Un hombre negocia una mesa de segunda mano por 30 euros y acaba siendo una joya histórica: “Me duele el corazón”
En muchas tiendas de antigüedades se venden a menudo, objetos o piezas muy valiosas a un precio muy bajo y algunas de ellas cuentan con una historia y un pasado memorable.

Son muchas las personas que disfrutan paseando por los pasillos de las tiendas de muebles de segunda mano. En cada rincón de la tienda puede haber un tesoro oculto con una apasionante historia detrás, ya sea al fondo de un estantería, debajo de una alfombra e incluso en lo alto de una pila de libros. Todos estos muebles esperan recibir una segunda, tercera o cuarta oportunidad, que mientras acumulan polvo en estas tiendas, pueden tener detrás una profunda historia conectada a un gran linaje.
Jean-François Marchais, un ex-bombero de 62 años, ha encontrado en estas antigüedades una de sus mayores pasiones, por lo que se ha convertido en coleccionista y comerciante de antigüedades con un alto valor histórico. En una de sus visitas a la boutique Emmaüs de Châtellerault, en Viena, se encontró con un un tesoro al que no pudo resistirse, sin embargo, en primera instancia no sabía la relevancia que tenía aquel objeto. El artilugio era una pequeña mesa de roble con ruedas de bronces que consiguió regatear hasta los 30 euros.
“La mesa estaba fuera de lo común y tenía algo especial”
Pese a ser una mesa sencilla, sin ningún detalle especial, Marchais pensó que “tenía algo especial”. Tras llevarla a su domicilio e inspeccionarla el coleccionista encontró en su madera bastantes inscripciones que podían dar cuenta de su origen de la Guerra Mundial. De esta manera, el coleccionista señala que era propiedad de la Guardia de Muebles de la Corona Real, y MLR, que se refiere a la istración de los Menus Plaisirs du Roi. Por tanto, esa mesa que únicamente le había costado 30 euros, era de la Royal Crown Furniture Storage Unit, es decir, propiedad del Estado y había acabado siendo un auténtico tesoro histórico.
Devolución al Estado
Nada más percatarse de su descubrimiento, el coleccionista se puso en o con la Mobilier National, la istración que en la actualidad se encarga de los bienes estatales y que confirmó que la mesa había sido fabricada en 1821 para el bautismo del duque de Burdeos, nieto de Carlos X de Francia. El mueble estuvo en el inventario de las Reservas Nacionales del Mobiliario desde 1894, sin embargo, en el año 1950 se llevó a cabo un nuevo inventario y la mesa no fue encontrada. “Probablemente se perdió durante la guerra y desapareció del radar durante casi 80 años antes de que lo tuviera en mis manos”, señala Marchais.
Una vez detectado su origen y confirmarse que el artilugio pertenece por propiedad al Estado, los agentes del Mobilier National deberán recogerla para ser devuelta a su dueño original. “Me da un poco de tristeza porque es un mueble con una gran historia con todas estas inscripciones, pero estoy feliz de devolver al Estado algo que probablemente fue robado”, añadió Marchais. No es la primera vez que este coleccionista se encuentra algún tesoro histórico, ya que su mayor pasión es investigar y visitar distintas tiendas de antigüedades, que lo han llevado en ocasiones a encontrarse con auténticos tesoros ocultos, como es el caso de esta mesa. Por otro lado, Jean-François Marchais, afirma que compró hace un tiempo unas sillas que cree que podrían haber pertenecido a María Antonieta, lo que supondría una valiosa recuperación del patrimonio histórico de la realeza sa: “Estoy investigando su origen para confirmarlo” apunta.
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