Una doctora apunta cuántas veces a la semana y cómo debe ducharse una persona mayor de 65 años
Menos jabón, duchas más cortas y una hidratación constante son clave para mantener la piel sana, es lo que apunta esta dermatóloga para la higiene en la tercera edad.

Para muchos y muchas, ducharse a diario es sinónimo de higiene y bienestar. Sin embargo, en el caso de los adultos mayores, la frecuencia ideal con la que se debe tomar una ducha no es una cuestión de costumbre, sino de salud dermatológica.
A partir de los 65 años, el cuerpo atraviesa una serie de cambios fisiológicos que obligan a adaptar incluso los hábitos más rutinarios. Uno de ellos es el baño. La piel envejecida se vuelve más fina, seca y propensa a irritaciones, por lo que un exceso de higiene puede volverse contraproducente.
Según portales especializados como el francés Sante, lo recomendable para estas edades es entre dos y tres veces por semana, utilizando jabones suaves, sin tensioactivos agresivos, y siempre con agua tibia. Esto no significa que se deba renunciar a la limpieza diaria, sino que se puede complementar con una higiene localizada: axilas, zona genital y entre los dedos de los pies deben mantenerse limpias cada día.
La dermatóloga Sylvie Meaume, jefa del Departamento de Geriatría, Heridas y Cicatrización del hospital Rothschild, en Paris, explica en una entrevista para el medio citado, que con la edad “la piel se vuelve más seca y pierde la capacidad de producir sebo, la sustancia natural que la protege”. Por ello, una limpieza excesiva —sobre todo con jabones fuertes o agua muy caliente— puede dañar la barrera cutánea y eliminar bacterias beneficiosas.
Pero esto no es solo cuestión de higiene
Además de prevenir infecciones y malos olores, la ducha puede tener efectos positivos sobre la circulación sanguínea y el estado de ánimo. No obstante, Meaume insiste: las duchas deben ser breves entre 3 y 4 minutos, en acuerdo también con lo que apuntan los investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard. El secado, por otro lado, debe hacerse con toques suaves, nunca frotando, coinciden.
Para cuidar mejor a la piel, la experta también recomienda el uso de una crema emoliente adecuada que ayude a restaurar la barrera cutánea y a mantenerla protegida frente a las agresiones externas. Por supuesto, matiza, las recomendaciones deben ajustarse a la realidad de cada persona. El clima, el nivel de actividad física, el estado de salud y la autonomía son factores determinantes. Si una persona mayor realiza ejercicio o experimenta sudoración excesiva, puede necesitar ducharse con mayor frecuencia.
Pero en definitiva, como en la mayoría de aspectos, el mejor consejo es escuchar al propio cuerpo. El baño es un gesto de bienestar y cuidado personal, pero no deja de ser algo a lo que uno se adapta, a su manera, individualmente.
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