Surne BilbaoBLB
97
JDA DijonDIJ
68
Finalizado

Fiba Ec | Semifinales

¡El Bilbao Basket, a la final!

Los ‘hombres de negro’ repiten la gesta del año pasado ante el Legia y levantan 19 puntos en contra, esta vez ante el Dijon y para pelear por el título.

02/04/25 BALONCESTO COPA EUROPEA DE LA FIBA 
BILBAO BASKET - DIJON
 SEGUIDORES ALEGRIA
02/04/25 BALONCESTO COPA EUROPEA DE LA FIBA BILBAO BASKET - DIJON SEGUIDORES ALEGRIA AIOLDiarioAS

Nadie puede dar por sentado nada en este reino de los cielos. Miribilla hace posible lo que ningún ser humano alcanza a comprender. Esa que conocen como la guarida de los hombres prodigiosos. La lógica no existe en este recinto maravilloso en el que pasan cosas extraordinarias. El Bilbao Basket cumple 25 años, un cuarto de siglo plagado de fenómenos memorables. Como remontar dos veces 19 puntos en contra en la FIBA Europe Cup. El año pasado lo hizo en cuartos ante el Legia. Esta vez se veía como algo imposible levantar un 77-58 a 5:09 para acabar, con el 69-66 que sellaba Booth. Parecía un equipo, el JDA, infranqueable, puro granito, pero solo era fachada. Cayó un rayo de encantamiento que paralizó al Dijon. Una puñetera salvajada. Una bomba atómica, como lo definió Dragic, destrozó el gobierno férreo de los galos, reventaron su muro resistente durante 75 minutos de eliminatoria. Los milagros que a veces pasan en este castillo verde y amarillo. Si la fe mueve montañas, en esta ocasión trasladó en el mapa una cordillera. De esos cinco minutos hasta sobró uno y medio, porque a 1:38 para la conclusión el average estaba igualado, tras un triple de Rahkman: 87-66. ¡En 3:31 se había pasado de ganar por tres a nivelar la semifinal! Aún se estiró el parcial a 89-66 con un delicioso 20-0. Un instante heroico, mágico, que engrandece a este club y al propio baloncesto. Una proeza que recogerán los libros del juego que inventó el profesor Naismith. Aquí tenemos un capítulo hermoso, de los más bellos, en la vida que nadie debería perderse de esta entidad entrañable. Si alguien puede explicar con un razonamiento coherente lo que pasó., adelante, porque aquello se escapa al juicio de los mortales. Como suele exhibir el técnico Ponsarnau, la manada de lobos empezó a aullar y sacó de sus casillas a corderos vestidos de corto en el otro lado de la pista..

Tal vez alguien en Marte pueda esclarecer lo que sucedió. Un acontecimiento épico de primera categoría se queda pequeño ante semejante heroicidad. Sin comerlo ni beberlo, solo por pura fe, entró el Surne en estado de gracia. Liderado por Rahkman, Dragic y De Ridder, fue alimentando su ilusión hasta devorar a los de blanco y lograr el billete para la final a ida y vuelta. Un 28-2 puso la alfombra hacia la gloria, directo hacia la diana del éxtasis. El cuarto final resume con números algo que no pueden pincelar las palabras: 41-16. Encontrar un relato adecuado es misión para audaces. El técnico Legname, abrumado e irritado, no quiso comparecer al final del encuentro en sala de prensa. Un poco de deportividad no le vendría mal ante semejante desplante. Un estallido de júbilo. Explosión de alegría en un club humilde. La tercera final de la historia, contando una en ACB ante el Barcelona. Podrá sacarse la espina de la Eurocup en 2013, aquella final que se escapó entre lágrimas. Momento para pasar a la posteridad. Faltaban los dos cincos titulares, pero da igual, allí estaba el resto de los héroes. Por ejemplo, un Bagayoko que va a dar que hablar. Cuando Cazalon, verdugo de sus compatriotas, reventó la pelota en la canasta visitante coincidiendo con el bocinazo final del partido, Miribilla estalló en un gozo tan inesperado como merecido. El PAOK, un ilustre del concierto continental, se cruzará en el último sueño de la entidad, el de ganar un título, el de ser el segundo club vizcaíno que reina en esta parte del mundo tras el Bidaideak de silla de ruedas. Será el 16 y 23, con la vuelta en Salónica. Los helenos superaron al Cholet por un solo punto tras vencer por dos en la prórroga en cancha sa. Otro cruce de aúpa.

