadilla silenciosa de la NBA
Se confirmaron los peores presagios para el alero de los Celtics. La lesión del Aquiles, sin embargo, es menos desvastadora que hace unos años gracias a los avances médicos.


A la NBA se le rompió el corazón, como siempre que se lesiona de gravedad uno de sus jugadores, especialmente si es una de las principales estrellas. Uno de los rostros de la competición y, para colmo, en plena disputa de una tremenda eliminatoria de segunda ronda que estaba a punto (así sigue) de provocar un vuelco sensacional: los Celtics pierden 1-3 contra los Knicks y ya habían dejado escapar el cuarto partido cuando, en los últimos minutos, cayó fulminado Jayson Tatum. Los presagios eran pésimos y las pruebas confirmaron esas malísimas sensaciones: rotura del tendón de Aquiles.
El alero fue operado ayer martes y se perderá buena parte de la próxima temporada. Habrá que ver si no toda, un golpe tremendo para el actual campeón, unos Celtics con la ventana de competición abierta de par en par y a las puertas de un verano en el que seguramente van a tomar decisiones difíciles por unas cuentas económicas que se van a volver imposibles. Todo lo que pase ahora, en todo caso, estará marcado por la lesión de un Tatum que, por suerte para él, tiene la seguridad de que hace un año firmó la extensión que empezará a cobrar el próximo curso. En ese momento, el contrato más alto de la historia de la NBA: cinco años y casi 314 millones de dólares.
En unos playoffs en las que ha habido muchas lesiones de jugadores importantes (Stephen Curry, LeBron James, Damian Lillard, Darius Garland, ahora la de Tatum…) vuelve a estar sobre la mesa la compresión del calendario y un ritmo de partidos que no ha evolucionado, para dar más descanso, a un estilo de juego que si se vuelve cada vez más exigente para los jugadores. Especialmente cuando llegan las eliminatorias y casi cada jugada es importante: según datos de la propia liga, los jugadores de la NBA cubren un 9% más de espacio en pista por minuto que hace una década.
Tatum tiene 27 años y llegó a la NBA en 2017. Los Celtics siempre han jugado playoffs con él y solo han perdido una vez en primera ronda. Han llegado seis veces a la final de Conferencia y dos a la lucha por el título, con el colofón glorioso del anillo en 2024. Pero ese éxito tiene un precio: Tatum (seis veces all star, cuatro All NBA, habitual del Team USA) lidera la NBA, desde su llegada, en minutos y victorias en playoffs, y es segundo rebotes, quinto en asistencias, segundo en robos… es debatible, como mínimo, cuánto ha tenido que ver esa acumulación de cargas de esfuerzo en esta lesión, ahora. Es el sexto jugador más joven que sufre en la NBA esa lesión en el tendón de Aquiles, que normalmente suele llegar a los jugadores en momentos más tardíos de su carrera.
En estos playoffs, dos estrellas como Damian Lillard y Tatum han sufrido la misma rotura del Aquiles, una de las más graves para un jugador de baloncesto y un percance que hace unos años resultaba devastador y ponía realmente en peligro las carreras de los afectados. Ahora, con la evolución de la medicina deportiva, no se han acortado demasiado los tiempos de baja (entre nueve y doce meses en función del tipo de rotura) pero sí se ha estabilizado y optimizado mucho la recuperación: lo normal es que quienes se rompen el tendón de Aquiles vuelvan a jugar, y a un nivel similar al de antes de lesionarse.
De Kevin Durant a Kobe Bryant
En los últimos años, y en cuanto a grandes estrellas, ese ha sido el caso de Kevin Durant, fulminado en el quinto partido de las Finales de 2019, a la postre el último que jugó con la camiseta de los Warriors. El alero se perdió la temporada 2019-20, la primera con Brooklyn Nets, pero después ha jugado excepcional nivel y ha sido cinco veces all star (2021-25) a pesar de estar en una franja de edad más peligrosa que la de Tatum (KD se lesionó con 31 años, cuatro más que el celtic). Las perspectivas, conviene recordarlo, son mucho mejores que hace años. En 2013, un estudio médico identificó 18 lesiones similares en la NBA entre 1988 y 2011: siete de los jugadores que la habían sufrido no habían vuelto a la competición. Entre los que sí lo hicieron, la media de partidos perdidos fue de 56 y pasaron otros dos años hasta que se estabilizaron sus datos estadísticos en cifras similares a las anteriores a esa maldita lesión del Aquiles. Un artículo de CBS en 2015 analizó a los catorce jugadores que habían podido jugar tras ese problema desde 1992, y las medias caían en minutos, porcentaje de tiro y porcentaje en triples.
El tendón de Aquiles, el más grueso y fuerte del cuerpo, conecta los músculos inferiores de la pierna (gemelo, sóleo) con el hueso del talón. Su diseño genético está pensado para imprimir fuerza en las arrancadas en carrera y para absorber la fuerza con la cae el peso del cuerpo tras un salto, un asunto crucial para deportistas, especialmente en una especialidad como el baloncesto. Según los estudios médicos, el paciente tipo en sus fracturas es el hombre de entre 40 y 60 años. Así que no es muy habitual ni en mujeres ni en deportistas jóvenes sin importar el género.
Otros casos de jugadores de primer nivel que sufrieron en los últimos años esta lesión, que ahora va a tener parado a Tatum, fueron DeMarcus Cousins en 2018, con 27 años y cuando estaba en uno de sus mejores momentos, en los Pelicans en lo que formó torres gemelas con Anthony Davis; su caso es de los peores de los últimos años porque nunca recuperó su mejor versión después. Rudy Gay, en 2017 con 30 años, Wesley Matthews (2015, 28), Brandon Jennings (2015, con 26: uno de los que se lesionó siendo más joven que Tatum y otro que no tuvo una carrera próspera después), y Kobe Bryant, seguramente el más sonado. Kobe sufrió esta lesión marzo de 2013, ya con 34 años. Después, regresó y jugó seis, 35 y 66 partidos en tres temporadas más antes de su retirada, en 2016.
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