Raquel Carrera vuelve a brillar: “Esto es lo que quiero hacer”
La pívot, que se lesionó en la pasada Copa de la Reina, se encuentra en la recta final de su recuperación y atiende a AS desde Valencia para hablar de la otra cara del deporte: la salud mental y las lesiones.


A 2:29 para el final del segundo periodo del partido de los cuartos de final de la Copa de la Reina de 2024 entre el Valencia y el IDK Euskotren, Raquel Carrera caía al suelo y se llevaba la mano a la rodilla derecha. Los gritos de dolor se escuchaban en el Palacio de los Deportes Carolina Marín de Huelva y las lágrimas anidaron los ojos de la pívot, que tuvo que retirarse al túnel de vestuarios en camilla y enterrando la cara en las manos. “En el momento en el que me caigo al suelo ya sé que es grave. Como deportista nadie conoce su cuerpo mejor que una misma y las sensaciones que esto conlleva. Siempre puedes tener la esperanza de que sea otra cosa, pero al final lo sabes”, relata la jugadora. Efectivamente: apenas un día después del partido, el 22 de marzo de 2024, se confirmaron los peores presagios: la estrella taronja (23 años y 1,88 m) sufría una rotura en el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, una de las lesiones más graves que puede sufrir un baloncestista. Se perdería lo que restaba de temporada y el inicio de la siguiente. Entre medias, se disputarían los Juegos Olímpicos de París 2024, en los que tampoco estaría.
Han pasado diez meses desde el trágico suceso, en los que Carrera se ha dedicado en cuerpo y alma a la rehabilitación. Y ahora, en enero de 2025, la jugadora se acerca al retorno soñado. “Estoy en la recta final de una larga recuperación y con muchas ganas de volver a disfrutar de esto que es el baloncesto y que es lo que me gusta hacer”. Raquel atendió a AS desde Valencia en una conversación telefónica en la que habló sin tapujos de su lesión y de la gestión que ha tenido que hacer de la misma. Meses y meses de aprendizaje constante en los que ha visto como el Valencia se hacía tanto con la Copa como con la Liga, consolidándose como el mejor equipo del panorama nacional. En los que ha aprendido a vivir sin baloncesto, disfrutar de la familia, revisitar el pasado, vivir el presente y mirar al futuro. Todo ello, con el doloroso recuerdo de una lesión, pero también con las muestras de cariño que recibió entonces. Algo que también ocurrió en el mismo partido en el tuvo lugar el suceso. Cuando, en la conclusión, tanto sus compañeras como sus rivales fueron a saludarla. Queralt Casas también, con los ojos llenos de lágrimas. Una escena que es ya parte de la historia del baloncesto español.

Retrotraerse al pasado es inevitable en estas circunstancias. En 2021, Raquel sufrió una rotura de menisco que le mantuvo cuatro meses fuera de las canchas. Su fuerza de voluntad y capacidad de trabajo acortaron una recuperación que en un inicio iba a ser de seis meses. Ahora, está casi lista para volver a jugar. Pero la experiencia es un grado también en estos casos: “No puedes escoger la situación que te toca vivir y, como deportista, el hecho de trabajar con mi cuerpo conlleva una serie de riesgos. Haber pasado por una situación similar en el 2021 era un poco una ventaja para saber cómo gestionarlo. En este caso sabía que iba a ser una recuperación más larga y en mi cabeza siempre me he enfocado en ir en el día a día y tener paciencia e ir cumpliendo objetivos a corto plazo, que creo que es la clave”, dice la ourensana y embajadora de Kellogg’s para la promoción de hábitos de vida saludable y valores.
La gestión mental de una lesión
Raquel, que muestra una madurez superlativa para sus 23 años, sabe perfectamente lo que está viviendo. Pero el camino para llegar hasta aquí no ha sido fácil y los instantes inmediatos a lo ocurrido fueron dolorosos. “Los momentos después son duros. Mi equipo seguía jugando un partido y yo quería ser la primera en estar ahí animándolas. Se te pasan muchas cosas por la cabeza en esos momentos. La imagen que tengo de ese día es la de ir a abrazar a mi familia y romper a llorar porque sabía lo que se venía. Los días siguientes son difíciles y bonitos al mismo tiempo. Viví la experiencia de la Copa, pero de otra manera. Y ver cómo mis compañeras, aficionados y la gente del mundo del baloncesto se volcaban conmigo era emocionante”, cuenta.