El rival en la final no es un recién llegado a estas lides. Hizo su debut europeo en 1960 en la que fue la tercera edición de la Copa de Europa, ahora Euroliga. Fundado en 1920, lleva desde hace 65 años de forma ininterrumpida en la máxima categoría helena. El club blanquinegro vivió su máximo esplendor a principios de los 90. Ahora se cumplen 34 de su victoria en aquella polémica final de la Recopa ante el CAI Zaragoza en Ginebra, en la que sus aficionados provocaron varios incidentes. Al año siguiente, perdieron la final ante el Real Madrid. En 1994, ganaron la Copa Korac ante el Trieste a doble partido. Y en 1996, hincaron la rodilla en Vitoria ante el Tau en la final de la Recopa. Pasaron recientemente instantes de zozobra, pero ahí están, apoyados por el PAOK Sport Arena, con capacidad para más de 8.000 seguidores.

Pero vayamos al origen de este regalo de los dioses. El Bilbao Basket quiso darse prisa para voltear el asunto y eso le llevó a precipitarse en varias ocasiones. Un 7-0 ponía al cuadro de Ponsarnau en la pista de que se estaba gestando algo grande. Mostraba firmeza en el camino hacia la remontada. Cazalon trataba de erigirse en líder, con los jóvenes interiores Sylla y Bagayoko fajándose e igualando la contienda en las zonas. En esa línea, aunque más consistente el primero, dos mates de Bagayoko hicieron estremecer un Miribilla que mantenía la esperanza al inicio del segundo cuarto (26-16). Hasta que un 0-6 devolvió parte de la desazón de los 19 puntos en contra de la ida (26-22). Los vascos necesitaban una anotación alta, pero para esa receta hace falta meter mucho y rápido, a ser posible por la vía del triple. Al descanso, el panorama era desolador. Un 3/18 en el bando local y el desastre en el visitante: 0/10. Lanzamientos liberados, bien ejecutados, pero por la ansiedad y los nervios, llegaban las imprecisiones. El Dijon se apoyaba en Ware, un pívot tosco, rocoso, a la vieja usanza, que se mueve con fundamento bajo el aro con sus fintas y ganchos y que desbordaba ante los livianos interiores locales.

RESUMEN

97 - Surne Bilbao Basket (20+15+21+41): Frey (3), Abdur-Rahkman (19), Dragic (19), Gielo (4) y Sylla (6) -cinco inicial-; Pantzar (5), Rubén Domínguez (5), Cazalon (12), De Ridder (16) y Bagayoko (8).

68 - JDA Bourgogne Dijon (12+18+22+16): Julien (5), Ducote (2), Hrovat (10), McDuffie (18) y Sengfelder (4) -cinco inicial-; Booth (11), Kamardine (4), Dokossi (2) y Ware (12).

Árbitros: Julio Anaya (Panamá), Gintaras Maciulis (Lituania) y Mihkel Männiste (Estonia). Eliminado por faltas el visitante Hrovat (m.40).

Incidencias: Partido de vuelta de semifinales de la Copa de la Copa Europa FIBA disputado en el Bilbao Arena de Miribilla ante unos 6.192 espectadores.

El tercer cuarto fue un pulso entre las intenciones de abrir hueco del Bilbao y las del conjunto francés de hacerse no solo con la eliminatoria sino también con el partido. Hrovat, otro tipo con muchas conchas, encontraba buenas situaciones y faltas. Y Julien llevaba la batuta con mano firme. Booth no temblaba y era Sengfelder el que desentonaba. El juego se llevaba hacia el centro y a partir de ahí, distribuían al triple. Los os eran durísimos, saltaban chispas, aquello prometía ser largo. El Dijon empezó a poner un ritmo plomizo, a llevar el control del juego, con un McDuffie excelso. Todos se apoyaron en su enorme clase, sin advertir que iba a venir un derrumbe de los que hacen época. Dragic empezó a tomar las riendas, por jerarquía. Sentía que ha fichado en Bilbao para momentos así.

