Sergio Llull se retira de la Selección
El balear Sergio Llull anunció este lunes en el Museo de la FEB en Alcobendas su adiós del equipo nacional tras 173 partidos y 7 medallas, 4 de oro.


Sergio Llull dijo adiós y el corazón del baloncesto español se rompió un poquito más. El menorquín (37 años y 1,90 metros) anunció este lunes su retirada de la Selección en el Museo de la FEB en Alcobendas (Madrid) junto a la presidenta Elisa Aguilar, y rodeado de su mujer Almudena y sus tres hijas; y de amigos.
Muchos. Muchísimos de la Selección como Juan Carlos Navarro, Willy Hernangómez, Víctor Claver, Javi Beirán, Álex Mumbrú, Joel Parra, Santi Aldama... Y del Madrid, como Hugo González, Sergio Rodríguez, Alberto Abalde, Rudy Fernández, Felipe Reyes. No cabía ni una gota más de calidad dentro de la sala.
“Estoy nervioso, prefería tener el balón en las manos y solo seis segundos por jugar”, comenzó su discurso Llull. “Cierro mi etapa como jugador de la Selección. Ha sido un honor defender esta camiseta durante tantos veranos. Ha sido viaje increíble. Me he dejado el alma... y alguna parte de mi cuerpo”.
Llull guarda en el altillo la camiseta nacional como el 15º jugador con más internacionalidades con 173 partidos a su espalda y siete medallas: tres oros europeos (2009, 2011 y 2015) y uno mundial (2019); la plata olímpica de Londres 2012; y los bronces de Río 2016 y del Eurobasket 2013.
Con la despedida de Llull se cierra la gran etapa en la historia del baloncesto español de selecciones. Una era que elevó a nuestro país desde la segunda fila del panorama internacional, del eterno aspirante con chispazos de gloria, a la gran potencia europea. Al rival imbatible que miraba sin sonrojo, de tú a tú a la cara, a la superpotencia estadounidense.
“He coincidido con una generación increíble de jugadores que eran ídolos a los que veía por la televisión y con los que acabé compartiendo experiencias dentro de las canchas. Me siento muy privilegiado”, continuó el Increíble, que se va con la “conciencia tranquila” y con “nostalgia”. Pero, sobre todo, con la satisfacción de haber transmitido los valores de la Familia: “Siempre es más importante el nosotros que el yo”.
Se clausura una época inimitable porque Llull era el único héroe de Katowice que quedaba en pie. El último superviviente de Polonia 2009, donde España se colgó su primer oro continental y donde el madridista se estrenó de manera oficial como internacional. Fue un 7 de septiembre ante Serbia y bajo las órdenes de Sergio Scariolo.
El italiano confió ciegamente en Llull para ese campeonato. Y para muestra, un botón porque el balear llegó como invitado a la concentración y, finalmente, superó a Carlos Suárez y Saúl Blanco para ocupar un hueco en la plantilla final.
“Me dio la oportunidad de formar parte de este equipo. Nunca podré devolverla la confianza que me dio”, dijo sobre Scariolo. El base tiró algunas flores más a sus excompañeros en la pista: “He disfrutado mucho con mis compañeros. Hemos conseguido muchos éxitos juntos. Pero, lo más importante, es el camino recorrido: cuando disfrutas con algo siempre es más fácil conseguir los objetivos”.
Desde ese verano de 2009, Llull solo se caería dos veces más de la Selección… y en ambas ocasiones por lesión. La peor, la más dolorosa, la del verano de 2017 en el Santiago Martín de Tenerife frente a Bélgica. Un amistoso para el Eurobasket en el que su rodilla derecha se quedó clavada en una de sus habituales cabalgadas infinitas.
El corazón y el alma de los aficionados, de los amantes del baloncesto, se congeló ante una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha de la que se vengaría en China, en 2019, colgándose el oro mundial, el segundo en la historia de España. Una cita en la que realizó una de sus grandes actuaciones con la Selección: 17 puntos en las nerviosas semifinales con prórroga frente a Australia. Su último partido fue ante Canadá en los Juegos Olímpicos de París, el 10 de agosto de 2024.
Se va Llull, pero él está tranquilo: “La Selección queda en buenas manos”. Y también deben estarlo los aficionados del Madrid porque Sergi no tiene intención de colgar definitivamente las botas: “Quiero seguir jugando con mi club... Juan Carlos (Sánchez)”, aseguró dirigiéndose al responsable de la sección blanca. Se marcha el jugador, queda la leyenda.
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