La jugadora está muy metida en la realidad de lo que ha vivido y tiene un nivel de consciencia muy alto. También que la parte mental es muy importante. Marina Viejo, psicóloga deportiva que este periódico ha consultado para hablar de salud mental y lesiones, lo deja muy claro: “Lo primero que hay que entender es que una lesión prolongada no afecta solo a nivel físico, sino que también entiende a nivel mental y psicológico. Lo más importante es aceptar la situación. El objetivo no es rendir, sino volver y recuperarnos. Una de las cosas recomendadas es mantenerse activo, porque de alguna forma puede evitar que nos sintamos desconectados o inútiles. Hay que reformular los objetivos a corto plazo y mantenernos en o con el deporte, aunque sea con otro rol. Es una oportunidad para trabajar no solo el cuerpo, sino también la mente y el hecho de superar obstáculos”, dice la psicóloga, que ya atendió a AS para hablar de las TCA en un artículo publicado el 30 de noviembre de 2023.

Carrera hace la misma observación cuando habla de la unión entre la parte física y mental. “En este tiempo he tratado a mi cabeza igual que a mi rodilla. En estos meses no sólo he preparado mi cuerpo para volver a jugar. La rehabilitación también incluye preparar la mente y aprender a gestionar emociones. Y estamos acostumbrados a que nos digan que es importante estar bien físicamente porque trabajamos con nuestro cuerpo. Pero hay que entender que la salud mental va ligado a ello y que no hay que tener miedo a qué va a pasar Son cosas que no podemos controlar. Yo lo tengo interiorizado y voy a jugar porque es lo que quiero”, cuenta, mientras habla de la preparación mental que ha hecho para jugar sin miedo a una nueva lesión. Algo que cuesta mucho, pero conlleva un trabajo que acompaña al físico.
Las fases del duelo también coinciden, una desde el punto de vista profesional y otra del personal. La psicóloga asegura que “los deportistas en una lesión experimentan unas fases del duelo muy similares a los que se pueden ver en otro tipo de pérdidas”. “Al principio suele haber una fase de negación, minimizando la gravedad de la lesión. Luego llega la ira, la frustración y de injusticia. Y luego ya viene la fase de negociación, que intentamos acelerar la recuperación y encontrar soluciones milagrosas. Si eso no se gestiona bien puede aparecer la tristeza y la depresión, los deportistas sienten que han perdido una parte de ellos mismos, de su identidad. Y al final sí, llega la aceptación. No tiene que pasarse por todas las fases, pero van apareciendo”.
La jugadora se movió entre la negociación y la aceptación, tratando el tema con una sensatez brutal y haciendo referencia a la cita olímpica a la que no pudo acudir y que habría sido la segunda de su carrera. “Una de las primeras cosas que se me pasa por la cabeza cuando yo me lesiono es la cita olímpica. Pero una vez lo asimilas y tienes claro que no lo puedes cambiar entras en la fase de la aceptación y ya te toca vivirlo de otra manera. El hecho de estar en alguna concentración, de seguir viendo a mis compañeras o de poder preguntarles me ha permitido poder vivir todo el proceso de otra manera”, dice la jugadora.
Desconexión y rehabilitación
Uno de los debates que más diferencias genera es el de cuándo empezar la rehabilitación: inmediatamente después de lesionarse o dejando un tiempo de desconexión total entre medias. “Hay veces que un pequeño periodo de desconexión puede venir bien y ser necesario para asimilar lo que ha pasado y recargar energía y empezar luego la rehabilitación en un momento mejor. Siempre desde un enfoque progresivo. El deportista tiene que sentir que tiene el control y tiene un conocimiento concreto sobre su proceso. La rehabilitación no es solo un medio para volver al deporte, también una forma de cuidarse y de recuperar esa confianza en su cuerpo y en sí mismo”, cuenta la psicóloga a AS.
En la misma línea se mueve Raquel: “La rehabilitación implica también esa recuperación mental y una vez aceptas lo que ha pasado es más fácil empezar a trabajar en ello”, asegura. Y cuenta lo difícil del proceso y la necesidad de encontrar el equilibrio. “Quería tener un buen balance entre desconectar del baloncesto y seguir siendo parte del día a día. Me quería sentir parte del equipo, pero también necesitaba desconectar bastante. Como deportistas caemos en el error de pensar en que el deporte es todo lo que somos y que toda nuestra felicidad depende de ello. Necesitaba desconectar de la Raquel Carrera jugadora de baloncesto y centrarme en otras cosas”, añade.