El Dijon empezó a verlo hecho. Cada vez que daba un estirón el cuadro de la ACB, lo paraba con un tiempo muerto o una falta dura que trataba de cortar las alas al rival. Las oleadas se frenaban con mucha templanza y nada hacía presagiar el despiporre. La dura misión había pasado a ser una quimera y se invocó a la esquizofrenia en este epicentro de los milagros. Rubén Domínguez no encontraba su tiro y resulta dos lanzamientos exteriores suyos prendieron la mecha. Bagayoko estaba rindiendo como un veterano. Un lío en una pelota que se perdió por línea de fondo muy protestada por De Ridder cambió el curso de la historia. Le pitaron técnica, Ponsarnau se encendió en la banda y McDuffie se volvió loco. Empezó a lanzar besos a la grada y esa actitud pésimamente calculada, una provocación en toda regla lamentable, fue la gota que colmó el vaso. Después, ya con la ruina establecida en el bando visitante en el suspiro final, repitió desmadres y fue descalificado. Ese enorme caos derivó en el 64-59 a 6:08. El tema aún se apretó más: 66-63 y el célebre 69-66. El Surne necesitaba un momento dinamitero y ya lo tenía. Metió el miedo en el cuerpo al JDA, que pisoteó el nombre de heroína que lleva (Juana de Arco), se quedó grogui, como un boxeador diluido entre las cuerdas mientras soporta un torrente de puñetazos.

La magia empezó a operar. Rahkman entró en combustión y el equipo bilbaíno hizo puntos como churros en el último cuarto, por abrasión, todo lo que tiraba le entraba. Una defensa muy agresiva, especialmente sobre el base Julien, disparó las carreras y esa aceleración se completó con triples, ahora sí, perfectamente calibrados. El ciclón perfecto. Había electricidad estática y química, mucha química. Allí no había táctica que valiese, sólo desenfreno, demencia... La plantilla y sus 6.192 gargantas pusieron el recinto en trance. Menuda fiesta, se recordará durante años. La plantilla, dominada por el arrebato embriagador, se lanzó a la Grada de Animación a celebrarlo como se merecía. Hasta Ponsarnau, del que algunos dicen que es demasiado serio, se puso unas gafas cómicas en la rueda de prensa posterior. Era una promesa y arrancó la carcajada de los asistentes. Los de la Peña Hirukoa, perfectamente hidratados, irrumpieron en la sala en pleno discurso del entrenador para invadirla con su verbena. En el vestuario, decenas de hojas con el 20, esa cifra que abría las puertas del firmamento, los ojos de un lobo, y el lema We can do do it (Podemos hacerlo) y Believe (Cree). El motor para dejar volar la imaginación por la estratosfera. Ponsarnau acabó empapado con la ducha de decenas de botellas de agua de sus guerreros. Y la gente se fue a casa más feliz que unas castañuelas y con briks de leche que regalaba uno de los patrocinadores, de muy buena leche a disfrutar del billete para la final. No se trata de entender semejante hazaña, basta con sentirla. Bilbao no es solo Athletic. Que por algo el Ayuntamiento le designó Embajador de la Villa. Esta preciosa leyenda arrancó en la previa con el Neptunas lituano, continuó con dos fases de grupos bravísimas, una en la vieja La Casilla, que también ha puesto su granito de arena, y va cogiendo su cénit con un cruce flipante ante el Tofas y otro conmovedor ante el Dijon. Pero la aventura no ha concluido. Tras medio año de viajes, siete países visitados, 18 partidos y ocho rivales distintos, esta peña se pide un último baile. Soñar no sólo no está prohibido, sino que ahora mismo es obligatorio.

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Ponsarnau: “Una pasada”

Jaume Ponsarnau itió que no encontraba palabras para definir lo que vivido este miércoles. “Ha sido una pasada. No encuentro palabras para definir la emoción de los jugadores al celebrarlo en el vestuario. El staff, el público... Ha sido guapo”, aseguró el técnico de los ‘hombres de negro’ antes de ser interrumpido en su comparecencia por un grupo de aficionados que le vitorearon.

“Estamos muy contentos por el equipo, el club y toda la afición se merece un premio como el que hemos vivido esta noche. A ver si nos sirve para dar un paso adelante y seguir representando a esta ciudad lo más lejos posible”, añadió. Sobre el partido, comentó que “pasase lo que pasase, siempre había tiempo” y “lo importante era buscar nuestro momento”.

“Nuestro compromiso era intentarlo a partir de que se podía conseguir. Ese momento ha llegado y ha cambiado el partido”, apuntó recordando el 69-66 que reflejaba el luminoso a 5.06 para el final desde el que llegaron al 97-68 definitivo. “Era el momento de Dragic y de Mars (Abdur-Rakhman) con su experiencia. También con Bassala (Bagayoko) ha sido un punto de inflexión, los dos rebotes ofensivos de Tjhijs (De Ridder), la defensa de Pantzar”, destacó Ponsarnau.

