Reyes: “Los jugadores necesitan tiempo, con 17-18 años Pau Gasol no tenía el físico de luego”
El presidente de la ABP habla sobre los problemas del baloncesto actual y la falta de oportunidades para el jugador español. “No sé si todos los que nos han dado tantos éxitos con la Selección jugarían ahora en ACB”.


Alfonso Reyes, presidente de la ABP desde 2014, pide soluciones para que el baloncesto español no se quede atrás por no cuidar a sus jugadores. El mandatario cree que el primer paso para que haya más españoles en la Liga Endesa es que ésta iguale la definición de jugador de formación con la FEB, mucho más restrictiva.
Un año más, según el Informe de Migración de la FIBA, la ACB es la liga con más extranjeros, ¿se puede hacer algo?
Se puede hacer mucho y hay que hacerlo ya. Pero para eso debemos sentarnos todos los organismos implicados y tomar alguna medida. La proporción de jugadores españoles no es la más adecuada y todos lo sabemos. Esto es una bola que lleva mucha inercia y cambiar esa tendencia no va a ser de un año para otro. ¿Qué podemos hacer? Lo primero igualar las definiciones de jugador de formación. En la FEB un chaval llega con 15 años y en tres temporadas es jugador de formación, sin embargo en ACB, puede llegar en el segundo año de júnior, con 17, que yo diría que ya está formado. Debemos aspirar a que el jugador de formación tenga sentido, porque se haya formado ya aquí.
¿Qué opinan, desde la ABP, sobre el hecho de que las canteras estén llenas de jugadores procedentes de otros países?
No lo veo bien y, de hecho, no lo ve bien nadie. A veces se echan la pelota unos a otro; que si es cuestión del CSD, que si es de los clubes, que no puede ser que en las competiciones autonómicas haya tantos jugadores extranjeros… Todos reconocemos el problema y las soluciones están ahí. Lo fácil es decir que no se puede hacer nada y seguir con este statu quo. Eso no nos beneficia. Necesitamos más jugadores. Hay mucho talento en nuestro baloncesto. Evidentemente la generación del 80 no va a volver, pero yo formo parte de una generación anterior, de jugadores quizá sin el inmenso talento que tuvieron ellos, pero que ganábamos medallas también. Era porque ese talento se desarrollaba jugando. Que haya un jugador español más en cancha no va a hacer que nuestra liga sea peor. En ABP se defiende a todo jugador, nos da igual de dónde venga, pero hablando con los jugadores extranjeros, muchos de ellos tampoco creen que la proporción de españoles sea buena. Saben cómo han pasado una travesía en el desierto en sus países, ya sea en Italia, Serbia, Alemania, Grecia… pero ya están otra vez emergiendo. Y lo que no podemos hacer es quedarnos atrás por no cuidar a nuestros jugadores.
López-Arostegui y Juancho calificaron de “vergüenza” que algunos equipos ACB no tengan españoles.
Es el sentir general, pero no sólo de los jugadores. La Selección es el motor del baloncesto y cuanto más fuerte sea, mejor para todos. Eso lo entienden también los clubes, pero ver ahora a un español en pista es complicado. No sólo la proporción en número sino en calidad de juego. Porque ese 25% se ve reducido bastante más en cuanto a impacto. No vamos bien. Suficientemente bien lo hacen los jugadores para el poco impacto que tienen en nuestra liga.
Está el otro lado. Dani Miret, técnico del Joventut, decía que a los clubes les interesa un cierto equilibrio, pero que hay inmediatez de resultados; y Marc Gasol hablaba del peligro de jugártela con tres chavales de 20 años y bajar a Primera FEB. ¿Entiende también esa postura?
La cuestión es que juguemos todos con la misma baraja y, en esa baraja, tiene que haber más jugadores españoles. En Alemania los clubes han llegado a un acuerdo para que haya seis en su liga y son campeones del mundo. No quiere decir que sea una consecuencia directa, pero seguramente haya ayudado.
El Madrid y el Barça sí que tiene una mayor proporción de españoles en sus plantillas: Llull, Abalde, Garuba, Abrines, Brizuela, Juan Núñez, Willy...
Es muy positivo, pero tampoco una varita mágica. Por poner más españoles no vas a ser campeón. Lo que está pasando ahora es que se está reduciendo tanto el número que el embudo se va estrechando cada vez más. Cuanto mayor sea el abanico mejor será para los clubes y para la Selección. Es bueno para todos. Si hay más aficionados habrá más interés, y por lo tanto, entrarán más patrocinadores.
¿Hay alguna forma de suavizar el salto de las categorías de formación a la profesionalización?
La Primera FEB se ha convertido en una liga muy potente, pero no debemos olvidar, y creo que la FEB no lo ha hecho, que es una liga interesante para la formación de jugadores. Lo que no puede hacer la Primera FEB es parecerse a la ACB en lo malo, tiene que ser al contrario: fomentar el talento, el desarrollo de los jugadores españoles, para que la ACB haga lo mismo. Hay jugadores que a los 18 años les falta madurez física, táctica y mental. Necesitan tiempo. Pau Gasol con 17-18 años no tenía la presencia física que tuvo luego. Antes había una liga juvenil que tenías dos años más de formación, pero ha desaparecido. No sé si todos los jugadores que nos han dado tantos éxitos con la Selección jugarían ahora en ACB.
En la Selección, por las bajas, se han visto muchas caras nuevas.
Las Ventanas han tenido una ventaja: muchos jugadores han podido debutar con España. Hemos visto que hay muy buenos jugadores, pero no hay un gran abanico. Pero estoy seguro de que no hay menos talento físico, técnico y mental que hace 30 años.