Marina nos da más detalles de la parte emocional. “A nivel físico hay una pérdida de condición, pero el impacto a nivel mental es igual o más importante. Muchos deportistas empiezan a sentirse desconectados de esa parte. Muchas veces un deportista se olvida de que es también una persona. Todas las cajitas que tenemos en nuestra vida (familia, amigos...) tienen que estar ordenadas, llenas y completas. Aunque estemos sin hacer deporte tenemos que sentirnos útiles y motivados”, nos dice. Algo que ha superado muy bien Raquel, que sortea obstáculos con holgura y conoce perfectamente sus límites. Sabía donde estaba y donde quería llegar. “Rendirse no era una opción. Tenía claras mis metas, que disfrutaba jugando al baloncesto y que esto es lo que quiero hacer”, cuenta.
La familia y el bien social del baloncesto
“El apoyo de la familia y de las personas que nos rodean es fundamental. Gente que te recuerde que eres mucho más que un resultado. El deporte ya no es solo competir, también disfrutar y aprender”. Las palabras de Marina Viejo son el pilar fundamental del que habla Raquel cuando nos dice cómo ha superado este desafío. “Es duro, pero he tenido la suerte de estar rodeada de grandes profesionales y amigos que han permitido que el camino sea más llevadero”, asegura. También ha podido hacer cosas distintas a las que estaba acostumbrada por dedicarse en cuerpo y alma al baloncesto. “Este proceso me ha permitido poder disfrutar de otro tipo de cosas como pasar tiempo en mi casa con mi familia, que era algo que no podía hacer con tanta facilidad. Lo echaba de menos y lo he hecho bastante en este tiempo”.

La familia siempre ha sido esencial para la jugadora. También, claro, en todo lo que ha vivido. “Ha sido mucha gente la que ha formado parte de este proceso y que me han apoyado. Familiares, amigos, compañeras, aficionados que se me acercaban al terminar un partido o que me mandaban ánimos. También he tenido la suerte de poder contar con gente que me ha ayudado a superarme cada día a convertirme en una mejor versión de mí como deportista y como persona. Pero tengo claro que si tengo que decir una persona que se ha desvivido por mí es mi madre. Un pilar fundamental desde el día uno hasta el día e hoy. Es la persona que está siempre: en los días buenos o en los días malos. Y cuando crees que vas a fallar. Esa persona ha sido mi madre”, sentencia.
Raquel vivió un verano distinto, en el que se centró en ella misma, en conocerse más, en mejorar. Y, 10 meses después de su lesión, está muy cerca de volver al Valencia, un equipo de ensueño al que AS tuvo hace un año, cuando Kellogg’s organizó una jornada con niños y niñas en riesgo de exclusión en la que participó activamente la jugadora como embajadora de la marca. Allí, tanto ella como sus compañeras hablaron con este periódico de una entidad que no para de crecer y que es la dominadora absoluta del panorama nacional femenino. Carrera, parte indispensable de la plantilla, está muy cerca de reunirse de nuevo con el equipo, que comanda la clasificación de la Liga Femenina Endesa por delante del Avenida y el Girona. El fichaje de Leonie Fiebich ha sido la última novedad del equipo, que este martes frente al Fenerbahçe se enfrenta en un partido de Euroliga por todo lo alto. “Veo al equipo genial, estamos muy contentas. El grupo es genial. Estamos en una dinámica muy buena y queremos seguir sumando títulos”, dice la pívot. En el horizonte, la Copa de la Reina de 2025 en Zaragoza, que se disputará del 20 al 23 de marzo. Justo cuando se cumpla un año de una lesión que ya, tras mucho trabajo, parte de un pasado al que no se quiere volver.
Con una capacidad comunicativa envidiable para su edad, Raquel Carrera acabó la charla con AS transmitiendo un mensaje muy importante para el baloncesto base. “A los niños y a las niñas que están empezando les diría que sigan trabajando diariamente y se esfuercen, pero que también tienen que aceptar el fracaso porque es parte del proceso. Si yo estoy donde estoy es porque he fracasado más veces de las que he ganado. Asociar el éxito a resultados tampoco te ayuda porque a veces no depende de ti, depende de muchas cosas. Y lo que yo más valoro que me ha dado el baloncesto no son solo los éxitos deportivos, que a todas nos gustan. Son más el hecho de conocer gente, de viajar, de disfrutar de un ambiente sano... Esas son cosas que valoro mucho más. Y diría a toda la gente que está empezando que más que centrarse en el éxito, se centrasen en disfrutar y en vivir la experiencia de jugar al baloncesto, que es muy bonita”. Porque la gallega sabe quién es y no se olvida de donde viene. Porque ha vivido la otra cara del deporte. Y porque la ha superado. Raquel Carrera vuelve a brillar.
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