“Y con el hándicap de que nos faltaban dos jugadores súper referentes como Hlinason y Jones que nos hacían cambiar la propuesta defensiva, aunque creo que en este partido nos ha ido bien. Les hemos creado problemas y el equipo estaba muy enchufado”, añadió el entrenador del Surne Bilbao.

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Bagayoko: “Una pasada”

Bassala Bagayoko aseguró tras la espectacular remontada frente al Dijon que en el vestuario bilbaíno pensaban antes del partido que “era difícil, pero no imposible” levantar los 19 puntos de desventaja que encajaron en Francia. “Ha sido genial”, resumió el joven pívot africano de 18 años aún eufórico en la sala de prensa de Miribilla tras el triunfo que ha metido a los ‘hombres de negro’ en la final. “Yo estoy aquí y solo escucho que no puedo opinar. Xabi (Rabaseda), me decía todos los días que no era imposible y me decía que tenía que darlo todo. Y eso es lo que he hecho. Es el que me ayuda en todo, siempre está conmigo, m dice lo que tengo uy no tengo que hacer”, añadió el maliense maliense. Su espontaneidad provocó hasta ternura. Es un diamante en bruto. Debutó en sala de prensa: “Venía con ganas. Daba igual cómo pasaran las cosas. Si me tenía que matar con alguien, me lo iba a hacer, he venido con hambre”.

Dragic, exultante

Zoran Dragic, curtido en mil batallas y con recorrido en grandísimos equipos de Europa y en la NBA, celebró la clasificación para la final por todo lo alto. Eso demuestra la ilusión de este equipo y su enorme cohesión. Mejor no buscarle las cosquillas: McDuffie protagonizó gestos de provocación con el público y algunos jugadores locales lanzando besos para burlarse y el veterano jugador sacó toda su artillería.

“Bilbao va a estar en la final, donde merece. Siempre es bueno jugar finales, más con el Bilbao Basket. Desde el principio, hemos querido ganar este título y ahora estamos un paso más cerca. Confío en que podemos ganarlo porque lo merecemos”, comentó tras el duelo ante el Dijon. “No lo podíamos haber hecho sin nuestros aficionados”, recalcó.

La comunión con la grada impulsó al equipo hacia una remontada imposible y hacia la segunda final europea del club, tras la amarga experiencia de Charleroi. “Hemos demostrado lo que somos como equipo. Hemos sacado el carácter y todo el mundo ha dado un paso adelante”, valoró Dragic, que ha aportado su mejor versión en el momento de la verdad. El alero esloveno se mostró feliz y ambicioso: “En mi carrera he tenido muchos partidos importantes como este, pero la ambición nunca decae. Estamos muy felices y queremos más. Es como si hubiera caído y explotado una bomba atómica”.

Prelevic, una leyenda del PAOK también ha analizado la final: “Creo que la decisión de la directiva actual de jugar la FIBA Europe Cup fue muy inteligente. Hemos jugado muchos años la BCL, pero ahora tenemos una gran oportunidad de volver a ganar un título, que es lo que están deseando y esperando nuestros aficionados desde hace mucho tiempo”.

Toca hacer más historia 

El Surne Bilbao Basket tratará de conquistar el primer título europeo para un equipo vizcaíno profesional en la final de la Europe Cup. El único club del territorio que tiene en sus vitrinas un trofeo continental es el Bidaideak Bilbao BSR de baloncesto en silla de ruedas que en 2019 logró la Euroliga 1, la segunda competición europea, en la ciudad inglesa de Sheffield.

Para el Bilbao Basket será su segunda final continental después de la de la Eurocopa que jugó y perdió el 13 de abril de 2013 en la ciudad belga de Charleroi frente al Lokomotiv Kuban (67-75). El Athletic es el otro equipo de Bizkaia que ha luchado por un título
europeo sin éxito en las dos ocasiones en las que lo intentó. En la final de la Copa de la UEFA 1976-77 no pudo superar al Juventus italiano por el valor doble de los goles en campo contrario después de caer en Turín en la ida (1-0) y ganar en San Mamés en la vuelta por un insuficiente 2-1.

En 2012 el equipo rojiblanco dispuso de una segunda oportunidad en la final de la Liga Europa que le midió al Atlético de Madrid en Bucarest, pero el conjunto bilbaíno dirigido por Marcelo Bielsa cayó por un rotundo 3-0 en Rumanía.

Además, en rugby, el Xerox Getxo disputó en 1993 la Copa Ibérica que enfrentaba a los campeones de liga de España y Portugal, pero el quince gualdinegro cedió en el partido por el título disputado en su propio terreno de Fadura frente al Dramatico Cascais por 19-21. 

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