¿Considera que la selección actual se parece más a la que vivió usted?
La Selección que yo viví fue la precursora de los grandes éxitos. Sabíamos que no íbamos a conseguir siempre medalla, pero que íbamos a pelear por entrar en semifinales. ¿Cuál es la diferencia? En aquella época tenías a 100-120 jugadores para elegir y ahora tienes 60 o menos.
¿Sigue habiendo un problema con las nacionalizaciones?
Desde luego. Además de los dos extracomunitarios, hay una media de otros dos jugadores y pico con pasaportes legales, pero éticamente cuestionables. Empezó con los matrimonios de conveniencia, siguió con los pasaportes exprés… tampoco ha ayudado mucho las nacionalizaciones por carta de naturaleza de jugadores sin vinculación. Además, la exigencia requerida, que jueguen un partido con esa selección, me parece muy pobre.
Están personados en el caso Slaughter, ¿cómo está el asunto?
Se celebró el juicio y estamos a la espera de ver lo que ocurre. Hay que intentar que no vuelva a suceder, que no volvamos a vivir semejante bochorno en nuestro baloncesto. Es probable que hayan sido fraudulentos muchos otros pasaportes, pero no se ha llegado a este nivel de chapuza
Ya lleva más de una década en los despachos. ¿Por qué decidió dar el paso como presidente del sindicato?
Después de jugar me puse a trabajar en mi otra profesión, en la de ingeniero de caminos, y siete años después me llamaron varios jugadores para que presidiera el sindicato. José Luis (Llorente) lo quería dejar y pensaron en mí. Me hizo mucha ilusión volver a mi otra profesión y hemos firmado hace unos años un convenio que era mejor y hemos conseguido, sobre todo, dar bastante importancia al día después: mentalizar a los jugadores para que piensen en lo que viene. Cuando yo entré no se le daba tanta importancia y en eso sí que creo que hemos sido pioneros. La vida del deportista es muy bonita, pero tiene trampa. Y la trampa es que cuando acabas, lo haces a una edad importante para entrar en el mercado laboral. También hacemos cursos de fiscalidad, de gestión de patrimonio. Nunca dirigiendo; nosotros los intentamos formar y luego que sean ellos los que decidan. Las consecuencias físicas y mentales, si no estás preparado para lo que te viene después, pueden ser grandes.
¿Cuáles son las principales quejas y peticiones de los jugadores?
Ha habido de todo. El tema de la situación, estos últimos años, del jugador español ha sido una de ellas. Como los jugadores tienen tan poco tiempo, hay veces que hay que movilizarles, que sean conscientes de lo que hay fuera y de lo que les va a venir. No queremos ser pesados, pero sí que sepan que estamos ahí y que no duden en llamarnos para intentar solucionar cualquier problema. Entiendo que a un jugador que esté de paso le dé igual, pero tarde o temprano, si están tiempo aquí, verán que nos necesitan. A diferencia de otros sindicatos, tenemos claro que nuestro único cliente es el jugador y que debemos ser independientes. Aquí, por desgracia, sólo se han podido conseguir cosas a base de convocatorias de huelga, de lucha, de demandas a la ACB… La última vez tuvimos un serio enfrentamiento con la Federación porque entendíamos que no era buena idea la nacionalización de un jugador que no tenía ninguna vinculación con nuestro baloncesto. Quizá lo fácil hubiera sido no decir nada, pero nosotros estamos para intentar defender a los jugadores y al baloncesto español. Y vamos a seguir haciéndolo. No le debemos nada a nadie. Aquí no nos casamos con nadie.
¿Ha cambiado un poco la visión con Lorenzo Brown?
Es un tío muy majo, educado, muy buen jugador. Y ya, como dicen por ahí, es de Albacete. Lo que pasa es que no nos gustan ese tipo de movimientos. Nos costó, y a mí en concreto con Jorge (Garbajosa), que la relación se rompiera. No hay que tomarse las cosas de forma personal, hay que entender lo que hace cada uno. Pero lo volveríamos a hacer.
¿Hay cierta preocupación de los jugadores por el calendario?
Evidentemente. En nuestra liga tenemos varias realidades: equipos que juegan una vez por semana y otros que lo hacen tres. En la ACB no ha cambiado el número de partidos desde tiempos inmemorables, pero la Euroliga ha ido metiendo más. Y parece que a la asociación europea nacida de la Euroliga no le importa que vaya a haber 20 equipos, que serían cuatro partidos más. Es insostenible por la salud de los jugadores. Ahora vamos a hacer lo que hay que hacer: sentarnos con la ACB para hablar de los campos, de los vinilos… para que no se produzcan accidentes. Y eso es lo que hay que hacer: sentarnos tranquilamente a hablar e intentar encontrar soluciones entre todos.
Con tantos cambios cada verano en los equipos, ¿hay un problema de identificación en el baloncesto?
Esa rotación no es buena. Muchas veces se nos olvida quién es el que paga la fiesta, que son el aficionado y el patrocinador. El patrocinador se meterá si hay aficionados a los que les sigue gustando este maravilloso deporte. Estoy seguro al 100% de que sigue habiendo muchísimo amor por el baloncesto, lo que no tenemos que hacer es ir matando ese amor. Y ¿cómo se le mata? Con falta de identificación, con una rotación de jugadores que no sabes ni quién juega esta semana… Sería bueno que hubiera algún partido en abierto, que la Selección siga siendo potente… No es tan difícil llegar a estas conclusiones. Las soluciones pueden ser complejas, pero tengo claro los primeros pasos: igualar la definición de jugador de formación, intentar que ese talento se desarrolle en la cancha.
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